14. Luna Azul.

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Era de mediodía y el tiempo se estaba agotando, al igual que las ideas. Nadie tenía nada. Cero ideas.
Peter Pan tenía una, pero lo pensó dos veces antes de decirlo. Y al final lo dijo.

- Tengo una idea, pero será difícil - nadie confío en su mirada, pero era mejor que nada - La caja de Pandora tiene el poder de extraer la oscuridad y llevarla a un lugar donde no podrá escapar -

- ¿La caja de Pandora? ¿Eso no se la llevará también a Emily? - preguntó David mirando al señor Gold quien ya había usado esa caja en varias ocasiones.

- Podría ser, sería peligroso - objetó el hombre levantándose de su silla - Es por eso que tiene que salir a la perfección -

Dudaron un poco en la idea pero era la única que tenían. Mientras el Señor Gold fue por la caja, los demás pensaron en un modo de atraer a Emily.

Pero no hizo falta, Althea aparecio detrás de Peter Pan susurrando su nombre en su oído.
Se dio la vuelta y se encontró con ella, pero esa no era su novia, no era la chica de la que se había enamorado. Era muy diferente, se arrepintió de lo que había hecho. Había transformado a Emily en un monstruo.

La luna empezó a aparecer entre las nubes, una luna grande, azul y brillante. Maldición, era hora, la joven se convertiría en lo que es ahora para siempre, y ni la caja de Pandora podría deterla.

Justo en ese momento unos rayos azules y blancos se alanzaron ante Alhea para asi transformarla.

Por suerte Rumplestilskin era más rápido y logró traer la caja mágica. La abrió formando una nube roja, acto seguido una succión se disparó hacia Emily, la chica se esforzaba por no ser traganda, ella lo lograba, más su oscuridad no.

- ¡¡Esta funcionando!! - se oyó decir a Regina viendo la escena.

Parecía que así era. Estaba funcionando, de pronto apareció entre una nube negra, una figura humana, barbuda, oscura y vieja.

- ¿¡Que creen que están haciendo idiotas!? - gritó el hombre reciente.

- Salvando a mi hija - grito Emma aún sin saber a quien se dirigía.

- ¡¡La matarán!! - gritó detrás de la joven que luchaba contra la fricción.

El hombre liberó una magia de sus manos y atrajo a Emily hacia él. No conocía a la joven, pero su hijo la amaba, y haría todo lo que fuera por él para arreglar las cosas entre ellos.

La caja de Pandora ya no resistía más, pero luchaba por ganar, el desconocido también. Los demás no sabían que hacer, menos Peter que sabía perfectamente lo que su padre estaba haciendo y sabía que ganaría.

- ¿¡Se puede saber quien es el hombre!? - preguntó Regina.

- ¡¡Es mi padre!! - largó Pan.

Al escuchar esto Rumplestilskin quedó en shock, dejando caer la caja de sus manos, esta se cerró y el hombre del otro lado dejo de luchar.

La joven Althea cayó desmayada al suelo, parecía cansada.
Todos corrieron en direccion al cuerpo de la muchacha.
Los únicos que quedaron quietos fueron, Peter Pan, Gold y su abuelo.

- ¿Tu padre? - preguntó Gold algo alarmando y descorcentante.

- ¿Te sorprende hijo? - le respondió de mala gana.

- Jamás lo conocí - respondió el.

- Ni yo - habló el hombre apareciendo a su lado - Me llamó Arthur, Arthur Pan.

Rumple no lo creía. Jamás había conocido a su abuelo. Su padre jamás lo había mencionado.

- Se lo que piensas, te lo explicaré todo, es una larga historia - Arthur tenía la voz ronca y gruesa, era más alto que los presentes y usaba una bata negra, la barba gris se le extendía hasta el pecho.

- Emily, Emily despierta por favor, por favor - suplicaba Emma al borde de las lágrimas.

Mary se tapó la boca y empezó a llorar, se aferró a los brazos de su esposo que cerró los ojos pensando en lo peor. Regina puso una mano en el brazo de Emma diciéndole que ya nada funcionaría. La rubia abrazó a su esposo. Acababa de perder a su hija, no podía soportar el dolor y la culpa. Hook no dejaba de abrazar a su amada y también cerró los ojos, besó la cabeza de la rubia y apoyó su frente en ella.
Henry también lloraba, su hermana se había ido.
Zelena apoyó la cabeza en el hombro de su hermana y ambas lloraban.

Al otro lado de la calle Peter Pan se detuvo en seco, había estado hablando con su hijo y padre que casi olvidaba a su novia.

- ¡¡Emily!! - salió disparado y los dos hombres reaccionaron - ¡¡Emily!! ¡¡No!! - se arrodilló junto al cuerpo y lloró como nunca en su vida. Sentía que no había tenido suficiente. No la había besado lo suficiente. No le había dicho te amo. Se sentía inútil.

Y él era el mayor culpable. ¿Como se atrevía a enviar a la única persona que amaba hacia la oscuridad? Era un idiota.

- ¡¡Esto es tu culpa!! - le gritó Emma roja de ira y los ojos inchados por las lagrimas - ¡¡Tu hiciste esto!!

- ¡¡No quería que muriera!! - se defendió el joven poniéndose de pie a la altura de la mujer.

- Pues no funcióno - nadie más decía nada. Sólo era la discusión entre Peter Pan y Emma Swan.

Emma le gritaba y Peter también. Regina tuvo que detener los gritos después de unos minutos.

Luego de tres horas nadie quería dormir. Nadie podía. La idea de que jamás volverían a ver a Emily se les clavaba en el corazon como una estaca.

Emma estuvo llorando junto a su esposo en el sofá de la sala, abrazados y lamentándose todo.

Henry y Regina también sufrían, Regina no lloraba tanto como Henry, de vez en cuando largaba un sollozo que le rompía el corazon. Henry no quizo ver a nadie. Se encerró en su habitación y se quedó allí horas para luego quedarse dormido con la almohada empapada de lágrimas.

Mary lloraba ebrazando a su esposo, ambos estaban en la cama intentando conciliar el sueño, pero nada funcionaba. Sólo salían lágrimas y más lágrimas.

Gold le contó a su esposa lo sucedido, y ella lloró también y se lamentó no estar ahí, pero el hombre le había prohibido salir por la magia oscura. Lo único que quería era proteger a Bella.
Rumple se quedó con ella y la mujer lloraba y repetía "no, no, no" una y otra vez.

El pueblo lo supo al día siguiente y quedaron devastados. Los más cercanos: Archie, Ruby, La Abuelita, Geppeto, Pinocho, los enanos, fueron los más afectados. Les dolía pensar que jamás verían a Emily caminar por el pueblo. Enterando cada Miércoles por una taza de chocolate caliente; a la librería en busca de libros sobre aventura; a la casa de Geppeto y Pinocho para saludarlos y desearles un lindo día; o cantar con los enanos mientras ellos van camino al trabajo. Nada de eso podrá volver a repetirse. El pueblo lloro su pérdida, sólo había algo que se podía hacer.

Niña Perdida.  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora