꧁『 𐒩ηḑ𝒆𝜞ṂՕη𝘚ʈ𝒆𝜞Ṃᵞʈĥ 』꧂

꧁【𝔖𝔞𝔫𝔞𝔯 𝔥𝔢𝔯𝔦𝔡𝔞𝔰 𝔡𝔢𝔩 𝔭𝔞𝔰𝔞𝔡𝔬】꧂

Alguien tocó la puerta, escuchó meticulosamente el ritmo de los golpeteos para finalmente abrir.

- ¡Mami! - Se abalanzó contra él casi tirándolo al suelo.

- Jaja, hola mi pequeño. - Acarició su cráneo. Levantó la mirada para ver a los tres esqueletos mayores, su mirada se posó en el de ropas amarillas. - ¿Dream...? - Abrió sus cuencas con incredulidad para darle un abrazo. - ¡Dream! - Unas pequeñas lágrimas se hicieron presentes.

Reconoció el tacto al instante. - ¡Ink! - Correspondió feliz. - ¡No pensé el volver a verte! - 

- Yo tampoco, pero me alegra tanto verte. - Se separó limpiando las gotas salinas de la comisura de sus orbes. - No es correcto dejarlos esperando, adelante, pasen. - Un leve rubor multicolor se notaba en sus pómulos. Su primera impresión de seguro fue extraña.

El de túnica se quedó en la entrada. - Disculpa, no se si es correcto... -  Se sentía incómodo. Recordaba aquel lugar, ya había estado allí antes.

- ¿Huh? - Sus cuencas multiformes cambiaron, estaba extrañado. - ¿Por qué dices eso? -

Tomó valor. - Ink Myebi, hijo de Comyet Myebi, antigua hechicera real de la corte del Rey, acusada de traición y sin declaración oficial debido a su prematura muerte a manos de la Guardia Real mandada por el propio monarca para evitar su destronamiento, suceso ocurrido hace aproximadamente 13 años y sin signos de arrepentimiento de los agresores hasta ahora. - Suspiró. - Los mejores caballeros fueron mandados a la búsqueda de usted, por tener el potencial y probablemente las fórmulas de su difunta madre. Ahora soy declarado como un desertor, solo vine para escoltarlos, mi estadía no sería correcta, además de ponerlos en peligro, - Sacó su espada mostrando la serigrafía que lo acreditaba como Jefe de la Guardia. - no creo que le guste que me quede... - La expresión del contrario lo decía todo. Sus cuencas antes coloridas ahora eran blancas cual nieve y frías como hielo. - Eso creí... Le pido mis mas sinceras disculpas aunque yo haya sido demasiado menor como para ir personalmente a la misión. Me informaron de esto hace unos años, cuando me ascendieron. Oh, perdón, no creo que le importen esos datos, discúlpeme, yo ya me retiro. - Se dio la vuelta. No tenía que volver, ¿Qué pasaría si lo siguen? ¿Acaso todo su trabajo habría sido en vano? Y no olvidarse del trato que tiene con ese ser con cuernos parecidos a los de un carnero.

- ¡Señor Reaper! - Gritó desesperado el menor. Si se iba, probablemente nunca más lo volvería a ver y seguramente sería atrapado, ya sea tarde, o temprano. El mayor lo detuvo con su brazo. - ¡Mamá! ¡No puedes dejarlo allí afuera! ¡Morirá si no lo ayudamos! - No obtuvo respuesta. - Me obligaste a esto... Tiene información sobre Gradient, déjalo pasar, ahora. - Nuevamente su tono era más grave y parecía haber crecido de estatura también.

Ese nombre. Observó a su "hijo" con seriedad y se retiró de la puerta. - Pasa antes de que me arrepienta... - Sus cuencas aún blanquecinas notaban que no estaba para nada contento que el de ropas negras entrara en su morada, pero no tenía opción.

- . . . - Dio media vuelta con su capucha cubriendo sus orbes negras para adentrarse rápidamente y cerrando la puerta detrás suyo. - Lo lamento mucho, le juro que- Fue interrumpido.

- Ahórratelo, todos ustedes son unos mentirosos de todas maneras. - Se fue de la sala. Necesitaba tomar sus viales, no iba a tratar mal a los otros huéspedes por la culpa del más alto.

- PaperJam, - Lo miró. - esto es una mala idea, puedo sentir que no me quiere aquí, su resentimiento es muy grande. S- Solo déjame marchar y no causaré problemas, no quiero que se sienta mal por mi... - Su voz era casi suplicante, como si sufriera directamente todo ese odio y rencor.

- No. - Sonaba autoritario. - No puede juzgarte por algo que no hiciste. Estás ayudando a muchas personas y tiene que reconocerlo, no tiene derecho a generalizar que todos son malos, no puede hacer eso de nuevo... - 

Los otros dos se quedaron en silencio, sentían que eran un estorbo, en especial el monocromático. Sentía que no tenía derecho como para pedir asilo en esa situación tan tensa.

Al fin se atrevió a hablar. - Creo que tengo que irme, - Dijo suavemente. - es muy amable de su parte el querer alojarme, pero- Esa fue la gota que colmó el vaso. 

- ¡Nadie se va de esta casa! - Gritó con todas sus fuerzas. Lágrimas empezaban a descender sus mejillas, volviendo a sus sentidos. - Perdón... Y- Yo no tengo ningún derecho de gritarles u obligarles a algo que no quieren hacer, si gustan pueden marcharse, no haré nada para detenerlos... - 'Nunca haces nada' era lo que se repetía mentalmente. Limpiaba con dificultad las gotas saladas con la manga de su abrigo anaranjado con negro.

Todos se miraron entre si, ¿Con qué familia se habían topado esta vez? Asintieron para ir donde el azabache y juntarse en un abrazo colectivo.

- Ya está, no nos iremos, puedes quedarte tranquilo. - Habló primero el de ropas amarillas.

- Si chico, vamos a quedarnos contigo y hacerte compañía si necesitas, ¿Vale? - El monocromático respondió con algo de pesar, se sentía algo culpa por haber desencadenado el desequilibrio del menor.

Lo agarró de los pómulos. - Estamos aquí, vamos a protegernos mutuamente. Sabemos de sobra que todo lo que está ocurriendo debe ser estresante, en especial para tu familia, pero vamos a salir de esta, te lo aseguro. - Ver la pequeña sonrisa que se formaba en su rostro era gratificante.

- Gracias... No saben cuanto se los agradezco... - Aflojó su agarre. - Quiero disculparme con ustedes, no fui la mejor compañía que digamos y esta situación tampoco es favorable. - Suspiró. - Créanme, Ink no es malo, pasó por mucho y se niega a dejarlo ir. El me acogió bajo sus alas y debo ayudarlo, cueste lo que me cueste. - Su felicidad regresó. - Pero yo sé que vamos a lograrlo, mi mamá es fuerte y con su ayuda, estará mejor en muy poco tiempo. - La esperanza había renacido en su alma, estaba determinado en 'sanarlo' de una vez por todas y esta vez, nada lo detendría.

꧁☆☆ＦＩＮ ＤＥＬ ＣＡＰÍＴＵＬＯ☆☆꧂

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