One shots Madatobi

Aun respira

Madara se apresuraba a entrar en la casa de Tobirama, había saltado los techos de los hogares alrededor porque caminar por las calles le retrasaría en su punto de enfoque momentáneo, apenas se quitó, sus sandalias y dio tropezones en todo su recorrido hacia su destino cuando llego a la habitación abrió la puerta shoji que casi se rompe por la fuerza que había proporcionado.

Intento mantenerse sereno, tranquilo lo más que pudo, pero simplemente le fue imposible sus ojos frenéticos aterrizan de inmediato en la figura pálida e inmóvil que se encontraba en el futón. La figura de la cama no se movió de su posición, el cofre debajo de las sábanas se movía rítmicamente, pero pausado por periodo irregulares de tiempo. Los párpados pálidos cubren los rubíes preciosos que él tantas veces temió no volver a ver. Los brazos pálidos yacían sobre su pecho subiendo y bajando con cada respiro. No pudo evitar temblar ante esa imagen la posición es tan diferente a su yo habitual acurrucado dándole la espalda al techo mientras se enrollaba a un cojín, sabana o su pecho para según él "mantenerse tibio."

Su propio aliento se había atorado en su garganta, amenazando con ahogarlo. Sus manos se apretaban en la puerta y en su palma asiendo rugir el cuero de sus guantes. "No lo actives, no lo actives" se repitió como si de un mantra fuese.

Desde su posición podía ver como Tobirama parece estar durmiendo como cualquier otra persona cansada posiblemente por exceso de trabajo o estrés de sus entrenamientos con seis niños inquietos, pero no, una persona dormida no se vería tan peligrosamente quieto. Y si no estuviera detectando las respiraciones visiblemente con su sharingan ya encendido, podría afirmar que estaría muerto.... Muerto como sus hermanos: que si no fuera porque aún mantenía algunas pertenencias de ellos o recuerdos olvidaría como eran sus rostros puertos cubiertos de tela blanca, jóvenes demasiado jóvenes e inmóviles, sin vida, sin las llamas vivas corriendo por sus cuerpos. Aún recuerda los fríos que se encontraban cuando él los tomo en sus brazos ayudándoles a descansar y dar un último respiro antes de partir de su lado se habían encontrado fríos, como un tempano de hielo, y sin vida...

La habitación parecía no querer ayudar a calmar sus pensamientos erráticos, todo estaba tranquilo, perfectamente ordenado en sus gabinetes o estantes otra señal más que podía tomar como una despedida, porque todo aquel que conocía bien a Tobirama sabía que, aunque parecía ser una persona ordenada su vivienda no reflejaba lo mismo todo siempre estaba en el suelo y solo él mismo era capaz de poder saber dónde se encontraban cada cosa que necesitaba. Volvió su mirada a la única persona presente ahí y le dolió no quería seguir perdiendo a sus personas preciadas, para eso era la aldea para que las cuidara por él, para.

Ve por un momento como su respiración se corta y se necesitó todo reunir toda su voluntad para no colapsar allí mismo, no quería que ese fuera su recuerdo de él, aun no se supone que debían de seguir enseñando a las nuevas generaciones a crecer y mejorar, se suponía que serían el apoyo del otro, no él colapso de su pareja. El apretón en su corazón no disminuyo en ningún momento. Pero aun así no parpadeo, temía que cuando abriera los ojos lo que estaba viendo se volviera real.

"Lo encontramos colapsado en su laboratorio. Está en coma." La voz de Hashirama es inusualmente grave como si, con la ausencia de Tobirama, él tuviera que ser el serio por una vez. Su mano morena se sentía como un peso mayor que cualquier árbol gigante que él Senju hubiera arrojado alguna vez.

Era palabras torturadoras que por más que quisiera no desaparecían de su mente, tuvo que recordar cómo debía de respirar, respirar el aire que posiblemente le estaría faltando a otra persona en ese momento. Una mano posada delicadamente sobre su hombro le había ayudado a salir del pequeño trance que se había metido, él agarre era fuerte y ofrecer seguridad, pero aun así no tuvo valor suficiente para ver esos marrones que sabía estarían opacos.