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Pareja: ViridianShipping - Yellow & Silver.
Canción: Jekyll and Hyde - Five Finger Death Punch.
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Su voz se quebró e Yvonne retiró su mano con dulzura de la mejilla de la contraria. No podía entender la repentina preocupación de Whi-Two, que le hacía temblar y proferir palabras trémulas. Así que en medio de la calle, todavía con el público dispersándose, bajos los nubarrones que entristecían el día, Whi-Two le tomó de las manos y la miró fijamente con vehemencia. Yvonne se sintió algo intimidada puesto que Whi-Two solía evadirle la mirada, pero sostuvo el peso de la pasión de esos orbes azules, mientras notaba el ardor del sonrojo en sus propias mejillas.
—Sé que el primer cuento que te narra un fantasma siempre llega más, ya sea un final triste o feliz la emoción se magnifica, a mí me pasó lo mismo que a ti por eso entiendo que le des tanta importancia—explicó la chica de ojos azules, suavemente—. Pero por favor, deja que te narre mi primer cuento. Necesito contártelo, en serio.
Yvonne asintió, algo confundida, sin entender y Whi-Two con su voz todavía algo quebrada y con el cuento del Caníbal de Novarte rasgando su corazón sacando su inseguridad latido a latiod, comenzó a hablar:
—Bien, este es el cuento de una tierna y amable joven que usaba una caperuza roja, un malvado lycanroc y un valiente cazador. Quién me contó la historia fue el lycanroc feroz.
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En Ciudad Verde había un joven de cabellos rojos que decía ser el cazador, vivía en una casa algo apartada de la civilización, colindante con el sinuoso Bosque Verde. Desde el interior de su casa vigilaba la entrada del bosque cuando caía la noche, apoyaba los codos en la madera astillada y posaba su mano sobre los cristales quebrados de su hogar mientras tenía la vieja escopeta en su regazo junto a los balines de plomo que descansaban en la repisa del ventanal. Así pasaba horas, hasta ponerse en pie. Muchas veces en Ciudad Verde hablaban de que veían a ese misterioso cazador tomar una lámpara de aceite y adentrarse en el bosque con su escopeta cargada a la espalda para no volver en días.
Con el tiempo, al cazador sin nombre de cabellos rojos tuvo que dar explicaciones. «Creo que hay un Lycanroc en el bosque» respondió y todos se rieron, hasta que comenzaron a aparecer manadas de Mareep heridas, los Miltank comenzaron a ser atacados de una manera que sabían que los pokémon autóctonos de Kanto no hacían y los aullidos de un solitario Lycanroc comenzaron a resonar. Así que todo el mundo comenzó a respetar a ese cazador que se pasaba día y noche en el bosque para mantener el pueblo a salvo. Comenzaron a ver lo beneficios de su presencia para el bienestar del ganado, así que si el cazador decía que ese día no debían entrar en el bosque todo el mundo le hacía caso, si el cazador decía que el Lycanroc continuaba en la zona por lo que debían tener cuidado, nadie dudaba. «El bosque está lleno de peligros por la noche, no debéis entrar» les había dicho, y los pocos ciudadanos de Ciudad Verde, asintieron ante sus palabras. Es más, los habitantes de Ciudad Verde le agradecían la caza que compartía, así que le regalaban dulces, pólvora y mantas, le daban cestas de dulce y lecheras cargadas de Leche Mu-Mu. De este modo en Ciudad Verde se hizo normal ver la tenue luz titilante de la casa del cazador que a veces se perdía en el bosque.
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Veinte melodías | PokéSpe
FanficCinco melodías de corazones rotos que se quebraron en un repertorio de veinte canciones. ☂; Recopilación de One-Shots de PokéSpe. ☂; Advertencia: Posible mención en algunos relatos de temas explícitos como suicidio, violencia, homicidios...