TREINTA Y NUEVE

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Pateo mi espada hacia arriba y la atrapo. Sostengo la espada y la navaja delante de la Reina del Mar.

Sisea.

—Justo como todo un humano, dependes de las armas para matar.

Con una mano en lo alto, la Reina del Mar levanta un cuerpo de agua y lo lanza hacia mí. Me aparto del camino, pero el borde de la gran ola me sujeta el tobillo y me hace girar en el aire. Aterrizo patinando y el hielo quema mi pierna a través de la tela.

Me mira con una diabólica expresión de satisfacción y luego alza su mano una vez más. Me preparo para el impacto, pero el golpe nunca llega. En su lugar, envía un martillo de agua hacia una línea de media docena de mis hombres. Los envuelve al instante y luego los arrastra hacia el pozo de garras de sus monstruos.

Gruño y tiro mi espada en su dirección, pero rebota en su piel de vidrio.

—Tonto —escupe—. Ilthia anóitos.

—Ya perdiste —le digo, poniéndome en pie—. Tengo el Cristal de Keto. Felix no pudo quitármelo.

A pesar de ello, no me siento seguro. El cristal había zumbado antes, pero ahora se siente como un peso muerto en mi bolsillo.

La Reina del Mar retrocede al ver el cristal en mi mano.

—Me aseguraré de que él sea castigado por eso cuando esto termine — dice, deslizándose hacia atrás—. De hecho, creo que ya está recibiendo su castigo.

Sigo su línea de visión y me congelo.

Del otro lado del camino, Felix está luchando contra Jisoo. La princesa lo empuja bruscamente contra un pilar de hielo, y él se impulsa para blandir su espada contra su pecho. No tengo que escucharlas para saber que Jisoo se está riendo. Felix puede ser un asesino en el océano, pero Jisoo es una guerrera de Págos, y en tierra y en nieve y, especialmente, en esta montaña, eso significa mucho más. Los de Págos están entrenados para ser despiadados y para ella, Felix es tan sólo un tritón. Pero ahora es presa fácil.

Algunos miembros de mi tripulación lo rodean, con sus espadas ansiosas por apuñalar al traidor. He perdido de vista a Hyunjin y a Seungmin, pero incluso si estuvieran cerca, no sé lo que harían. Si ayudarían a Felix o a Jisoo.

Jisoo levanta una mano para mantener a mi tripulación atrás, para señalar que lo quiere para ella.

Felix tuerce su brazo para golpear, pero ella lo esquiva y luego le da un fuerte revés en la mejilla. Casi puedo sentir el impacto. Él escupe y, en el siguiente momento, Jisoo lo agarra con brusquedad, rasgando la tela sobre su hombro. Felix patea, pero cuando Jisoo lo golpea esta vez, él cae al suelo.

La princesa de Págos saca una pistola de su funda y la Reina del Mar hace un sonido de advertencia.

—Mira —ronronea—, igual que todos los humanos.

La falta de preocupación en su voz me impresiona más de lo que debería. Es un juego para ella. Todo, desde esta guerra hasta la muerte de su hijo.

Permitiría que Felix fuera asesinado para que yo pudiera cargar con la culpa. Ella se negaría a salvarlo para que yo fuera deshonrado cuando lo intentara.

Me precipito hacia ellos antes de pensar en un plan coherente, y la Reina del Mar me permite abandonarla en las profundidades acuáticas. No necesito mirar hacia atrás para saber que me está mirando con una sonrisa satisfecha.

Sonriendo mientras hago su trabajo sucio, como otro de sus vasallos.

Llego demasiado tarde.

Algo se estrella contra Jisoo y la hace resbalar tres metros sobre la nieve. La sirena gruñe, con su cabello castaño rizado cubriéndole los ojos. Jisoo arquea los hombros, se humedece los labios y luego salta una vez más.

mar adentro 「chanlix」 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora