Capítulo 11

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Después del examen, Kara se dirigió hacia la cafetería. Estaba cansada y le dolía la cabeza. Juró que era el peor test que había hecho en toda la carrera de su vida y sabía que iba a suspender. Pidió su café, se sentó al final en una esquina y esperó a que sus amigas terminaran de responder a las preguntas de historia internacional.

Pasó por lo menos un cuarto de hora y apoyó la cabeza en la mesa cansada de tanto esperar. El café parecía haberle hecho un efecto inverso. Se notaba más apagada que activa. Claramente no estaba de buen humor.

—Hey, tú...

Lena saludó en un susurro sentándose a su lado con su café. La rubia giró su cabeza para dedicarle una sonrisa apenada y volvió otra vez a su posición murmurando un "hola" apenas inaudible, pero lo suficiente alto para los oídos de Lena.

Estos pocos días que pasaron se dieron cuenta de que la actitud de ambas había cambiado —o en realidad estaban igual que siempre, pero ahora se hablaban más y mejor que antes—. Se centraban tanto en molestarse que no se dieron cuenta de que había otros gestos y pequeños detalles que no conocían.

Por ejemplo: si Kara iba a la cafetería después de un examen, como ahora, es que le había salido mal. Vamos, casi siempre estaba metida ahí. Lena se dio cuenta que era verdad cuando Nia le informó sobre aquello, repasando las veces que la rubia estaba desplomada encima de la mesa cuando terminaban un test.

Otras cosas como que Lena siempre arrugaba la nariz y sacaba un poco su lengua cuando se concentraba en algo cuando iban todas a la biblioteca. Kara siempre le molestaba en cerrarle la boca con el bolígrafo que no se dio cuenta de que Lena siempre hacía eso cuando estaba metida en el libro de texto y lo hacía sin pensarlo.

Kara ponía una cara entrañable cada vez que le servían su plato favorito cuando salían a cenar. Sam siempre le señalaba con el dedo riéndose de ella hasta que la pelinegra le prestó toda la atención y realmente era entrañable. Lena era muy lista, pero era muy olvidadiza y despistada cuando se trataba de su chaqueta de cuero y su preciado bolso; la rubia se dio cuenta de eso cuando la pelinegra se disculpaba siempre en ir y venir de los probadores todo el rato cuando salían de compras con Nia y Sam.

Había más entre otras cosas y lo que le quedaban por descubrir juntas.

Posó su mano en su cabello, apartando las mechas rubias para acariciar su nuca. Descubrió que era su punto débil y relajante cuando fueron a estudiar todas juntas un día antes del examen ya que Nia nunca paraba de hacérselo cuando Kara se lo exigía y sabía perfectamente que lo necesitaba. Kara se dejó acariciar, notando el tacto de sus dedos fríos.

No era un acto común entre ellas si habláramos de hace tiempo ya que siempre se estaban pegando, pero ahora era totalmente diferente, incluso podrían considerarse amigas. No como antes que eran como conocidas o compañeras. Amigas.

—Vamos, Ká, seguro que no ha sido para tanto.

—Como sigas así me voy a quedar dormida... —murmuró con un gemido somnoliento, evadiendo las palabras de la pelinegra.

—No me esquives... —le pellizcó suavemente la nuca.

—No me ha salido nada bien, Kieran —giró su cabeza para mirar a su vecina nuevamente, aunque su mirada se desvió a la mesa segundos después—. Estoy tan agobiada con todo... El cuarto año realmente se me está dando como el culo.

—Todo se te da como el culo —bromeó haciendo sonreír a Kara.

—Tampoco todo... Soy una gran animadora —se defendió incorporándose, haciendo que Lena quitara su mano y se recostó en su asiento para suspirar después—. En realidad, sí... Todo se me da como el culo... Tenemos partido la semana que viene y no me he aprendido todavía la coreografía al cien por cien... —recordó con mala gana—. Y este fin de semana es Halloween y Nia no para de insistir en que vayamos de fiesta a casa del imbécil de Jack. Tengo cero ganas de todo —suspiró pesadamente derrotada—. Veo mi futuro tan negro...

Vecinas incontrolables | SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora