Pasó una semana hasta que volví a ser yo misma. La sensación de que había sacrificado mi libertad por salvar la vida de un príncipe al que no siquiera conocía me había estado matando. Me roía las entrañas pensar en la boda. Me asqueaba tener que planificarla con Airis a mi lado, enamorado.
No es que yo no le apreciara en absoluto, pero era como estar planificando casarme con un primo o un hermano. Me daba asco. Y así se lo había hecho saber a mi padre en varias ocasiones, pero el se limitaba a decir que con el tiempo lograría cambiar de opinión.
Lo deseaba, deseba poder quererle. Pero era imposible.
Así que fingí estar enferma hasta hacerme a la idea de todo esto.
Una boda no iba a cambiarme, no iba a cambiar mi forma de ser, mi manera de hablar o de tratar a la gente. Incluido Airis.
Yo había sido criada para ser una mujer libre, y así iba a ser.
Cuando salí de mi habitación vi a Ajax fregando el suelo. Nadie se fiaba de él todavía y por supuesto nadie le había dado un arma.
-¡Vaya! La primera mujer pirata se ha recuperado-Dijo uno de los marineros de mi padre- ¿O no? Quizás decidir casarse la ha hablandado.
Solté un bufido y apreté los dientes.
-Y una mierda- Pegué una patada al cubo del agua sucia de Ajax y le dediqué una mirada fría- Había una mancha, justo ahí.
La tripulación estalló en carcajadas, mire al que me había faltado el respeto y tire una de mis dagas.
Se le clavo en el hombro de la camisa sucia que llevaba puesta y quedo pegado a la madera del mastil.
Me acerqué contoneando las caderas y con la cabeza bien alta y arranqué mi daga sin esfuerzo.
-No vuelvas a hablarme así o dibujare una sonrisa dulce en tu garganta ¿Sí?- Dije sonriendole. Él asintió-Ayuda al principito a limpiar. Ya.
Se tiró al suelo, cogió un trapo del cubo que Ajax había vuelto a poner en pie y limpió sin abrir ni una sola vez más la boca.
-¿Alguien más tiene algo que decir?-Dije, todos volvieron a sus quehaceres.
-Kera-Me giré al oír la voz de mi padre. Estaba sonriendo orgulloso y supe que había presenciado todo- Me alegra verte. Verte con tu propia luz y no con la de otros.
Y entonces entendí porque sonreía tan feliz. Lo había conseguido, ocultar todo lo que sentía por un desconocido tras una barrera tan alta que ni siquiera mi padre podría llegar a ella.
-Sabía que tarde o temprano se me pasaría-Contesté, con una voz un tanto engreída-¿Alguna novedad?
-Su padre ha dado la ordén de busca y captura de nuestro barco. Quiere a todos muertos menos al principe y a ti.
-Que sorpresa-Dije irónicamente-¿Dónde está mi futuro marido?-No pude evitar una mirada de reproche hacia mi padre, que se encogió ligeramente.
-Aquí-Oí a dos voces decirlo a mismo tiempo. Una alta e incredula y otra casi en un susurro, pero firme y segura.
La primera era de Airis, la segunda, de Ajax.
Ignoré al príncipe y sonreí a mi prometido.
-Quiero hacer algo. Algo malo-Dije.
-Mi regalo de bodas anticipado-Sonrió- Vamos a desembarcar en un pueblo lleno de estafadores y truhanes que se encargan de hacer la vida imposible a los pescadores de la zona.
-¿Y vamos a patearles el culo?
-Por supuesto-Mi padre nos miró, y por un momento, pensé que se iba a negar. Le mire desafiante esperando que dijera algo. Solo se encogió de hombros.
-Vosotros sabréis. Si os cogen a Airis le matarán y a ti, Kera, te harán cualquier cosa. Pero es asunto vuestro.
Sonreí y entré dentro de mi camarote para salir con mi capa puesta y el cinturon lleno de dagas. Cogí mi espada, una espada ligera y veloz y me reuní con Airis en la borda.
Ajax nos miraba desde lejos, sentado en el suelo, muerto de celos.
Estúpido. Pensé. Harás que te maten.
Con el bote preparado, saltamos dentro y nos fuimos remando hasta la orilla.
Llegó la hora de la acción.
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Contra Corriente
FantasíaKera es una pirata. Una brillante pirata deseosa de que su padre, el capitán del barco en el que navegan le de la oportunidad de mostrar su valía. Ella esta totalmente en contra de las reglas que rigen su mundo y quiere hacer algo para cambiarlo, si...