CAPITULO 6

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Tres meses, eso es lo que tengo de tiempo para poder prepararme, y para poder disfrutar de este bello lugar, que para variar es mío, y de paso tengo que cuidar a toda esta gente incluyendo a mi familia.

Cuando llego a mi casa aquella noche, tomo un baño y me pongo ropa limpia, la más cómoda que encuentro. Al bajar para cenar mi hermano y mi madre ya se encuentran poniendo la mesa.

-          Hey enana, mira lo que a preparado mi madre – dice Tall mientras me ofrece un plato lleno de una carne bañada en salsa – es guisado

-          Si, ya me e dado cuenta – digo empujándolo hacia la mesa – se ve buenísimo mamá.

-          Claro, es que Magdalena me ayudo a hacerlo – dice ella mostrándome un gran sonrisa.

Magdalena es la cocinera de la familia de Henrie, es una chef extraordinaria, o bueno eso me ha contado Pam.

El teléfono suena estridentemente sacándome de mis pensamientos.

-          Si buenas noches – dice Tall que ha corrido a contestar - ¡Oh! Si, ya te la paso – dice ofreciéndome el teléfono – toma Mar.

-          Gracias – digo tomándolo - ¿hola?

-          Hola Mar, soy Henrie – su voz es tan suave que no me cuesta nada reconocerla.

-          Si, hola Henrie, ¿a ocurrido algo? – pregunto. Como es un poco extraño que llame a esta hora.

-          No, nada por el estilo, es que… solo quería saber si puedo llegar más noche, por ti – dice un poco dudoso.

-          Mmm…  pues ahora estoy por cenar, pero si claro pasa como a eso de las 8:00 ¿te parece? – digo observando el reloj que marca las 6:30

-          Si, claro, estupendo, solo quiero mostrarte algo – dice demasiado entusiasmado.

-          Ok entonces hasta pronto – digo tratando de sonar entusiasmada, aunque este un poco nerviosa.

-          Genial, nos vemos – dice. Y suena el tú… tú que finaliza una llamada.

Cuelgo el teléfono y me siento al lado de Tall que esta esperándome para cenar.

-          ¿saldrás? – dice mientras toma una porción de guisado.

-          Mmm… si – digo embozando una sonrisa.

-          Bueno entonces come ya – dice mi madre devolviéndome la sonrisa.

Cuando termino de cenar tomo mi plato y lo pongo en el fregadero, luego subo corriendo a mi habitación y tomo unos jeans y una camiseta. Bajo a la sala a esperar.

-          Y… como te va con lo del plan – dice Tall que emboza una sonrisa.

-          Bueno, estupendamente bien, aunque… necesito de tu ayuda – digo mordiendo mi labio inferior.

-          ¡Ja! Sabia que no podías vivir sin mi – dice dándome un leve golpe en el hombro - ¿en que me necesitas? – dice ya en tono serio.

Bueno, es que para robar el avión necesito que me acompañes – después de esto le cuento todo lo de anoche y mi plan. Desde ir con el a pedir perdón y una segunda oportunidad, hasta el tiempo de plazo que nos resta.

En serio ¿solo tres meses? – dice un poco desilusionado.

Mira el lado positivo, dentro de tan solo tres meses estaremos por fin libres – digo sonriendo.

El timbre suena y mi madre corre a abrir, como siempre lo hace.

-          Buenas noches señora – dice Henrie mientras le muestra una de sus sonrisas encantadoras - ¿esta Mar?

-          Si, por supuesto – dice mi madre que me hace una seña para que me aproxime.

-          Hola – digo sonriendo al verle tan informal como nunca lo había visto, lleva unos vaqueros negros y camiseta verde, con unas botas cafés un tanto desgastadas.

-          Hola ¿nos vamos? – dice el ofreciéndome una calurosa mano que cada vez se va haciendo mas familiar.

-          Si, claro – tomo su mano y me despido de mi madre.

Henrie me dirige afuera y me susurra algo que no logro entender.

-          Muy bien señorita Mar ¿Qué le parece si cierra los ojos? – dice mientras pasa una mano por su cabello que esta alborotado, y de alguna manera me doy cuenta que es muy guapo.

-          Bien, pero…

-          Pero nada – dice riendo tan delicadamente que atrae toda mi atención.

Cierro los ojos y siento su mano en mi cadera para “dirigirme” pero en realidad solo me ha causado que pierda el control y caiga.

-          Mierda – dice Henrie mientras me ayuda a levantarme.

-          No pasa nada – digo riendo tontamente.

Toma mi mano y me dice que cierre los ojos, que esta ves el me sostendrá. Cuando por fin llegamos donde quiera que sea este lugar, me dice:

-          Ábrelos – frente a mi encuentro una motocicleta roja, un tojo tan brillante. Hermosa.

-          ¡Oh por Dios! – digo acercándome y tocando desde el freno hasta los asientos.

-          Es de nosotros – dice Henrie dándome una sonrisa encantadora – andando – dice mientras se monta, y yo lo sigo – agárrate fuerte – es lo ultimo que escucho, después solo escucho el ruido del viento fuerte que golpea mi cara.

El sonido del viento es nuestra compañía hasta que llegamos a un lugar tan oscuro que solo veo los ojos verdes de aquel chico que conocí tan extrañamente, y que hasta ahora ha sido mi compañía extraordinaria de cada día.

Nos bajamos de la motocicleta y el me toma la mano, me lleva hasta un sendero con una luz tenue sobre nuestras cabezas. A lo lejos se divisa un ancho balcón.

Al acercarnos al balcón observo el mas hermoso paisaje que e visto en mi vida. El mar, la luna y las estrellas colocadas tan ordenadamente en un cielo azul marino, que baña todo el pueblo de una maravillosa luz.

-          Este lugar es tan hermoso Henrie – digo atontada de ver tan maravilloso lugar.

-          Si, simplemente es eso, y quizás mas hermoso si lo vemos de cerca – toma mi mano mientras cae al otro lado del balcón – andando. Ven – subo de prisa el balcón y caigo justo encima de el. Esta noche simplemente es impredecible – ten cuidado – dice levantándose con voz de burla.

Dejamos nuestros zapatos en la arena y nos acercamos a tocar la suave arena con nuestros pies.

-          Esta noche es perfecta – dice Henrie sentándose en la arena húmeda.

Me siento al lado de él, y por un momento ahí observando la hermosura de aquel muchacho de tan solo 16 años, es como si el me atrajera como un imán. El siempre me ha dado su apoyo desde que llegue aquí. Desde que llegue ya sentía que lo conocía. Fue como si el destino ya tenia preparado esto, como si ya fuese predicho que me gustaría. Aunque siento que algo no esta bien. Siento que solo estoy tratando de olvidar algo, o tal vez a alguien.

La ElegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora