Muchas cosas pueden pasar en cinco años; Ben y compañía con 17 años ahora, deberán lidiar con la tripulación faltante de la nave que inicio todo, añadiendo un mundo mas oscuro y peligroso de lo que piensan, todo para salvar al mundo desde una amenaz...
La gente festejaba en un festival, bailaba y reía, los niños corrían y todos comían palmitas, no por nada este se llamaba el "Festival de las Palomitas". Algo peculiar pasaba entre estos pueblerinos, pues contrario a lo que habría en otras fiestas, perros y algún otro animal corriendo entre los bailoteos de la gente, habia una especie de seres pequeños, peludos y similares a lo que sería una mezcla entre duendecillos y faunos, o eso es lo que se podía ver gracias a sus alto es ojos, su pequeña barba y sus piernas como de cabra. Todo esto siendo observado desde una azotea, con una sonrisa
—¿S-Señor... Sonorosiano...?— interrumpió uno de estos seres, mientras miraba a un blanco ser, de su misma altura, siendo este quien observaba la fiesta
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—¿Si, Decka?— pregunto el Sonorosiano, sin mirar hacia atrás, y sosteniendo medio taco en su mano
—Han pasado dos días ahora desde que llegamos a la tierra y, Orb sigue sin aparecer, estamos preocupandonos...— sentencio el peludo alienígena, a lo que el Sonorosiano por fin volteó
—¿Dos días enteros eh? Bien...— una luz verde resplandeció en el por lo que dura un segudo, y de el salieron cuatro seres más, idénticos a el —tu y tú, busquen por todo el pueblo parte este, ustedes dos, parte oeste— tras decir esto, ellos asintieron y emprendieron la carrera, buscando al desaparecido alienígena; tras que estos se fueran, dejaron solos a Decka y el Sonorosiano, mientras que esté simplemente buscaba algo en una pequeña mochila llena de cosas que le había llamado la atención de la tierra —apenas y pude con los DNAliens que atacaron hace una semana, no toleraré que los pueblerinos empiecen a atacarlos... tendré que hacer una llamada...— tras decir esto, el Sonorosiano saco una insignia de los plomeros y entonces la oprimió, y está solo se iluminó
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En la mañana siguiente, el auto de Kevin iba a toda velocidad por la carretera, recibiendo el calor del sol.
—¿Entonces vamos a un pueblo porque hay adolescentes desapareciendo?— pregunto Kai, mientras hacia un abanico con un pequeño libro que traía con ella
