Capítulo 1: No puede ser

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    Soledad, pura y completamente soledad me rodea. Ya ha pasado tanto tiempo y aún me siento solo, podrá ser absurdo, pero yo la extraño, es la verdad. Perder el amor no es una cosa que se olvida de un día para el otro, y menos en mí caso que jamás me llego el memorándum de que la perdería. La vista de la puesta del sol en mi apartamento es simplemente perfecta, pero falta algo, mejor dicho alguien, mi hermosa Charlotte. Todos los recuerdos de aquella noche en que la vi en el ataúd, fría y sin ese rayo de  alegría, en su bello rostro no quedo nada de la mujer que conocí, llore hasta que no salió nada más, el Señor Taylor era un muerto viviente y yo, bueno, solo me habían quitado el corazón. Toc, Toc. Se escucha en mi puerta, quien no toca el timbre hoy en día.

- Voy, un momento- digo con un grito hacia la puerta y cuando la abro me encuentro parado ahí, el señor Taylor, mi sorpresa es palpable.- Señor Taylor, que sorpresa, pase, pase.- logro articular.

- Buenos días Ryan, disculpa por no avisar de mi visita, pero necesitaba contarte algo - dice con la misma voz con la que lo conocí, frialdad pura.

- Siéntese por favor, le ofrezco algo de tomar, un café, una copa....- le digo con la amabilidad más sincera con la que  puedo contar.

- Una copita no me parece muy mala idea......espera mejor un café....a mi Lottie no le hubiera agradado que lo hiciera -cada palabra la dice en forma de susurro, Charlotte, mi Lottie.

- Claro señor, y dígame en que le puedo ayudar - le digo porque en verdad el casi nunca se aparecía en mi departamento o en mi trabajo, algo tendría que ser muy importante para que él se encuentre aquí, principalmente porque ser acerca una fecha que me rompe el alma.

- Como ya sabrás, se acerca el aniversario de mi pequeña Charlotte, y como su última voluntad, dejare sus cenizas en el mar, y quería que estuvieras enterado, eras muy importante para mí hija - dijo como si fuera de lo más normal, de hecho, Lottie  siempre lo mencionaba, que si ella muriera, quería ser cremada y no ser comida por los insectos. Ser esparcida por el mar, el cual ella siempre amo.

- Eso suena increíble señor....cumplir su ultima voluntad - dije con cierta frialdad.

- Hijo... - me ha dicho hijo, el jamás me lo había dicho-  ...Sé que esto ha sido demasiado para ti, pero bueno era mi hija y me encargare de cumplir con todo lo que ella soñaba....bueno casi todo -

- Entiendo señor, le repito, me parece increíble que cumpla con los deseos de Lottie, pero esto me lo pudo haber dicho por teléfono - le dije con un poco de irritación, simplemente la mención de ella se me parece un poco molesto.

- Quería preguntarte, si querías acompañarme....a dejar a mi hija donde ella deseaba descansar, en la casa de playa - lo dice con una sinceridad, que en mi corazón destrozado empieza a sentir algo.

- Gracias, pero la verdad no se si podre, en mi trabajo las cosas están muy movidas últimamente - y no era mentira, en mi trabajo era el gerente desde hace poco de tres meses, y mis obligaciones eran muy exigentes de tiempo.

- Comprendo, pero, se muy bien de que no has tomado vacaciones desde hace más de dos años, no te negaran unos días - y no mentía, en mi trabajo eran increíbles y te daban las prestaciones y días que merecías, pero desde ese día, yo no quería tomar ningún día libre, todo para evitar pensar en ella.

- No lo se, lo pensaré señor, quiz...-

-Quizás nada, Ryan Bickman, vendrás conmigo, ha esparcir las cenizas de mi hija y pensaras en lo hermosa y buena que era y no dejaras a este viejo solo, y te despedirás de ella como debe ser, déjate de podrirte en el trabajo y seguir con tu vida.....acaso eso no es lo que hubiera querido Charlotte - lo dice, con la cara roja de coraje y con los ojos rojos, lo ha dicho y ya no es una invitación, es una orden.

LÁGRIMAS DE ÁNGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora