7- Una pequeña ilusión

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Milo se derrumbó en brazos de Degel, no pudiendo más con su angustia y el mayor le cobijó con ternura, como si una parte de su hijo siguiera en él...

El timbre de la residencia sonó rompiendo el momento...

La muchacha fue a abrir y poco después, un joven delgado, alto, pelirrojo, entraba al salón con una pequeña sonrisa...

Saludó cortésmente y Degel los presentó...

-Surt, él es Milo Escorpio, vino de Grecia para-

No terminó de hablar cuando Milo había caído en la alfombra, producto de la trompada que el recién llegado le había propinado.

-¡Surt! ¡Detente por favor!

-Él... él lo dejó solo... no fue capaz de pelear por Cammie...- su corazón roto estalló al verlo frente a frente...

-Cálmate hijo! Se acaba de enterar lo sucedido y aún está en shock...

-No lo estaría si se hubiese quedado a su lado, si lo hubiera cuidado noche tras noche hasta que se durmió para siempre...

Yo estuve allí, en su lugar, oyéndolo llamarlo, clamando por su presencia hasta el último segundo...

Surt rompió en llanto y Degel lo abrazó, conteniéndolo, sabiendo lo que había sufrido y aún sufría...

Milo lo miraba desde el suelo, no se había movido en todo el tiempo que el pelirrojo le escupió su dolor a la cara y, no pensaba hacerlo...

Necesitaba que ese chico le cayera a golpes, que le hiciera recordar su cobardía y todo lo que se perdió por su culpa...

Pero Surt no lo hizo, se separó de Degel y, sobando su nariz en un intento de calmar sus temblores causados por el llanto, se acercó al griego y le tendió la mano para que se incorporara...

-No te pediré disculpas por lo que acabo de hacer y decir... Cammie siempre te defendió de mis ataques de ira por dejarlo solo e ilusionado...

¿Sabes qué fue lo primero que dijo de ti? Que habías ganado su corazón con tu caballerosidad y tu forma de ser... por eso te odié con todo mi ser, porque no cumpliste con esa expectativa con él, lo abandonaste en el aeropuerto y no lo defendiste de los insultos de esa mujer... lo sé todo y por estar llorando aquí no cambiarás los hechos pasados...

Milo se había parado y lo miraba con sus ojos vacíos, sabiendo que había verdad en cada una de sus palabras y que, de seguro, ese chico habría sufrido demasiado la pérdida de su mejor amigo...

-Yo no tengo nada que decir en mi defensa, tienes razón para odiarme, detestarme como yo mismo lo hago, pero ya no puedo cambiar mi estúpido comportamiento de aquel día, que fue mi sentencia a dos años de infelicidad y añoranza por lo que dejé ir...

Nunca una persona llegó a mi corazón en un día, como lo hizo Cam, con su sonrisa que atravesó mi alma, con su ternura que invadió mi corazón y en una sola noche, se llevó mi voluntad para siempre...

Ni siquiera se consumó mi matrimonio, no pude serle infiel a su recuerdo, a esa noche... y, todo se fue al demonio luego, estuve casado pero dormíamos en diferentes lugares, le hice la vida imposible para que ella pagara el haberme separado de Camus...

No hay excusa para nada de lo que pasó luego, ni siquiera supe algo que me ayudase a buscarlo hasta que recordé quién era su padre...

Nunca esperé encontrarme con esta realidad pero, ahora entiendo muchas cosas...

Cam me decía que no tenía tiempo, que el "para siempre" era demasiado y que estaba seguro que yo sería la única persona que lo amaría así...

Fui un tonto que no entendió el sentido de sus palabras hasta ahora... sabía que no le quedaba mucho tiempo... que estaba muriendo...

Otra vez su voz se entrecortó y miró al muchacho frente suyo, que tenía los ojos enrojecidos por el llanto.

-Pero sí tuvo a alguien que lo amó hasta el final aunque Camus no lo viera de ese modo...

Yo sé que no tengo derecho a decirte esto pero... gracias, gracias por estar con él en su lecho de muerte, por no dejarlo solo...

Surt no respondió, sólo suspiró cansado y, diciendo algo en francés al mayor, algo que Milo no entendió, se retiró hacia otro lugar de la mansión.

Degel sólo asintió y luego se sentó, haciendo que Milo lo imitase...

-Yo pude haberte dicho sobre la muerte de Camus cuando te contactaste conmigo pero, debía conocerte, quería saber quién y cómo eras... me era necesario conocerte pero no sabía nada de ti más que tu nombre...

Lamento lo ocurrido con Surt, supe siempre de su amor por mi hijo, uno que iba más allá de la amistad que se profesaban y por ese amor, es que se quedó a su lado, lo cuidó y protegió de todo... aún lo sigue amando y se le hace muy difícil superar su muerte...

-Hubiese sido mejor que no me conociera nunca y le diera una oportunidad a su amigo... él lo merecía más que yo...

-Una cosa no tiene nada que ver con la otra, nadie elige a quién amar y, entre ellos no se dio... para bien o para mal, Camus tuvo en ti ese amor que se da una sola vez en la vida, el que no importa lo que dure, siempre quedará grabado a fuego en su corazón... y en Surt tuvo al amigo perfecto que nunca lo dejó solo, que escuchó cada palabra de amor que mi hijo tenía para ti, que le daba esperanzas de que lo buscarías para que se sintiera mejor y luego venía y lloraba en mis brazos su amargura...

-Señor Degel, cree que alguna vez pueda visitarlo? Aún no me siento preparado para ir a su tumba pero quisiera hacerlo...

-Aún no te he dicho todo... se me hace muy difícil encontrar las palabras y mucho más, afrontar esta situación...

Camus cuando volvió parecía haber recuperado su salud, estaba tan feliz que daba gusto verle... había hecho el viaje de sus sueños, había conocido el amor, se sentía pleno...

Poco tiempo después, se empezó a sentir enfermo de nuevo y la medicación aumentó aunque, sin nosotros saberlo, no la estaba tomando...

Su estado fue empeorando a pasos agigantados pero él se mantuvo en su derecho de elegir lo que creía correcto... él no iba a permitir que se dañara lo único que quedaría de él en esta vida y así lo hizo hasta el final...

Luchó, sufrió los estragos de la leucemia y lo hizo con valentía, con grandeza hasta que su cuerpo sucumbió a la cruel enfermedad... pero ni eso impidió que Camus lograra su objetivo, que venciera en el campo de batalla que era su propia humanidad y se alzara con el trofeo más grande que tanto amaba y deseaba...

Luego de ello, plantó bandera y se dejó llevar, se fue de esta vida en sus propios términos, feliz de haber logrado su objetivo y con una sonrisa,
aferrado a las manos de Surt y mía, que nunca lo dejamos solo, y con tu nombre en sus labios...

Milo, Camus vivió, sobrevivió el tiempo suficiente para dejarnos el regalo más grande y hermoso del mundo, el que hemos cuidado y amado desde su partida y es lo más importante de mi vida...

Un hijo... tu hijo...

Amor de verano (Las vueltas del destino) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora