2. La sombra.

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Emily ojeaba el libro y se detenía en siertas páginas que parecían interesarles. El libro era increíble, tenía todo tipo de hechizos y conjuros mágicos.
Emily no podía creerlo, este libro había estado en manos de Rumplestilskin, de Cora y luego pasaron a los de la Reina Malvada.

Se detuvo en una página que llamó su atención, el título decía: "El llamado de la sombra".

El individuo debia mirar las estrellas y pronunciar: "la magia es real", pero no cualquier estrella, la más brillante, las más grande. Pero según decía el libro esa estrella salia cada 5 años. Y la última vez que había salido fue hace 3 años. Emily no esperaría 2 años más. Así que rápidamente descartó esa idea de la cabeza.

Siguio leyendo pero una voz la interrumpió, era su padre.

- ¡Emily! - llamó Killian desde la planta baja.

- ¡Ya voy! - respondió la joven.

Cerró el libro y bajó las escaleras para encontrarse con la cara sonriente de su padre.

- Cariño - le dijo sentándose entre a su hija y su esposa y dándole una sonrisa a su pequeña - tú madre y yo lo hemos pensando y - Killian miró a su esposa junto a él - se que faltan dos semanas para tu cumpleaños 16 pero queríamos darte tu regalo antes.

Killian sacó un pequeño frasco con una pequeña habichuela en él.

- Queremos que recorras la tierra que tu quieras. Que salgas de Storybrooke y vayas a donde tu corazón de lleve - dijo Emma mirando a su hija.

- ¿¡Es en serio!? - preguntó la chica mas emocionada que nunca.

Ambos adultos asintieron y Emily no tardó en levantarse de la silla y abrazarlos a ambos.

- ¡¡Los amo muchísimo!! -

- Y nosotros a ti - dijo Emma.

Emily besó las mejillas de sus padres y tomó el frasco. Lo miró con admiración y regresó a su habitación sin antes agradecerles a sus padres con la mirada.
Los amaba, amaba a sus padres, sus modelos a seguir, sus inspiraciones.
No se imaginaba una vida sin ellos.

Dejó la habichuela en la mesa de noche junto con la lámpara, miró por la ventana un instante antes de que sus ojos se pasarán sobre las páginas de su libro.

De repente empezó a anochecer, nunca era conciente del tiempo cuando la distraia un buen libro.

Emily bajo las escaleras para encontrarse a su madre cocinando la cena.

- Hola mamá - dijo la joven acercándose a Emma - ¿necesitas ayuda?

- ¿Podrías pelar esa cebolla y cortarla por favor? - pidió la mujer mirando la cebolla encima de una bandeja.

- Claro - Emily asintió y se acercó a la verdura para empezar su labor - ¿Donde esta papá? -

- Se fue a trabajar - respondió la rubia.

- ¿Un sábado? - preguntó confundida.

- Si, necesitaba terminarlo hoy -

Emily no sintió la necesidad de contestar así que siguió cortando la cebolla.

Luego de ayudar a su madre con la cocina Emily se sentó en la mesa que había, no iba a regresar a su cuarto. Ya había pasado mucho tiempo en ese lugar.

De pronto la puerta se abrío y una cabeza se asomó por la entrada.

- ¡Papá! ¡Volviste! - gritó Emily corriendo a abrazar a su padre.

- ¿Como esta mi estrella de mar? - preguntó el llamándola por su apodo.

Emily sonrío por el apodo que le había dado en su nacimiento y abrazó a su papá.

- ¿Que tal amor? - saludo Killian besando a su esposa.

Luego de la cena, la familia Jones se fue a dormir.

Emily estaba tan cansada que olvidó de cerrar la ventana.
Y en menos de dos minutos se quedó profundamente dormida.

Emily despertó en una superficie plana y nada cómoda. Sin duda no era su cama, y cuando abrió los ojos se dio cuenta de que tampoco era su cuarto ni casa.

¿Donde estoy? Pensó la chica mirando su entorno.
Bueno no podía mirar mucho ya que unos gruesos barrotes de caña no le permitían ver demasiado.
Una jaula. ¿En serio? Se preguntó Emily para sí misma.

- Veo que despertaste - dijo una voz del otro lado de la jaula.

- ¿Quien eres? - preguntó Emily. Apenas podía ver al chico, pero por su tono de voz podía imaginar que se trataba de un adolescente. Al igual que ella.

- Me llamó Peter. Peter Pan - contestó el muchacho cruzandose de brazos - y esto es Nunca Jamás -

- ¿Que? ¿Nunca Jamás? ¿Es una broma? - preguntó Emily confundida.

- No es ninguna broma niña. Y tampoco estas soñando - afirmó Pan.

Ambos se quedaron en silencio y Pan habló otra vez.

- Bien, te sacaré de aquí. Pero no intentes hacer algo estúpido -

Pan liberó a la chica y esta vez Emily prestó atención a su entorno. Un bosque hermoso, y a unos cinco metros varios niños jugando y hablando entre ellos.

- Aquí son felices - continuo Pan observando a los niños divertirse - tu podrías ser feliz también -

- Yo era feliz con mi vida - se quejó la muchacha mirándolo seriamente.

- No del todo. Pude sentir un vacío en tu corazón -

- ¿De que hablas? No tenía un vacío en el corazon. Vivía feliz y tranquila - se defendió Emily.

- Niegalo cuanto quieras. Yo se de lo que hablo - asintió Pan.

Emily rodó los ojos y Pan la invitó a su campamento.

- Bienvenida a tu nuevo hogar -

Niña Perdida.  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora