🎉🎊FELIZ CUMPLEAÑOS🎉🎊

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Feliz cumpleaños.

Se dijo a sí mismo en un susurro. Había escapado de sus compañeros, para buscar la privacidad de su cuarto solitario, aquel cuartito en el que solo dormía. Y es que solo para eso lo ocupaba. Con ilusión, encendió el teléfono, esperando que Hashirama no estuviera tan ocupado como para no enviarle un mensaje de voz grabado aunque fuera. Y entonces, aunque quiso evitarlo, su mente viajó de nuevo al pasado.

Recordó esa forma tan cariñosa que Itama tenía de despertarlo cuando llegaba una noche antes del día especial, subiéndole una gran rebanada de pastel desde que fuese un niño apenas. Y las palabras cariñosas que durante los primeros años le susurró para evitar que siguiese triste por la pérdida de sus padres. A eso había que agregarle el hecho de que Hashirama siempre se hacía un tiempo, para llevarlos a ese restaurante que le gustaba, y que a su padre le parecía tan corriente. Pero igual lo llevaba con una sonrisa y las mejores intenciones, hasta que el dueño murió y cerró. 

Para ese entonces, un nuevo integrante se había unido a la familia, logrando alegrarlo un poco. Tener a un integrante cuadrúpedo en casa era nuevo, pero a Kawarama e Itama les gustaba. Les gustaba jugar con él por toda la casa, también hacerlo cómplice de muchas de sus travesuras. Y Tobirama estaba bien, estaba feliz con ver como la tristeza no formaba parte de sus vidas. Shiro también estaba bien con ellos, se la pasaba saltando por todos lados y alegrándoles las vidas cuando podía, sin duda, haberlo salvado y llevado a casa aquel día fue de las mejoras cosas que sus hermanos pudieron haber hecho, si le preguntaran personalmente cual era el mejor regalo que pudo haber recibido era muy fácil decidirse.  Y es que prefería por sobre todas las cosas los tiernos regalos que sus hermanos menores se esforzaba en hacerle ese día. Kawarama nunca fue muy dado a las muestras de afecto, había salido igual a él lastimosamente pero se esforzaba y la intención para Itama era lo más importante. Porque así era Itama, no importaba cuan penoso fuese el regalo. Si a él le decían que era un regalo, bastaba con eso para aferrarse a él con uñas y dientes, y guardarlo como el más preciado tesoro.

Así eran los regalos de los dos...

Las cosas cambiaron con sus muertes. Fue una época dura. No podía hablar con Hashirama sin discutir, además de sentirse culpable. Culpable por no haber estado más atento. Por no haber protegido a sus hermanitos. Y por estar enamorado del hombre que lo había consolado. Se maldijo tantas veces al pensar en aquello. En desear al mejor amigo de su hermano. No, en desear a un hombre que había intentado apoyarlo como su hermano no pudo, y que de alguna forma caprichosa del destino, ocupó un lugar en su corazón que se suponía debía estar apartado para otra persona más joven. Algo así le dijo Touka.

Luego llegó Izuna, con su cariño infantil, y su torpeza, lo cual lo hizo adorarlo de inmediato. Congeniaron perfectamente. Su actitud siempre activa, risueña, bromista y protectora, era perfecta para la personalidad algo retraída y taciturna del él. Fue tanta su unión, que llevó a los hermanos mayores de ambos a meterlos a estudiar en el mismo lugar siempre.

Porque Madara no estaba acostumbrado a no ser quien le negara las cosas a su ultimo hermano. No estaba acostumbrado a no darle el mayor afecto posible y cumplir los caprichos que sus demás hermanos no pudieron con ellos, por el contrario, buscarse a alguien más joven como él mismo le ayudo, según le había contado Madara en su ultima reunión causada por la ansiedad que había sufrido en el colegio. Tardó un poco en comprender que la relación de esos dos era totalmente fraterna. Que Madara en Izuna había encontrado calma, cordura y que Izuna era poseedor de un insaciable espíritu reconfortante.

Lo cual vio más claramente conforme se le fue contando su historia. Eso solo hizo empeorar las cosas. Porque Izuna, había perdido mucho más de lo que él mismo había perdido. Izuna era una versión más desdichada de él. Tal vez demasiado desde su perspectiva, pero no de la de Izuna. Porque el azabache de inmediato lo supo. Tobirama, era más desdichado de lo que parecía, él a comparación de su amigo había sido el causante de la muerte de su familia, de sus hermanos. Él había sido el responsable de conducir ese día hacia la montaña que mamá le gustaba frecuentar con ellos, lugar donde les contaba una y otra vez los hermosos momentos que vivió ahí con su padre, momentos que ella deseo que ellos copiaran, momentos que Tobirama les robos.

One shots MadatobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora