~Estúpido Jotaro~

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Narra Kakyoin:
Las vacaciones dieron comienzo conmigo de viaje por el trabajo de mi madre, en Egipto pasé la mayoría del receso escolar dónde pude estar tranquilo olvidandome de todo y dedicándome a disfrutar. Al volver todo se sentía tan tranquilo por la falta de gente en el pueblo.

En algún punto de éstas vacaciones me reencontré con Dio por casualidad en la ciudad, y aunque comenzamos en un café hablando de cosas triviales como mis futuros estudios terminé en un hotel con él durmiendo a mi lado, no podía negar que en su momento lo hice para tratar de olvidar a Jotaro pero después de un tiempo él ni siquiera pasaba por mi mente al momento de tener sexo. Tenía que admitir que Dio era muy bueno... Bastante bueno, así seguimos hasta que el punto dónde lo hacíamos era su casa.

Era el último día de descanso antes de iniciar un nuevo ciclo escolar, ya algo entrada la noche desperté con una suave sábana, giré mi cuerpo para ver la persona a mi lado, su ancha espalda y ese cabello brillante como el sol despeinado que tanto me gustaba tomar.

-por lo menos tú te quedas a mí lado - pensé-

Me levante para ir al baño y arreglarme un poco para después cambiarme, al salir él ya estaba despierto, con una bata que cubría su cuerpo pero que aún dejaba ver algunas marcas en su cuello, hombros y abdomen, sostenía dos tazas de café invitándome una.

-¿Y esto? - dando un sorbo de ese oscuro elixir-

-Mira - señalaba una marca- pensé que tenías hambre - sonreí al escuchar ese chiste-

-Creo que me alimentaste bien - con mi mano hacía un círculo con los dedos índice y pulgar y lo llevaba a mi boca que entre abierta en forma de O pasaba mi lengua entre la figura de mis dedos-

El rió ante aquella expresión mía mientras terminaba su bebida

-Quieres qué te lleve a casa?

-Está bien - también terminaba la mía-

- Me daré un baño rápido y te llevaré.

Esa noche me despidió en la puerta de mi casa con un intenso beso. Puedo decir que dormí perfectamente.

Me desperté temprano, me aliste como siempre y salí de casa directo a la escuela, esta vez mi salón se encontraba hasta el último piso por lo que leí en el tablero de la entrada, afortunadamente Polnareff de nuevo estaba conmigo este año. En el camino respondía al saludo de las personas, todo normal hasta que en el salón ya estaba Jean sentado, al verme salió disparado a abrazarme pues en vacaciones el regresó a Francia para visitar a su hermana. El ambiente era tan ruidoso como se esperaba del primer día de clases y aunque veía caras nuevas ya hablaría después con ellos pues no me interesaba en lo más mínimo.

Sonó la campana y todos tomaron asiento dejando uno detrás mío que pronto sería llenado. Se abrió la puerta de golpe asustando a todos, girando para ver de quien se trataba me lleve la mayor ironía de mi vida. Era Jotaro.

Con su cara de siempre entró y caminó hasta el lugar vacío no sin antes parar frente a mí, todos en el salón voltearon a vernos. No dijo nada solo se quedaba observandome.

-Sí vas a decir algo dilo ya porque el maestro está esperando que te sientes - el profesor estaba en el marco de la puerta también intrigado por la tensión en el aire-

-...

No dijo nada solo se sentó en su banca y la clase empezó seguida de otra y así hasta el descanso dónde no salí pero él sí. Al terminar volvió y tomó la misma actitud de mantener su silencio hasta la hora de salida.

El año pasó en un abrir y cerrar de ojos conmigo acostandome con Dio y cada vez más cercanos hasta que llegué a quedarme por días enteros en su casa y que llegábamos juntos a la escuela. No hubo ningún tipo de interacción con Jotaro más allá de que lo saludara por cortesía.

Usandonos [Kakyoin x Jotaro] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora