Hajoon se dejó caer en el suelo, la noche se había vuelto desastrosa en solo un par de minutos y el realmente no entendía de donde habían salido esos mensajes.
Él sabía que era incapaz de hacerlo, pero por un instante lo consideró, ¿Quizás si lo habría hecho? No, claro que no.
Tiró de su cabello con fuerza, llorando sin poder controlarse.
Supo que un ataque de pánico se acercaba cuando la sensación de ser sofocado llegó, no, era lo que menos quería en ese momento pero era imposible detenerla estando solo, necesitaba de alguien, necesitaba que Dojoon lo tomara con cuidado y le dijera que todo iba a estar bien.
Pero sabía que no iba a ser posible, cuando las palabras se repitieron en su mente una y otra vez. "Alguien estable emocionalmente", algo que él no era.
¿Cómo podría demostrarle le contrario si estaba sufriendo un ataque de pánico ese mismo instante?
Inseguro, con miedo corrió a su habitación donde Danhi se hospedaba, y se encerró en el armario, entre los abrigos de su pareja y suyos propios, buscando la sensación de tranquilidad y paz que se tardaba en llegar.
No quería perder el control, porque si lo hacía se mostraría más débil ante la idea que Dojoon tenía de él, y no quería parecer débil ante nadie más. Menos a quien era tan importante para él.
El dolor en el pecho se hizo más fuerte, trayendo consigo una fuerte migraña, de la que no estaba seguro si era por llorar o por el pánico que le carcomía desde el profundo de su cuerpo.
Intentó levantarse del suelo del armario pero un fuerte mareo hizo que perdiera el control, sabía que necesitaba ayuda pero no quería pedirla, no hoy, no en este momento.
Con las manos descontroladas buscó su teléfono, marcando el número de marcación rápida, y esperando a que le contestaran corrió al baño, devolviendo lo que en su estómago tenía.
— ¿Hajoon?
Woosung contestó, aún adormilado.
— ¿Qué pasa?
Hajoon tembló, la cabeza parecía darle vueltas, no podía controlarse.
— La-lamento llamarte hyung.
Sollozó, quedándose en el suelo con los ojos cerrados.
— No puedo respirar,... Hyung, me cuesta respirar.
Woosung se levantó alertado.
— Siéntate, y respira, ¿Dojoon está allí?
Hajoon no respondió, pero asumió que no, ya que había pasado años sin que le llamara por un ataque de pánico.
— Recuerda, inhala y exhala. — dijo, escuchándolo respirar contra la bocina.
— Iré para allá, estoy en camino— avisó, poniéndose los primeros zapatos que encontró debajo de su cama.
— No cuelgues, ¿Está bien? Respira, uno, dos, uno dos.
Caminó con prisa por el pasillo de su casa, bajó por el ascensor e intentó ayudarle a tranquilizarlo.
— Ya voy para allí, ¿si cariño? Dame solo quince minutos.
Entró en el auto acomodando su saco y bufanda para no resfriarse, agradeció que su niño no colgara y enlazó la llamada al parlante de su auto y se apuró donde su amigo vivía.
— Quiero que te relajes, cuenta tu respiración,
Hajoon hizo lo que le dijo.
Murmurando en voz baja uno, dos, repetidamente.
— Siéntate, busca un lugar cómodo.
— Quiero vomitar hyung.
Woosung le escuchó llorar.
— Lo sé, lo sé, escucha mi voz ¿si Hajoon? Quiero que te concentres en ella, y cuenta conmigo.
Hajoon asintió despacito, tembloroso y comenzó a contar.
— Uno, dos, tres, cuatro, cinco...
***
Woosung corrió cuando bajo del auto, aunque había prometido no colgar, la batería del teléfono de Hajoon se acabó, y no pudo contactarse de nuevo aunque intentó.
Corrió por las escaleras de hasta llegar al de su amigo, abrió la puerta temiendo por él.
Lo buscó en su habitación, y en el baño también, un miedo irracional le erizó la piel, pero le escuchó llorar.
Caminó por ahí, hasta que quedo frente a un armario, lentamente abrió las puertas, encontrándolo en el fondo de la ropa, hecho un ovillo llorando sin control, contando justo como le había dicho.
Con paciencia, se sentó a su lado.
— Estoy aquí Hajoonie— le llamó con cariño.
El nombrado le miró aún con los ojos hinchados y rojos.
— ¿Puedo acercarme?— preguntó, su niño asintió,— ¿Quieres decirme que sucedió?
El castaño negó.
— Está bien— siguió el procedimiento que había aprendido para ayudarle a calmarse, entonces habló— ¿Sabías que está lloviendo fuera?
Hajoon negó nuevamente, un poco más tranquilo que minutos atrás.
— Si lo está haciendo, ¿recuerdas que un día allá en casa de la abuela, no pudimos salir?— Hajoon le miró atento, su respiración calmándose lentamente— Es muy raro, la abuela nos había dicho que es porque se forman en diferentes capas de la atmósfera y con diferentes temperaturas.
Contó.
Los ojitos de su amigo le miraban algo apagados. Se sintió mal, porque supuso que su ataque tuvo que ver con la razón de que Dojoon no estuviera ahí.
Hajoon saltó sobre él, esperando a que lo abrazara para poder acurrucarse en él.
— ¿Volvemos a las mañas de cuando te conocí?— rio suavemente, acariciando el cabello alborotado de su amigo. Tiró de las chamarras que estaban a su lado y lo cubrió, arrullándolo hasta que se quedó dormido.
Con trabajo se levantó, había pasado mucho tiempo en el suelo y tenía que levantar a su amigo de allí, con cuidado lo cargó, y lo metió a la cama.
Lo arropó lentamente, recogiendo las cosas donde Hajoon se había escondido, encontró su teléfono, lo puso a cargar y se acostó a su lado, manteniendo una distancia prudente por si despertaba y no quería ser tocado.
Woosung desbloqueó su teléfono y le envió un par de mensajes a Jaehyeong.
W: Hey, estoy con Hajoon, tuvo un ataque de pánico y prefiero quedarme con él.
W: No sé si Dojoon va a llegar esta noche. Prefiero no dejarlo solo.
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⚫JUST2⚫
Ficção AdolescenteHajoon sabe que Danhi le odia por salir con su hermano mayor, y Dojoon sabe que su novio se esfuerza por caerle bien, y tal vez desconozca muchas cosas, pero si algo sabe bien, es que una relación es de solo dos. Historia medianamente larga con capí...