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Día 5: Consuelo
Armando se encontraba tomando un vaso de agua, era una madrugada bastante tranquila se había levantado porque una increíble sed le había llegado, así que se quitó las cobijas con las que se encontraba tapado, y sin más se levantó para buscar sus chanclas e ir hacia la cocina, sólo prendió la luz del pasillo para evitar caerse mientras bajara las escaleras y también encendio la de la cocina, estando en dicho lugar comenzó con su cometido. Iba de regreso a su habitación, pero un ruido hizo que parara en seco, guardo silencio para descifrar que se escuchaba, unos segundos pasaron rápidamente y Armando escucho como alguien lloraba, se acercó a la puerta de enfrente que al parecer es de donde provenía aquello, en su rostro se pinto un gesto de confusión ya que dicha habitación era la de Yun, le parecía raro que llorara, pero claro que también era humano y lo hacía. Giro la perilla lentamente y abrió la puerta, observó como las cobijas tapaban el cuerpo completo del pelirrojo estaba sentado.
—Yun
—Estoy dolmido, no molestal
—Por dios, anda ¿qué pasa?
El de ojos verdes camino a paso lento con dirección hacía la cama, se sentó en esta mientras el otro se quitaba las cobijas dejando ver sus ojos hinchados.
—¿Qué sucede?, ¿te encuentras bien?
—Que no es nada, no pleocupal
—Por favor, se que algo te pasa te escuche llorar —busco con su mano la lámpara para prenderla—
—¡Ay pol dios, no plendas la luz que lastimas mis ojos!
—Quiero que me digas que te sucede
—Ya te dije... —se vio interrumpido—
—Anda dime la verdad, sabes que puedes confiar en mi
—Es que.. —dudo por unos segundos en hablar, pero finalmente lo hizo. —Me siento con miedo, cleo que es eso
—¿De qué tienes miedo?
—De peldel.... —guardo silencio ante lo que iba a decir, no fue tan notorio —por que la lámpara no alumbraba demasiado— pero sus mejillas tomaron un color rosado
—¿Qué tienes miedo de perder Yun? —el mecánico tomó la mano del otro y lo observó directamente a los ojos—
—Este, bueno a todos pol que colemos peliglo y con lo que hacemos...me da miedo Almando
—Anda ven —sin mas le proporcionó un abrazo y comenzó a acariciar su espalda. —Yo también tengo miedo, no te engaño, pero ya verás como todo saldrá bien debemos confiar en que así será y verás como todo saldrá bien
Se quedaron abrazados por un rato en completo silencio, lo único que se escuchaba eran sus respiraciones, el pelirrojo se sentía más a salvo teniendo a Armando cerca, este le causaba la seguridad y tranquilidad que tanto necesitaba, era quizá lo que le faltaba.
—Chaval, sabes que si te sientes mal siempre estaré para ti y lo estaré hasta que tenga una bala entre ceja y ceja
—Almando te quielo mucho
—Yo también te quiero —decía mientras seguía acariciando su espalda con lentitud—
—Me haces muy feliz —rápidamente se arrepintió de aquello y se quedó en silencio mientras observaba hacia otro lado—
—A mi también me haces feliz Yun, quiero que confíes más en mi, cualquier cosa que te suceda quiero que me la digas si necesitas contarle a alguien
—Glacias
Volvió a reinar el silencio, hasta que pasado un rato Armando terminó con aquel abrazo y se levantó de la cama dejando bastante confundido al asiático.
—Me toca ir al taller y necesito dormir —aclaró su voz para continuar. —Pero claro que sí necesitas algo ve a mi habitación y dímelo
Yun sólo asintió con la cabeza y de nueva cuenta sus mejillas se pintaron de rojo en cuanto el otro le proporcionó un dulce beso en la frente, al sentir aquel contacto una sonrisa boba se pinto en su rostro, Armando sencillamente lo consolaba con unas simples acciones y unas simples palabras.
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Perdón por la tardanza y por lo feo que quedó, no soy buena escribiendo cosas lindas aaaa