𖥸 : Cinco

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En el pasado Bangchan era un hombre solitario. Lleno de tornillos e ideas interminables. Incluso proyectos en medio de su mesa de nuevos inventos. En las noches cuando construía o atornillaba cosas, se frustraba y miraba a un lado para encontrar todo un vacío en el lugar. Las ganas de comentar algo o saber más que solo a lo que se dedicaba.

En el pasado.

-¿Es esto necesario? La libertad de mi cuerpo me es más comoda- el inhumano comentaba. Chan le vestía mientras el recién nacido acababa de tomar una ducha, donde se encontró debatiendo con el sobre los componentes de un simple shampoo.

-No puedes ir desnudo por las calles...- Chan reía. Suponía que el medio robot aprendería después de la importancia de la privacidad-. Listo. Después compraremos ropa un poco más grande.

A pesar de ser un científico, nunca pensó en cosas como acomodar una habitación para el inhumano, mucho menos en comprar ropa o básicamente enseñarle como es la rutina de una persona normal. Pero ahora que lo vivía, se arrepentía de no haber planeado esos detalles.

No quería recordarlo, pero campo 9 pensó que el robot desarrollaría problemas matutinos que todos tienen. Como una erección en las mañanas. Chan debió lidiar con ignorar el miembro todo el rato que le ayudó a bañarse pero pudo aguantarse mirarle indiscretamente por un buen tiempo.

Por ahora debía buscarle un pasatiempo, pero contestar las llamas le interrumpía, porque su compañero Lee Félix parecía una colegiala emocionada por saber lo que hacía el medio robot. Incluso insistía en que debía hablar con él.

Caminaban por el lugar, y el inhumano paró en medio de las escaleras de gran altura que dirigían a su habitación.

-¿Qué sucede?- Chan volteó y cuo como este miraba alrededor de su gran cuerpo. El rubio no lo decía pero este hombre lucia demasiado humano para que alguien pensara que había sido creado hace menos de dos días.

-Instintivamente mi cuerpo ha desarrollado un tipo de miedo a esta altura de tus escaleras- este tenía sus ojos abiertos, Chan pensó que tenía una cara de pánico. El científico sonrió pues eso era un progreso sumamente rápido.

-¿Tienes vértigo?

-¿Vértigo? Pues es un desagradable sentir- el pelinegro era honesto, Chan no podía estar más feliz. Subió los pocos escalones que ya había bajado y se acercó a este quien le miró a la expectativa de su cercanía.

-Te ayudaré a bajar, ¿o quieres tomar mi mano?- ofreció y el pelinegro lo hizo sin problemas, sintiendo que este tenía una buena temperatura.

-Fascinante, tus dedos tienen más grosor que los míos, pero no son más largos- el pelinegro analizó las manos que ahora estaban juntas, acercándolas mucho a su cara.

Existían miles de prototipos de robótica humana ahora que Chan aún no había oido de alguien como el medio humano que tenía al lado. Si lo observaba bien, no tenía imperfecciones y eso aunque fuera no creíble, era cierto. Las uniones de su piel eran exactas a las de un humano, sus dedos, pecho y espalda igualmente. Chan se dio muchas cachetadas mentales cuando se encontraba viéndole de esa manera, o más porque el inhumano contaba cada centímetro que movía ya fuera de su cuerpo o cara.

Chan no prestó más atención porque le parecía peculiar pero no menos lindo. El pelinegro era como un niño explorador . Cuando ambos trataron de bajar el primer escalón, el rubio no quiso pensar cosas pero juraba que el inhumano había apretado más su mano y no sabía por qué eso lo ponía un tanto nervioso. El pelinegro podía caminar sumamente bien, solo que si te fijaba más, podías ver que aún tenía movimientos un tanto mecánicos.

Una vez en el firme puso, Chan en la encrucijada de ver que podría conseguirle al pelinegro solo se le ocurrió la TV. Tal vez un poco de programas de variedades podría hacer que el medio robot entendiera mejor el dialecto informal y los sentidos del humor. Incluso podría copiar las expresiones de los rostros. El pelinegro no se vio en problemas e hizo lo que Chan le indicó, sentarse a ver.

Chan por otro lado se sentó en su mesa de trabajo que estaba no muy lejos, casi paralela, permitiéndole ver al pelinegro en el ángulo de frente. Le pareció chistoso que el hombre parpadeaba más de la cuenta y movia sus ojos captando cada cosa que ocurría en el programa. No podía creer que era un hombre de semi maquinaria, que fie creado por las manos de Felix y él.

Menos el saber que tenía compañía.

-¿Puedo saber el curioso acto de mirarme de esa manera?- Chan dejó de pensar cuando se dio cuenta de que ahora el pelinegro no veía la televisión sino a él-. Han sido un total de cinco veces en lo que van de las tres horas, exceptuando la primera vez que hablamos.

-S-solo pensaba.

-¿En qué?

El pelinegro quería saber más, pero el teléfono de Chan estaba sonando con una llamada entrante, era Felix.

-Y bien, ¿cómo va tu luna de miel?- decía en la otra línea y Chan podía adivinar su cara de idiota divertido-. ¿Funcionó el pene como esperábamos?

-Felix, no es una luna de miel, estípido...

-¿Ah no? Entonces hazlo por la ciencia. No dure horas construyendo un miembro para que no lo uses, Chan. Deberías pasármelo, quiero hablar con él ¿está desnudo?

-¡No, no lo está! Y no crei que sea buena idea que hables con él.

-Tonterias, pasármelo y le daré unos buenos consejos- Felix dijo y Chan quería saber cómo darle un golpe a través del teléfono.

-No, no hablarás con él. Él solo ve televisión... vuelve a tu trabajo- Chan colgó la llamada casi jalando de sus cabellos.

Todo con Felix era así y seguramente le atormentaria toda la vida hasta que le diga que se acostó con el robot o algo parecido. Cosa que a Chan le avergonzaba mucho, no es que viera al pelinegro como un inocente, pero sabía que él realmente ignoraba muchas cosas.

Por ejemplo, el hecho de su razón de haber sido creado.

Chan no tenía idea de cómo le haría saber al pelinegro que realmente le creó para que fuera su pareja, pero no quería apresurarse. Él sabía que eso ya no sonaba tanto como algo en nombre de la ciencia.

Pero definitivamente trataría de ir lento.

Creating You 𖥸 MinchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora