Caminando por el interior de mi casa, imaginado muchas cosas y buscando algo que acomodar, me giro y veo a lo lejos a mi abuelo sin camisa de pie sobre una escalera, se encuentra arreglando una cosa en el techo.
Un escalofrío me recorre la espalda al notar como sus brazos se ven tan delgados que me cuestionó si eso está bien o si sera sano.Se sabe que cuando eres mayor, pierdes un grado de tu musculatura, pero yo se, aunque quisiera ser ignorante en este instante, que se debe a otro motivo muy diferente.
Una piedra se estanca en mi garganta, impidiendo que respire y muerdo mi labio inferior en un inútil intento de no llorar. Mi madre pasa por mi lado sin notar en que estado me encuentro y volteó la cara para verla por detrás.
Sus piernas se ven tan delgadas, mucho más que las mías. Ella no estaba así y odió verla de esa manera. No es lo que deseo para ella. La quiero ver bonita y con una sonrisa, sin preocupaciones en su cabeza. Pero su mirada estos días se ha vuelto triste y sus pasos lentos.
Si ella se hunde, ¿Cómo yo seguiré a flote?
Las ganas de llorar llegan a mi mucho más intensas y entro al cuarto de mi hermano a ver cómo esta y a ver si me distraigo de todo. No se encuentra, pero cuando voy a salir entra con una toalla alrededor de su cintura, acaba de bañarse. Voy a hablar, pero al notar su torso desnudo, dónde son visibles sus costillas aprieto mis labios y bajo la mirada.
El recuerdo del día anterior llega a mí y es como si le echara leña al fuego. Las ganas de llorar se intensifican.
—"Mira, hasta se me caen los pantalones" — señaló mi hermano con voz apagada poniéndose una correa encima de sus pantalones.
Salgo del cuarto de él y entró al mío. No enciendo la luz, pues no hay bombillo y me siento en el suelo frío. Pego mis piernas a mi pecho y me asemejó a un grifo cuando abren la llave.
Allí estoy yo, dejan salir el agua salada de mis lagrimales pensando en la delgadez de mis seres queridos.
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Pensamientos y divagues de una persona en apuros.
CasualeTapo un hueco y sale otro. Mi mente se va llenando de agua negra, que va subiendo hasta cubrir mis pies, luego mis rodillas, hasta llegar a mi cadera. Suspiro. Tomo una cubeta y me preparo para sacar agua negra.