Capítulo 16

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—Deberías haberte quedado... e-estabas pasándolo bien —murmuró Lena con la mirada en la acera.

—Vamos, Kieran... Sabías perfectamente que me daba igual esa fiesta. Lo que no me da igual es que vayas sola por la calle y borracha como una cuba. Le prometí a tu madre y hermano que te cuidaría y te llevaría a casa—rodeó su brazo al cuello de su vecina, abrazándola un poco y la pelinegra le confesó que se sentía culpable—. Si piensas que has estropeado algo créeme que no.

—De todas formas, l-lo siento... —murmuró y se arrimó a Kara. Después de unos segundos de silencio, habló de nuevo—. Como mi madre me vea así, m-me mata —se señaló a sí misma por la cantidad de alcohol ingerida y empezó a masajear su cabeza.

—Pues quédate en mi casa —cogió su cabeza y, para sorpresa de Lena, Kara apartó su mano poniendo la suya y masajeó sus sienes con delicadeza—. Total, siempre que acabas así terminas babeando mi cama.

—Yo no babeo, esa eres tú —le hincó el codo en las costillas, pero no se separó—, pero gracias. Eres un salvavidas.

—Para eso están las amigas.

Esas palabras que se formaron en la boca de Kara ya no le dolían tanto como antes. Ahora mismo estaba pensando en que habría pasado si se hubiera quedado más tiempo con sus amigos y, sobre todo, con Imra. En cambio, Lena sintió algo extraño que hizo que agachase la cabeza después de asentir, como también separarse lentamente de su vecina con disimulo.

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Anduvieron el resto del camino en silencio ya que Lena le pidió un poco de tregua porque se estaba mareando un poco y quería llegar a la cama en cuanto antes. Nunca había bebido tanto, ni siquiera en las fiestas de Jack. La condujo hasta su casa, la ayudó a subir las escaleras, entrando después en la habitación en silencio. Kara fue rápidamente a notificar a su madre sobre su presencia y que la azabache se quedaría también a dormir.

Entró nuevamente en la habitación y se rio al ver a Lena con mitad del cuerpo en la cama y con la otra mitad fuera de ella casi tocando el suelo. Cogió su móvil y le hizo una foto para enviárselo a su hermano seguido de un texto, confirmando en que su vecina se quedaría con ella. Luego chateó con sus amigos diciendo que habían llegado sanas —al menos Kara— y salvas.

Finalmente, le habló a Imra para pedirle disculpas por irse con prisas, pero a los pocos segundos después, la morena le contestó con una foto con sus amigos seguido de un 'no te preocupes, me caen bien tus amigos, son lo más'. La rubia sonrió y le contestó atrevidamente que la próxima vez sería sin amigos a lo que le contestó con un 'me encantaría'.

—¿Y esa cara? —preguntó Lena haciendo que Kara se sobresaltase, pues esperaba que la pelinegra estuviera durmiendo como una marmota.

—Es Imra... —contestó sin importancia, dejando el móvil en su escritorio preparada para desvestirse. Le quedaba muy bien el mono, pero estaba deseosa en quitárselo ya.

—¿V-vas a verla de nuevo? —preguntó con brusquedad y la rubia asintió con las cejas un poco fruncidas, pensando en por qué su pregunta sonaba tan hostil—. Acabas de conocerla, Ká. ¿No d-deberías frenar un poco el carro? —cuestionó nada más levantarse y yendo hacia su vecina mientras se tambaleaba.

—Solo hemos hablado un poco —le replicó indignada, sujetando sus brazos ya que se iba a caer—. Pero me ha caído bien.

—O sea, que quieres conocerla para algo más, no para una aventura y d-descubrir si realmente te gustan las tías o algo así —se detuvo en seco para mirar a los ojos azules, apartándose de la rubia, pero sin dejar de tambalearse.

Vecinas incontrolables | SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora