Ya en mi cuarto, la culpa me consume y siento la necesidad de disculparme sinceramente.
Yo - (Arrepentido): "Oye Isis, perdóname, ese no era del todo yo. O sea, era yo, pero me dejé llevar por la situación y se me nubló el juicio."
Ella me mira, aún molesta y con una expresión de duda.
Isis - (Refunfuñando): "No sé si deba perdonarte."
Mi corazón se encoge al escuchar esto, y decido suplicar por su perdón.
Yo - (Suplicante): "Por favor. Haré lo que sea que me pidas por hoy."
Isis parece interesada, considerando mi propuesta.
Isis - (Interesada): "¿Lo que sea?"
Yo - (Afirmativo): "Sí."
Ella asiente, decidiendo probarme.
Isis - (Decidida): "De acuerdo."
Siento una gran alivio y agradecimiento.
Yo - (Agradecido): "Gracias."
Me acerco para abrazarla, buscando reconfortarla, pero ella me detiene colocando su pie en mi cara.
Isis - (Autoritaria): "Nada de cariño hasta que yo te diga."
Yo - (Obediente): "Entendido, Isis."
Ella me empuja hacia el piso con su pie, estableciendo su autoridad.
Isis - (Dominante): "Hasta que yo diga que es suficiente, tú me llamarás Reina Isis."
Siento la necesidad de demostrar mi obediencia y respeto.
Yo - (Sumiso): "Sí, Reina Isis."
Ella sonríe, satisfecha con mi sumisión.
Isis - (Mandona): "De acuerdo. Empecemos con algo suave, un masaje de pies."
Yo asiento, listo para cumplir con su orden.
Yo - (Obediente): "De acuerdo, Reina Isis."
Comienzo a darle un masaje en los pies, aplicando presión en los puntos correctos para aliviar cualquier tensión. Mientras ella se relaja viendo televisión, siento que estoy haciendo lo correcto para ganar su perdón y recuperar su confianza.
Cuando terminé con los masajes en sus pies, me inclino hacia ella y digo con respeto:
Yo - (Respetuoso): "Listo, Reina Isis."
Isis asiente, complacida por mi obediencia y desempeño.
Isis - (Satisfecha): "Bien, te mereces un premio. Pero te lo daré cuando termines de servirme."
Asiento, dispuesto a seguir sus órdenes.
Yo - (Obediente): "De acuerdo, mi reina."
Isis se recuesta, mostrando su dominio con una voz firme.
Isis - (Mandona): "Bien, ahora vas a lamer mi vagina."
Me acerco con sumisión, dispuesto a cumplir su mandato.
Yo - (Acordando): "De acuerdo, Reina Isis."
Comienzo a lamer su vagina, aplicando todo mi esfuerzo para complacerla. Siento cómo aprieta las piernas para no dejarme ir, intensificando la experiencia. Después de cinco minutos, ella habla con satisfacción.
Isis - (Satisfecha): "Lo hiciste muy bien. ¿Quién es un buen esclavo? ¿Quién?"
Respondo con devoción, buscando su aprobación.
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Los Pies de Isis
Roman d'amourCuando Jesús recibe una inesperada visita de su amiga Isis, lo que comienza como una simple reunión se convierte en una exploración profunda de deseos ocultos y secretos inconfesables. A medida que su relación evoluciona, se descubren a sí mismos en...