-¡Padre! Prometisteis que me dejariais. ¡Padre!
Airis me despertó.
-hey...tranquila, es un sueño.
Negué con la cabeza.
-El sonido de los cañones atravesando el barco de la Lágrima no es ningún sueño, y lo sabes.
Airis me abrazo y por primera vez en mi vida no me aparte de él.
-Yo también tengo pesadillas del barco hundiéndose- suspiro- En ellas siempre apareces tu, muriendo ahogada. Demonios, duele. Más te vale no contárselo a nadie.
Me reí y me aparte. Era un chico agradable y guapo. Muy guapo.
Pero no me atraía. Ni un poquitin. Y su empeño en pedirle mi mano a mi padre hacia que tuviera ganas de matarle.
-La nave esta bien, cualquier día les veremos aparecer por el horizonte para sacarnos de este islote de mala muerte.
El torció el gesto al notar mi indiferencia. Y tuve que confesar.
-Airis-Dije- Mira, yo se que te importó y que cuando me cortejas, o lo intentas, lo haces con sinceridad. Pero es que no te quiero. No quiero atarme a nadie en mi vida. Y por dios mirate, tienes el cuerpo del dios del mar, cualquier chica caería redondita a tus pies. Pero, es que realmente tu intento de seducirme para que me pase la vida adorando te no funciona y me están entrando ganas de estrangularte por ponerme esa cara.
Y....si señor así es como se coooooorta por lo sano.
Espere que se levantará y me dejara allí sola.
Sin embargo solo se río. Y se río, por unos largos cinco minutos.
-Eres increíble.
Puse los ojos en blanco y alce las manos al cielo. En fin.
Oímos un cañón y otro, otro más.
-Cañones piratas- Dijo el.
-Nuestros cañones piratas- Sonreí de oreja a oreja, recogí mi cinturón para las navajas y me lo até a la cintura.
-Hasta nunca mi malvado plan para convertirte en mi enamorada esclava- dijo socarrón.
-Oh vamos callate.
Tardaron veinte minutos en llegar a la orilla.
Estaba deseosa de volver a ver a mi padre y a sentir el vaivén del barco sobre las olas.
Cuando llegaron descendieron la escalera de cuerda y mi padre salio a saludarnos.
-Bien hecho Airis- Le dijo mientras subía.
-Padre, se cuidarme sola- dije enfadada- ¿Bajas?
Su rostro se ensombrecio.
-Tres hombres.
Apreté los dientes furiosa.
- ¿Prisioneros?
-Dos- Señaló con la cabeza la puerta que llevaba hasta el almacén.
Baje las escaleras furiosa, con ganas de pelea. De venganza.
Lo que no me esperaba era oír una risita.
- Vales para robar manzanas, pero te echan del barco cuando atacamos ¿eh?- Me gire y vi al soldado novato del muelle.
-¿Tú? Oh por favor, pensé que mi padre era mejor con los prisioneros.
- Soy hijo directo del rey de Rilia estúpida.
- Sí claro, y va a mandar a su real niñato a atracar un barco. Pf.
-Era mi deseo- Mientras sonreía añadió- Y estoy orgulloso en decir que he acabado con tres bandalos que ya no robaran ni harán daño a nuestros niños y mujeres.
Le mire echando chispas por los ojos.
- Tú-espete- Tu maldito imbecil. Nosotros no matamos si no nos atacan. No hacemos daño si no nos hacen daño. Damos la mitad de nuestros botines a los pobres en los puertos. No atacamos a niños. Mis hombres no violan mujeres. La única gente que tiene que temernos son las de vuestra calaña. Porque tienen miedo de que os robemos vuestras riquezas. Mientras que vosotros se la robais a mendigos.-Y alzando la voz añadí- Y una cosa que te quede clara principito. ESTE ES MI BARCO. No estas en en tu maldito palacio de mierda. Así que callate si no quieres acabar con tus majestades en el fondo del mar.
Y le pegue una patada en sus reales virtudes mientras la tripulación aplaudía
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Contra Corriente
FantasyKera es una pirata. Una brillante pirata deseosa de que su padre, el capitán del barco en el que navegan le de la oportunidad de mostrar su valía. Ella esta totalmente en contra de las reglas que rigen su mundo y quiere hacer algo para cambiarlo, si...