CAPITULO 4

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Cuando despierto de mi larga siesta miro el reloj de pared, las agujas marcan las seis de la mañana. Me apresuro a darme una ducha y tomo una ropa cómoda. Cando bajo a la sala para desayunar, Tall y mi madre ya están ahí.

-          ¡vaya! Hasta que al fin te despiertas – dice Tall mientras mete una tostada a su boca.

-          Entiéndeme tengo mas de un año de no descansar así – digo tomando una tostada.

-          Aja – dice el.

-          Hija Henrie dijo que te esperaba ahora en la clase de tiro a las siete en punto – dice mi madre muy tranquila. Miro el reloj y marca quince minutos a las siete.

-          Gracias por el recado mamá –digo dándole un beso de despedida.

-          Adiós -  dice Tall.

Cuando salgo miro que hay mucho movimiento esta mañana. Como no se donde es que dan la clase de tiro me dirijo a un Agente.

-          Disculpe… donde dan las clases de tiro – digo.

-          Por ahí – dice señalando con su índice a un salón abierto, como una cancha de futbol.

Camino hacia el lugar abierto donde me encuentro con una gran reja que es la puerta.

-          ¡Ahí esta! – dice Henrie señalándome y todos vuelven su mirada hacia mi.

-          Hola – digo muy normal.

-          Hola elegida – dicen casi todos.

-          Soy Marie, no elegida – digo sonriendo.

-          Bien, elegida – dice Pam burlonamente que está al lado de Henrie.

Me acerco a Henrie mientras todos toman un arma, la sujetan y disparan. Algunos dan en el blanco otros son empujados por la fuerza de la bala.

-          Veamos que tal lo haces -  me dice Pam ofreciéndome un arma.

-          Bien, observa y aprende – digo dándole una sonrisa a Pam.

Tomo el arma, coloco mi pierna izquierda al frente para tomar equilibrio y empiezo el conteo en mi mente: 1, 2 y 3, entonces disparo y la bala da justo en el blanco. Todos se voltean y me miran, y yo les doy una breve sonrisa.

-          Bien, ¿con que puedes disparar? ¿e? – dice Pam levantando su ceja izquierda.

-          Pues… si – digo devolviendo la misma expresión – algo tenia que hacer en el bosque, ya sabes para no aburrirme – digo dándole el arma – bueno yo me retiro – digo caminando a la salida.

-          Espera Mar – dice Henrie que viene caminando muy rápido hacia mi – quiero mostrarte algo – me dice cuando ya esta justo frente a mi.

-          Bien, vamos – digo dejándome dirigir por Henrie.

Henrie me dirige a una casa donde se encuentran dos hermosas bicicletas nuevas. El toma una y me ofrece la otra, yo me subo sin pensar.

-          Andando – dice Henrie montando su bicicleta.

Andamos por un largo y hermoso sendero lleno de frutos y flores, hasta llegar a nuestro destino donde hay un gran letrero “si buscas la paz, aquí la encontraras”.

-          Bien aquí es un lugar muy callado y solitario, así que aquí me podrás preguntar sobre cualquier duda que tengas, ok – dice el dándome su mano.

La ElegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora