Capítulo 7

496 101 122
                                    

EFÍMERO.

Anne

La tensión entre Diana y yo era más que evidente. Las chicas comenzaban a preguntarse la razón del porque ya no estábamos siendo tan unidas.

Esa razón tiene nombre y es Gilbert.

Diana no le había dicho su pequeño ataque de furia a Gilbert y que básicamente me había prohibido verlo. Gilbert creyó que esos días que no fui a verlo eran porque nos habíamos ido en busca de esa cosa.

Y no. Solo nos fuimos por tres días y Diana no me dejó verlo en todos los otros días.

Estaba enfadada y ni siquiera me dirigía la palabra.

Muy poco me importaba, siendo sincera. Ella quería jugar a la chica valiente que sabe lo que está haciendo. No la voy a detener por más equivocada que esté. Si prefiere ver a su hermano muerto, problema de ella será pero delante de mi y conmigo a mando, se hará lo que yo diga porque al parecer soy la única persona que piensa con racionalidad.

Con respecto al tema del chico que maté, Gilbert había leído su mente en ese transcurso de tiempo que caminamos. No hacia falta mantenerlo por más tiempo con nosotros, aunque el pelinegro me aseguró de que el chico era inocente y una fuerza mayor lo estaba controlando.

Pues, pobre chico que tuvo que morir, pero hay muertes que son necesarias y aún más sabiendo que alguien hará lo posible para matarlos a todos.

La única razón por la que yo y Diana estábamos fingiendo volver a ser las súper amigas era porque Gilbert se daba cuenta de que algo pasaba entre nosotras. No había que ser demasiado inteligente como para saber que la pelinegra no quería decirle de lo que pasó entre nosotras.

Además, hoy se casaba y yo tenía que estar ahí como la dama de honor que había pensado hace un tiempo. El valle en donde se van a casar está lleno de orquídeas que adornan el hermoso paraje. Ruby, Josie y Jane habían puesto sillas en hileras para que pudieran sentarse las personas. Delante, un arco de flores distintas. 

Esperaba, aburrida, mientras Jane le hacia un arreglo a mi vestido violeta. Todas iban a usar algo de color rosa, pero odio el color rosa. Prefiero las tonalidades distintas del purpura. 

—¿Cómo demonios te rompiste aquí? —pregunta, extrañada. Tiene aguja e hilo.

—No lo rompí yo. Me lo rompió un niño mientras jugaba con su espada de madera —murmuro, dandole una mirada a la parte inferior del vestido donde está el corte—, y el niño se fue corriendo al ver que había roto mi vestido. 

—¿Estabas paseándote por la ciudad? ¿Con el vestido para esta noche? 

—No estaba paseándome por la ciudad. Acompañé a Gael para hacer el censo a las personas. Se suponía que iría con Josie, pero al parecer estaba demasiado ocupada con Diana.

Ella suelta una risita, pero no le veo la gracia. 

Si no hubiera acompañado a Gael, se muere de un colapso por tener a tantas personas en una sola lista.

La puerta del salón se abre, dejando entrar a un despeinado Gilbert. Enarco una ceja. Él camina hasta mi y sin previo aviso deja un beso en mis labios. 

—Ew, tengan un poco de respeto por mi persona —pide Jane, aún cosiendo la parte de mi vestido.

Gilbert sonríe, volviendo a dejar otro beso para luego sentarse en una de las sillas que hay, mirándome fijamente.

—Creo que esto no se puede arreglar. ¡Se ve horrible!

Miro a la castaña, quien parece tener un serio problema con el vestido.

ʟᴇʏᴇɴᴅᴀ [2] (ᴀɴɴᴇ x ɢɪʟʙᴇʀᴛ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora