NARRA ALICE
¡Ya no tengo resaca! Lo cual es bastante genial.
Hoy es lunes, así que tengo escuela. Eso ya no es tan genial.
¡Pero vamos a ver a Alex! Eso es asombroso.
Si... no tanto. Hace apenas unos días que lo conozco y ya desperté semidesnuda a su lado en una fiesta.
Claro, porque sueles dejar eso para la segunda cita.
Cállate.
A todo esto, ya estoy llegando al colegio (¡a tiempo!). Veo a Sam y a Nick sentados bajo la sombra de un árbol, con lentes de sol puestos.
- Hola, nenes -dijo mientras me siento-. ¿Cómo amanecieron hoy?
Noto que ambos se ruborizan y sueltan risas nerviosas.
- Pues... en mi casa. Sí, eso, amanecí en mi casa -balbuceó Sam.
- Eres una terrible mentirosa, ¿lo sabes verdad?
Y entonces, escuchamos el alegre sonido que nos avisa que el momento de entrar en la cárcel ha llegado.
- Salvados por la campana -escucho a Nick murmurarle a Sam.
A veces pueden ser bastante idiotas, como si no me diera cuenta de que algo pasa entre ellos. Me levanto y dirijo hacia las puertas de mi amado colegio.
- ¡Caballito! -escucho a Mía gritar detrás de mi. Antes de que me pueda dar cuenta, salta sobre mi espalda y se ataja por mis hombros, yo agarro sus piernas que me rodean la cintura.
- ¿Qué te pasa, maldita loca? -tropiezo un paso debido al impulso de su salto.
- ¡Corre como el viento, Tiro al Blanco! -grita en mi oído.
- Listo, ¡te bajas! -le suelto las piernas y ella salta al piso.
- ¿Cómo está mi mejor amiga en todo el mundo? -sonríe y besa mi mejilla mientras caminamos al salón.
- Estás especialmente contenta hoy -. Digo sonriendo
- Lo sé, es la fiesta. Me pone contenta.
- Lo que te va a poner contenta es acomodar todo el desorden -me burlo riendo y ella para de golpe-. ¿Y ahora qué te pasa?
- Mierda -murmura-. Es cierto, no acomodé nada, está todo hecho un desastre.
- ¿Es en serio? -asiente asustada- ¿Cuándo vuelven tus papás?
- Pasado mañana -susurra.
- Bueno, bueno. Eso tiene solución: vamos a tu casa hoy, luego del colegio, y acomodamos todo; lo mismo mañana. Para pasado terminamos seguro - veo a Mía esbozar una gran sonrisa.
- Tienes razón. Es muy simple, en realidad. ¡Te amo, te amo, te amo!
Me abraza fuerte y entra al aula dando saltitos. Ya me imagino lo lindo que la voy a pasar hoy aguantando a una Mía-alegre-al-mil.
~#~
NARRA ALEX
Anoche no conseguí dormir casi nada. En total, habrán sido unas tres horas. Agarro mi mochila y me pongo unos lentes de sol. En el comedor veo a mi padre desayunando.
- Buen día -dice con la boca llena de pan. Mascullo un "hola" y me siento con él a la mesa-. ¿Por qué los lentes? -pregunta, yo me los saco y le muestro las ojeras bajo mis ojos-. Entiendo.