Amor a la oscuridad (Tom Holland)(Fanfic).

12. La verdad es silenciosa.

Salí cerrando detrás de mí con sumo sigilo. Sentía recorrer por mis venas un deseo impulsado por un arrebato de valentía,

Respira. Aún falta mucho por..... demonios.

Él viejo me miraba atónito, no sé si es por el hecho que me escapé o por salir de esa habitación que seguramente sabía lo que contenía.

-Sí se enterará el señor...

-No tiene por que saberlo...- lo interrumpí- a menos que tú le quieras...

-No, no, no.- negó abruptamente.- Consideró inútil ahora intentar persuadirla de lo que vio allí adentro- asentí - no voy a intentar darle más ideas equivocadas.

Es bastante obvio que el viejo sabe todo del castaño, y eso realmente no está a mi entendimiento.... ¿Cuánto cinismo tiene Tom para contar sus penurias al mismo hombre que carga con las marcas de dolor que él con rabia a dejado en su piel?.

-Nosotros formamos nuestras propias ideas equivocadas cuando los demás no son capaces de soltar la verdad en su esplendor...

Mientras escuchaba mi último comentario abrió una de las otras puertas; para ser más precisa, abrió la puerta de Cerbero. ¿Pero qué hace?.

-¿No viene?.- me invitó a pasar haciéndose a un lado.- le quiero mostrar algo.

-Oh no, yo ya lo vi todo allí adentro.- exclamé horrorizada.

-Solo vio lo que le mostró, más no lo que realmente era.

Se acercó a mi extendiendo su mano con lentitud, con un poco de pena en la mirada pidió permiso para tomar de mi mano, a lo cual accedí; con más seguridad jalo de mi adentrándonos en el hogar de Cerbero.

Soltó mi mano para encender las antorchas. Estuve a punto de suplicarle que no me dejara sola cuando sentí al animal olfateando todo mi cuerpo. El miedo recorrió con rapidez mi ser por el recuerdo de aquel día en que sentí como la muerte se abrazaba a mi.
Cerré los ojos al no ser lo bastante fuerte para enfrentar mi propio miedo..... nunca he sido capaz de ello.

Sentí su respiración golpeando mi rostro, hasta que de manera inusual escuche los quejidos y gruñidos del animal o.. ¿animales?, en fin, son tres cabezas.

Ante la incertidumbre, me atreví a mirar un poco; así me topé con una imagen bastante rara.

El animal se peleaba entre sus tres cabezas.
¿La razón de la pelea?, ni yo la sabía.

No noté cuando el viejo volvió a tomar mi mano, esta vez acercándola al animal.
Cuando notaron mi cercanía se quedaron completamente quietos, expectantes a mis movimientos. Mi mano cumplió el recorrido a una de las cabezas, aunque la pare en seco antes de tocarlo, acción que notó el anciano que me soltó de inmediato.

-¿Intenta decirme algo?.- susurré.

-Ve su aspecto horroso, similar al de una bestia. Nos guiamos de lo que ven nuestros ojos, de lo que nos lastima la piel. Hablamos de algo muy terrenal pero no hablamos de lo sentimental.

-Entiendo, él castaño tiene sentimientos pero igual eso no justifica el hecho de que nos trate como basuras.- alcé la voz fastidiada.- hacerse pasar por un ser despreciable, estoy con la esperanza de que él es algo más que eso, ¡me engaño a mi misma con lo que vi allí adentro!

-Llena de incertidumbre...

-¿Enserio quiere que tenga mis ideas en claro? ¡Estoy secuestrada, mi mente es un lío ahora!. ¡Podría irme ahora mismo!

-¿Y por qué no lo hace?

-¿Qué?

- Váyase, ¿qué la retiene?.

¿Qué me retiene?.
Ante mi silencio, el anciano prosiguió.

-Entonces... el señor no es el único que la retiene aquí, usted misma lo hace. Esta secuestrada por su propio sentir.- el viejo salió de la habitación de Cerbero.

-¿Se va ir sin más?.

-¿Hay algo más por hacer aquí?

-No, pero- me interrumpió.

-Tengo cosas que hacer señorita... puede quedarse aquí sí así lo desea.- no supe descifrar si se refería a quedarme en esta habitación o en este encierro que se me fue impuesto.

-La verdad no siempre se hace escuchar. La verdad es silenciosa también.- dio por finalizada nuestra conversación.

Salí del cuarto, pose mi cabeza en la puerta sintiendo lo fría que estaba la madera. Todo aquí es realmente helado.

Corre, no mires atrás.
No, puedo.
¿Por qué?.
Estoy asustada.
Sé libre.
Perdí mi libertad.
Quédate.
No lo sé.
Míralo.
Es un mounstro.
Siéntelo.
El tampoco es libre.
Ayúdalo.
Lo intentaré.