Capítulo 3

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Los días transcurrían en el hospital y se hacían más y más aburridos. Horacio no tenía visitas, así que cuando recibía al Doctor Muerte para la hora del chequeo o simplemente para escapar de sus obligaciones y hacer ver que estaba trabajando, el muchacho era feliz por tener alguien con quien pasar el rato. Asimismo, seguía muy preocupado por no tener noticias de Gustabo y seguía con la esperanza de que el superintendente le visitase pronto para aclarar su mente y dejar de sobre saturarse por las teorías que su mente ingeniaba. ¡Ya llevaba una semana desde que había salido del coma, ya era hora de que Conway le diera respuestas!

Sin embargo, sus aburridos días tampoco se podían poner en espera simplemente porque su jefe no apareciera y por el momento su máxima prioridad era recuperarse. Aunque no pudiera recuperar sus memorias si no tenía ningún estímulo externo para ello, al menos intentaría mejorar físicamente y finalmente había llegado el día de intentar volver a andar por su cuenta.

Sobretodo, no te sobre esfuerces. Si te mareas o te duele mucho la costilla al moverte, no dudes en decirlo. —Claudio siempre sonaba calmado en aquellas explicaciones sobre su salud y a veces le era difícil diferenciar a Horacio si era por su dedicación a su oficio, o bien si era que estaba preocupado por él.

¡Entendido! —Lo último que quería era darle más trabajo a Claudio por un mareo que terminase mal.

Horacio no podía levantarse por si mismo, es decir, de hacerlo su costado tiraría y sentiría un dolor muy intenso en esa zona, por lo que no le quedaba más remedio que levantar los brazos y que otra persona le ayudase a dar ese empuje con las manos por debajo de sus axilas para ayudarle a ponerle en pie. Obviamente Claudio no dejaría andar como si nada hubiera sucedido a Horacio, por lo que había traído un andador porque tuviera un punto de apoyo.

Era frustrante para Horacio verse de esa forma: No quería verse como un invalido, pero era más que consciente que no podía hacer una vida normal. No hacía que la situación fuera menos irritante.

Vamos a probar de andar un poco por el pasillo. —Claudio había terminado de colocar la bolsa de la medicación en un gotero portátil, por lo que la vía que tenía en el brazo no iba a ser un problema que le mantuviera atado en la cama.

¡De paseo! —A pesar del dolor, Horacio no podía evitar estar emocionado: Poderse poner en pie era lo más excitante que le había ocurrido en los últimos días.

Los pasos de Horacio eran cortos y era como si su cuerpo le recordase a su cerebro que llevaba muchos días sin hacer esa acción tan rutinaria y, por lo tanto, debía ir con cuidado. Claudio le seguía de cerca portando su gotero, así ambas manos de Horacio podían estar ocupadas en el andador y en ningún momento se sintió presionado por su ritmo tan lento.

Se acercaron a uno de los ventanales del pasillo y Horacio se quedó embobado en el buen día que hacía, con un sol radiante al horizonte. Horacio nunca había sido alguien demasiado casero, en el aspecto de que antes de llegar a la ciudad tampoco había tenido un lugar al que denominar hogar y regresar cuando se encontrase mal. Su hogar siempre había sido donde estuviere Gustabo, pero nunca un lugar físico. Eso le provocaba que estar tantos días recluido entre cuatro paredes se le hicieran un tanto largos.

¿Podemos salir fuera? —Horacio preguntó con algo de miedo, existiendo esa posibilidad de que Claudio dijera que no. Aunque no se refería a salir fuera en el aspecto de salir del recinto hospitalario, sino salir a que le diera el aire.

¿No estás cansado?

Quiero que me dé el sol y sentir el aire directamente a la cara...

Dreams or memories || MuertacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora