Después del atardecer.

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La noche anterior no había sido buena, sin embargo, esta no parecía mejorar

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La noche anterior no había sido buena, sin embargo, esta no parecía mejorar. Unas nubes grises aparecieron luego de que el sol se escondiera detrás de aquel infinito mar, una gran tormenta llego a la ciudad de Los Santos.

Había llegado a su casa antes que las primeras gotas cayeran y mojaran el suelo. Entro a la casa y lo primero que hizo fue coger una botella de vino tinto, no necesitaba nada más. La lluvia ya golpeaba contra los ventanales de su solitario departamento y las luces de los rayos iluminaban la cara de aquel hombre con ojos marrones, varias lágrimas dibujaban dos líneas en sus mejillas.

Tan solo una copa de vino de más y los recuerdos comenzaban a desprenderse de su cabeza como los pétalos de una rosa marchita, dolían, dolían muchísimo. En la vida se perdonaría la pérdida de su esposa e hijos, nunca vería la luz del sol otra vez, jamás volvería a ser feliz y mucho menos amar a alguien.

Se había sentado en el suelo a observar las pequeñas gotas que resbalaban por el vidrio, saco el arma que tenía en la pistolera se la coloco en la sien y cerro fuerte sus ojos, las manos le temblaban, no era la primera vez que lo intentaba.

Se detuvo, abrió los ojos rápidamente, aparto el arma y dejo salir todo el dióxido de carbono que tenía dentro de sus pulmones, se sentía cobarde y furioso al darse cuenta que no podía apretar el gatillo. Algo por dentro le impedía acabar de esa manera, quizás la necesidad de justicia, el querer que esos hijos de puta sufrieran al igual que él lo hizo. Lo único que sabía es que pagarían con sangre.

Dejo caer su cabeza en el respaldo del pequeño sofá que tenía a sus espaldas y se quitó la corbata, sentía que se asfixiaba, miro al techo blanco y poco a poco cerro sus ojos

-Perdón. – susurró con una voz muy débil y rota.

Agarro el ultimo cigarrillo y lo encendió con la esperanza de que la nicotina se llevara todo lo malo. En una mano el arma con una bala y en la otra el cigarrillo, ¿cuál de las dos armas lo mataría primero?

Con las fuerzas que le quedaban se levantó y con su pie sin querer tiro la copa de vino que mancho la alfombra como si de su propia sangre se tratase, estaba mareado y no controlaba muy bien sus movimientos.

- Joder! – exclamo algo molesto.

Le dio la última calada al cigarrillo para apagarlo en el cenicero de la pequeña mesa que se encontraba en el centro del living, volvió al lugar de los hechos y levanto la copa del suelo casi vacía.

Un último rayo cayó e ilumino aquella fría habitación y luego un silencio absoluto se apodero de ella. Aquella fuerte tormenta había terminado.

Camino hacia la cocina para depositar sobre la isla la copa y el arma, la miro y suspiro una última vez. Se fue directo a su habitación, en el baño lavo su cara con agua fría, evito mirarse al espejo no quería ver su propio rostro, no quería mirarse a los ojos. Cuando salió de allí lo esperaba una gran cama tenía que relajarse para poder dormir, pero iba a ser difícil aunque con unas horas le bastaba.

Después de todo solo debería tener las fuerzas suficientes para lidiar con varios gilipollas a la mañana siguiente.

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Holis!! Pues este capitulo es mucho mas cortito uwu 

Sigo con miedo pero entusiasmada 🅰️ todavía no me creo que alguien haya leído el primer capitulo jajaja xD

Recuerden que acepto criticas ya que quiero aprender y hacerlo bien 😭

Gracias por leer 💕

Reparare tu corazón roto (intenabo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora