XI.

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“No quise lastimarte.

No era tu intención.

Creíste que había alguien,

pero solo fuimos tú y yo.

Lo que siento yo, te lo debo contar,

esto es real, pero no entendiste mí señal”.

Hay una pausa incómoda en la oficina

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Hay una pausa incómoda en la oficina. Kenzo caminó por su cuenta hacia la torre Hokage, siendo recibido con sumo respeto, pero cuando las puertas se abrieron se encontró de frente con el mismo tipo que había estado actuando raro. Y eso es muy muy incómodo. Porqué llamó “poco profesional” al Hokage de la aldea de Konoha, un tipo que tiene más historias que todo el mundo ninja junto. Así que, es curioso saber que esas historias solo le crearon una imagen muy diferente del hombre que no sabía cómo actuar frente un pretendiente.

Pero como Kenzo quiere irse a casa y olvidar el momento incómodo —al menos lo que pueda—, le habla con total cordialidad, siendo respetuoso, dejando en claro que está alianza entre aldeas será una alianza que perdurará por el fin de los tiempos, por el bien de la Nación.

Aún cuando pasan aproximadamente dos horas desde la partida del líder de Taki, Kakashi quiere que la tierra se lo trague, porque ese chico era un mocoso y él había hecho el ridículo como si no tuviera los años que tiene. Además de claro, exponer todo aquello frente a Iruka Umino. Se replantea lo que sus ex estudiantes le dijeron, sobre por fin aclarar todo y señalar que le cuesta superar sentimientos que se fueron formando con los años, lo cierto es que incluso Kahyo podría darle la misma respuesta si le manda una carta.

Necesita vacaciones, sin embargo con Tsunade cerca siente que estaría viéndose débil al cumplir con su deber. Pasa la tarde revisando informes, decidido a decirle lo que siente de verdad a Iruka. Pueden ser amigos, pero no iguales como antes, necesita tiempo para aceptar esto.

Konohamaru está observando a Iruka- Sensei. El hombre a estado más distraído y nervioso, de lo que es aceptable. Aquello claro que lo sorprende, no quiere decir que lo conoce pero han pasado años juntos, en esa dinámica que solía ser maestro - estudiante. Así que por esa razón va corriendo tan rápido como puede, siendo un desorden al paso que avanza. Es tanto el esfuerzo que pone que al llegar a su destino termina asustando a Iruka y haciendo que pierda el equilibrio. Totalmente distraído. El niño no se define, solo mira hacia el hombre para ponerse de cuclillas.

—¿Así que el amor lo pone así de nerviosito? —preguntó sonriendo de lado. Una sonrisita de burla.

Iruka agranda los ojos, sintiendo que es como un libro abierto. Al cual todos sus secretos ya fueron vistos, se sonroja un poco ante el repentino descubrimiento hacia su persona. Ahora seguro se veía tan igual cuando notó a Kakashi y que le ocultaba alguna cosa sobre sus sentimientos.

—Konohamaru, no digas tonterías. —regaña, levantándose. Limpiando con sus palmas el poco polvo que hay en sus pantalones.

El niño también se levanta, con una sonrisa brillante. Es la clara burla infante pero también la desesperación porque los niños piensan que en cosas de sentimientos, hacen las cosas muy complicadas. Y eso que ellos son los pequeños. Niega.

—Todo la aldea lo sabe. ¡Yo hasta creía que usted y Kakashi eran algo así como pareja! —exclama, demasiado fuerte para el gusto de Iruka, quien comienza a hacerle señales para que se calle.

—Es más confuso que solo eso. Se trata de más cosas.

—¿Y por qué no le dice?

Es ahí cuando Iruka se da cuenta que incluso Konohamaru entiende que ante todo, existe el uso de la comunicación. Necesita decirle a Kakashi lo qué le pasa, ser sincero y darle a entender en serio no pueden tener la amistad que solían tener antes, porque ahora se fija más en él, y en su atractivo.
Sale de local dejando un plato de ramen que el niño no tarda en comer, su buena obra del día a sido recompensada.

Kakashi no sabe si están acostumbrados a rondar uno cerca del otro o algo así, pero acaba encontrando a Iruka más rápido de lo que su horario le permitiría. El hombre moreno parece estar buscando algo, sosteniendo sus libros contra el pecho mirando en alguna dirección nervioso. Hasta que sus miradas se conectan y Kakashi descubre que lo estaba buscando a él.

Se acercan nerviosos, pero esta vez Kakashi no habla primero, porque Iruka es una masa de energía, que suele controlarse debido a su trabajo.

—Kakashi, necesito decirle que no puedo ser su amigo. —aquello casi causa un infarto en el hombre, porque la literatura lo ha hecho un poco dramático. — Al menos no como antes, porque me gusta.

—¿He? ¿Le gusta qué cosa?

Iruka roda los ojos. A veces se pregunta cómo es que este hombre logro infundir temor en otras naciones, probablemente porque ahora está siendo lo que en la juventud no pudo.

—Me gusta usted. Así, con sentimientos y todo. —explica, moviendo una mano.

Ahora el cuerpo de Kakashi siente una inquietud, está estático en su lugar. Pensando un montón de cosas.

—¿Quiere decir que si me quiere, Iruka - Sensei? —pregunta, agrando los ojos mientras se señala así mismo.

—Sí, creo que sí.

Se quedan parados sin saber qué hacer. Porque aunque suene medio raro, son realmente la primera persona que aman en sus vidas. Vuelven a sus trabajos con un peso menos, Kakashi sonríe detrás de la máscara. Porque de alguna forma Iruka siempre fue y será su zona de confort. Su paz, y puede acostumbrarse a ella durante lo que le quede de vida. Más tarde, el Hokage está afuera de la academia esperando que el hombre terminé su jornada. La gente no dice nada, porque de todos modos, hacia años que se acostumbraron a verlos juntos, no hay nada que decir, no cuando se miran con tanto cariño hablando de sus vidas cotidianas.

Quizás siempre estuvieron estancados, pensando que serían los amigos y no más. Cuando lo cierto es que, deseaban tener mucho más que una amistad, pero como ellos son adultos que recién exploran una juventud normal —en lo que se puede en un mundo posguerra—, siguen tímidos en algunas cosas. No por mucho tiempo, juntos sabrán cómo hacerlo.

𝗔𝗠𝗜𝗚𝗢𝗦 𝗬 𝗡𝗢 𝗠𝗔́𝗦. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora