¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Era una mañana como cualquier otra, el sol se filtraba por su ventana golpeando su cara abrió lentamente sus ojos intentando acostumbrarse a la luz pasados v unos dos minutos terminó por sentarse en su cama, tomó el celular que se encontraba en la mesita de noche y observó la hora que este marcaba.
—¡Ostia puta! Que se me esta haciendo talde, ay pol dios Almando me va a matal
Rápidamente se levantó de su cómoda cama y se fue rápidamente con dirección hacía la ducha, comenzó a enjabonar su cuerpo y su cabello, aquel día en especial necesitaba apurarse por el simple hecho de que aquel día tenían una reunión para comprar algunas armas, a esta asistirían Nadando, Tonet, Culebra y el.
Salía rápidamente de su habitación con su correspondiente ropa, en sus manos llevaba su máscara siendo esta bastante curiosa ya que era de un duende, sólo al dar unos pasos se encontró con Armando, fue una gran sorpresa ya que se lo encontró sin camisa, por su mente pasaron demasiadas cosas, una sonrisa boba se pinto en su rostro.
—¿De que dulcelia te escapaste, bombón?
El pelinegro sólo observó a Kalahari, no dijo absolutamente nada y sólo continuó con el camino hacia su cuarto, o al menos eso hubiera querido porque de nuevo le lanzó un piropo.
—¿De que apaladol saliste, muñeco?
—¿No tienes nada más que hacer?, te quiero recordar que ya nos vamos
—Oh Almando, eles un agua fiestas
—Anda ya chaval
El pelirrojo bajó rápidamente las escaleras, se dirigió hacia la cocina donde se topó con Tonet.
—Ostia zeblalin, buenos días
—Buenos días —tenía una sonrisa en su rostro mientras comía—
—Jodel pelo que sabloso huele
—¿Vas a querer?
—Pol supuesto, clei que se me halia bien talde y Almando se enojalia
Sin más los dos amigos comenzaron a comer mientras hablaban de cualquier cosa. Armando se encontraba acomodando su camisa blanca, para después ponerse una corbata de color negro, tomó su pasamontañas junto a su sombrero y bajó hacia el comedor donde se encontró con dos de sus compañeros.
—¿No vas a desayubal Almando?
—Pero que si ya lo hice
Armando se puso a un lado de Kalahari y susurro en el oído de este.
—Bizcocho, contigo si rompo la dieta
Las mejillas de Ramen tomaron un color rojo intenso, aquello sin duda lo había puesto bastante nervioso.
—Jodel Almando, te voy a golpeal —sin más se levanto de su asiento y sacó su lámpara—
El pelinegro sólo río ante aquello y tomó al otro de las manos para evitar recibir un golpe.
—¡Sueltame malicon!
—Joder chino, yo que quería conquistarte —decía Tonet con una gran sonrisa en su rostro—
—Polfavol callate y Almando de veldad sueltame o vas a conocel a mi lintelna
Armando solo se acercó al oído del pelirrojo para susurrar algo que lo dejó mas sonrojado.
—En el cielo hay muchas estrellas, pero la más brillante está en la tierra y eres tú.
Después de aquello termino por soltarlo, Ramen solo se quedó sin palabras, no sabía que decir o que hacer.