Ilusión

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        Alastor miró su reflejo a los ojos furioso, el infierno es un lugar muerto y decadente, una de sus penitencias era conocer el momento de tu muerte , larga y vívidamente, el recuerdo que más odiaba poseer. Tras años sin revivir el suceso más humillante de su vida tensó sus labios hacia arriba con presión. Lentamente su habitación se llenó de estática aumentando el sonido con velocidad capaz de romper los tímpanos de un mortal. Un pedazo de tela cayó frente a él distrayéndolo de su rencor, con calma tomó el pañuelo granate y lo guardó en un cajón, chasqueo los dedos alejando su sombra que sonreía burlona, recuperando la compostura salió a los pasillos preparado para otro día productivo en el hotel.
        Tras tomar el hotel bajo su ala al ser Angel el único patrocinador se dio la tarea de vigilar su comportamiento. Durante semanas lo siguió sin descanso sorprendiéndolo antes de pelear, drogarse o ​trabajar​. Sus intromisiones eran molestas no solo para Angel si no para los demonios que recurrían sus servicios. Con el tiempo Angel se acostumbró a disfrutar el tiempo libre calmando la insistencia de Alastor, nivelando su relación. Un día Angel tras obtener la confianza de los demás salió a dar un paseo sin chaperón, un par de demonios al ver la oportunidad lo acorralaron con agresividad. Insatisfecho con la impuntualidad de su protegido, Alastor apareció en un callejón encontrándolo golpeado con las ropas desgarradas sobre la acera, observó a los culpables haciéndolos desaparecer entre gritos de dolor.
        Satisfecho, caminó hacia Angel apareciendo un abrigo en su mano ofreciéndoselo con galantería. Angel acostumbrado al trato rudo de su profesión lo inspeccionó con duda, no fue hasta que tomó el abrigo en sus manos que sus ojos se abrieron aclarando su mente. Alastor inclinó la cabeza curioso a su reacción, no lo suficientemente interesado para pedir una explicación espero se colocara a su lado para transportarlos de regreso al hotel con la indiscreta mirada rosada de Angel sobre él como si lo viera por primera vez después de muchos años.
        Luego del incidente la actitud de Angel hacia él cambió considerablemente, su personalidad seductora se volvió modesta y sutil sin dejar de ser naturalmente coqueta. A pesar de fingir no notarlo Alastor sintió la repentina familiaridad que surgió entre ellos empezando a interactuar cada vez más hasta pasar casi todo el tiempo juntos, la comodidad con que la presencia de Angel se adaptó a su rutina fue una espina que fácilmente olvido.
        Llevaba años sin nuevo entretenimiento y la presencia de Angel era una placentera nueva parte de su trabajo.
        Con un cambio de ánimo se dirigió a Encontrarse con Angel en la terraza para almorzar recibido con una sonrisa.
        —​Buen día querido.
        Tomó asiento frente a él en la pequeña mesa de jardín dando un sorbo al café negro esperandolo. Sus pequeños detalles nunca pasaban por alto. Pasaron el rato conversando relajados cuando en un momento, tal vez por el sueño de esa noche, Alastor sintió una duda crecer en su mente.
        —Angel, ¿Puedo hacerte una pregunta?
        —Las que quieras cariño—respondió dando un sorbo a su endulzado té.
        —¿Cómo moriste?—Soltó sin pensarlo dos veces.
        Angel bajo su taza. Alastor sintió el deber de disculparse, decirle que no se forzará a contarle pero la curiosidad era más fuerte.
        —Nada asombroso. Durante un trabajo para mi padre uno de los hombre del cabecilla que fui enviado a matar me disparó en la cabeza— acarició instintivamente su ojo de pupila oscura fingiendo levantar sus pestañas.
        —Pensé que no te gustaba la mafia.
        —Así es, pero es difícil escapar de la familia.
        Alastor cerró los ojos comprensivo preguntandose el tipo de familia que tenía.
        —¿Quieres hablar de eso? —preguntó Angel juntando valor en su pecho ganado su mirada—Ya sabes, tu muerte.
        Alastor abrió los ojos sorprendido, no era un tema que disfrutara pero la sensación de querer decírselo era lo que más le asombraba.
        —Yo...
        Un ensordecedor sonido retumbó en su cabeza, símbolos budu aparecieron a su alrededor junto a las imágenes de su último día con vida en su cabeza. El sonido de ramas y fango aplastados bajo sus pies, el rugido de los perros de casa respirando por sus fauces burbujeantes en rabia persiguiendolo como un ciervo, la misma tortura de siempre... de repente una imagen nueva aparecio. Saboreo el sabor oxidado de la sangre en su boca y el tranquilizante calor de unos brazos al rodearlo. Una delicada ilusión de cabello dorado lloraba desconsolado sobre él dejando caer sus lágrimas como una hermosa cascada.
        —​Al...—​ sollozo .
        Alastor entrecerró los ojos agudizando la vista intentando ver a través de sus anteojos rotos y descubrir su identidad.
        La imagen cambió reemplazada por un cuadro negro y el sonido de un disparo repetido en su cabeza.
        —¡Al!—grito Angel alarmado despertandolo por completo.
        Alastor se incorporó con lentitud sosteniendo su cabeza sintiéndola girar al igual que durante una resaca.
        —¿Estas bien?— pregunto preocupado sosteniendo su espalda con cuidado. Alastor gimió agotado.
        —Si, necesito un momento, volveré a mi cuarto.
        Tomó su micrófono y entró al hotel casi aplastando a Nifty ,quien llevaba tiempo observándolos a distancia, al pasar sin dar más explicación.

        Pasaron semanas tras el incidente, Nifty no vio más que a Angel abrazandolo y su encantador amigo no lo presionó a comentar. La rutina que compartían lo ayudó a despejarse y a olvidar la aparición de aquel chico, nadie lo había ayudado a escapar por lo que no tenía idea de quién se podría tratar.
        Distraído observó la espalda de Angel moverse al trabajar en el jardín. Su compañía fue el faro en su tormenta. Si la ridícula idea de redención al final lo hartaba llevarse a Angel con él no sonaba mal.
        Con esa placentera idea en la mente vió al pequeño cerdo mascota caminar hacia él.
        —¿Qué tienes ahí Fat Nuggets?
        Tomó la rama en su hocico encontrando una rosa al otro lado. Las flores rojas eran comunes en el infierno pero aquel brote era rosado claro, únicamente capaz de crecer el mundo humano.
         La inspección curioso de dónde pudo haberla encontrado cuando una sensación helada recorrió su espalda. Nuevas imágenes asaltaron su cabeza como estacas una por una acomodándose como piezas de rompecabezas. Al terminar dejó caer sus manos a los costados sin fuerza. Preocupado por su actitud Angel corre hacia él.
        —¿Alastor?
        El ciervo lo mira con los ojos contenidos en furia. Angel baja rapido la vista su mano volviéndola a él con los ojos bañados en tristeza confirmando sus sospechas.
        —Es cierto.
        Angel cerró los ojos lleno de culpa.
        —Alastor yo...
        Docenas de tentáculos salieron de la tierra haciéndolo callar, sujetandolo,
elevandolo cientos de metros en alto tomando cada extremidad estirandolas cual tortura medieval. Lagrimas de dolor corrían por el rostro de Angel con resignación, sabía el costo de sus acciones en vida y estaba dispuesto a pagarlo.
        Sus recuerdos habían vuelto a aparecer colocando las piezas una por una sin completar el panorama dándole a Alastor la imagen que necesitaba. Una persona frente a él mientras su cuerpo temblaba sosteniendo un arma. La aparición no era más que su ángel de la muerte quien no era otro más que el traidor que sostenía en lo alto desgarrando poco a poco cada miembro de su cuerpo.
        El sonido de gotas cayendo una tras otra al suelo pesadas y espesas llenaba su cabeza. Cualquiera pensaría se trataban de lágrimas tras enterarse que su nuevo amor era el culpable de su muerte, pero Alator eliminó la habilidad de llorar hace años enterrando más profundo las uñas en su palma desbordando más sangre sin parar formando un fino y constante hilo.
        —¡¿Qué carajos estás haciendo?!—exigió Vaggie sin aliento tras correr al ser arrastrada por Fat Nuggets.
        Estiró el cuello contemplando la gigantesca pila de tentáculos. Retrocediendo para ver el final visualizo la figura de Angel al centro siendo tensada sin piedad. Apretó los dientes con rabia sacando su lanza lista para pelear.
        —¡Ve por Charlie!—ordenó a Nifty tras ella que corrió desenfrenada al hotel.
        Vaggie observó a Angel y luego a Alastor. Decidido su plan de ataque apretó su agarre en el mango tirando el brazo hacia atrás arrojando la lanza tan fuerte como pudo al corazón de Alastor.
        Sin éxito el arma paro a medio trayecto rodeada de un aura roja cambiando su rumbo re dirigiéndose a ella.
        Segundos antes de ensartar Husk la tomó en brazos quitando la del blanco viendo más de la mitad del cuerpo de su lanza enterrarse en la tierra volando desde lo alto.
        —¡¿Que carajos haces Alastor?!—gritó Husk con pánico.
        Ninguno de los dos podía enfrentarlo.
        Las mentosas de los tentáculos se escurren heladas y viscosas por el pelaje de Angel enterrándose profundas en su piel desgarrandolo por dentro arrancando gritos agonizantes desde el fondo de su garganta.
        Segundos antes de desmayarse la agonía paro permitiéndole respirar por primera vez.
        Alastor contempla iracundo su momento de alivio convocando otro cúmulo de tentáculos para atacar.
        —Es suficiente—anunció Charlie con voz profunda volando con Angel en brazos.
        La criatura es envuelta en llamas abrasadoras antes de tocarlos iluminando sus oscuras alas como relámpagos antes de una tormenta.
        Absorbido por la ira, cientos de criaturas negras como alquitrán rodean a Alastor.
        Charlie extiende una mano frente a ella abarcando el ejército con su palma. Sus ojos rojos como la sangre brillan incendiando las criaturas en segundos. Antes de poder contraatacar Nifty inyecta un tranquilizante en el brazo de Alastor noqueandolo.
        Todo terminado Charlie reconstruye las flores y césped destrozado en un momento con Angel inconsciente en sus brazos.

Rosa pálido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora