Capítulo 13

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VALE LA PENA.

Anne

Las profecías sobre ti no se rompen, Reina. Solo se alargan por un tiempo indefinido. Él no puede morir porque ella puso un hechizo de protección, pero tu profecía se mantiene intacta.

¿Estás lista para destruir el mundo?

—¡No! —grito, sentandome en la cama con la respiración acelerdada.

Maldita sea.

La puerta de mi habitación se abre solo dos segundos después de mi grito, dejando entrar a un Gilbert preocupado y en pijama.

—¡¿Qué pasó?! ¡¿Estás bien?!

Vuelvo a recostarme y pongo la almohada sobre mi cara.

Maldito.

Maldito.

La persona que esté jugando con mi mente, lo maldigo. Lo maldigo a él, a todo lo que ame.

¡Maldito seas!

—¿Anne? ¿Por qué gritaste?

—Pesadilla —miento, sabiendo que es lo más lógico que puedo decir.

—¿Quieres que me quede aquí contigo?

Toda la vida, si quieres.

—Por favor.

La cama se hunde a mi lado. Siento como pasa su brazo por mi cintura y el otro por debajo de mi cabeza, apegandome a su cuerpo mientras quito la almohada de mi cara.

—¿Estás bien? —susurró, frotando su nariz con la mía en un gesto jodidamente tierno.

—Sí —musité, apoyando mi cabeza en su pecho.

Nos mantenemos en silencio.

Puedo escuchar los latidos de su corazón, el movimiento que hace al inhalar y al exhalar.

—¿Que soñaste? Solo si quieres decirme, no te presiono.

Insisto, me siento muy agradecida con que no pueda leerme la mente porque sino sabría de inmediato que lo que diré es una mentira.

—Solo soñé que los perdía a todos.

Que lo destruía todo.

—No nos vas a perder, no te preocupes. Estaremos aquí siempre para ti —murmura, besando mi frente.

—¿Extrañas a la Anne de antes? —pregunto en cambio, sin darme cuenta de lo que realmente estaba diciendo.

—¿Eh?

—Que si extrañas a esa Anne de antes —repito otra vez.

¿Que por qué le pregunté eso?

Ni yo sé.

—No sé que decirte. Viví dieciocho años de mi vida enamorado de una chica tierna, amable, dulce y todo aquello que fuiste, pero eso no significa que ahora no viva enamorado de ti que eres una mejor versión de ti misma. Un poco retorcida quizá, pero sigues siendo Anne y siempre estaré enamorado de esa Anne, no importa en que tipo de personalidad sea.

—Pero... ¿no extrañas a esa Anne? ¿No extrañas que sintiera todo de más?

—Yo creo que tú sientes mucho.

—No fue eso lo que te pregunté.

Hace que levante mi mirada.

—Voy a ser sincero —comienza, sin quitar sus ojos de los míos—. Extraño esa intensidad con la que sentías, pero como te acabo de decir, me gustas tal y como eres. Da igual si fueras un unicornio o una mariposa, seguiría amandote.

—Gilbert, ¿Por qué demonios sería un unicornio o una mariposa?

Suelta una risa.

—No lo sé, es que tengo la manía de imaginarme a las personas como unicornios. Ya sé, me falta un tornillo.

Niego con la cabeza, volviendo a bajar la mirada.

Esas respuestas me dieron a entender algo.

Aunque diga que me sigue amando como soy ahora, así, bien inexpresiva, sigue enamorado de esa que fui en algún momento. Es normal, lo entiendo.

Mi capacidad emocional es muy diferente en este instante. Y probablemente sea así por mucho tiempo.

Pero...

¿Podría...?

Tendría que hablar con Jerry. Entre él, Dalia y Anila podrían devolverme esa capacidad para sentir.

Sería como antes. O al menos volvería a tener sentimientos como los de antes.

Sin embargo, eso podría dificultar las decisiones que vaya a tomar en un futuro.

Me dejaría guiar por las emociones y la preocupación.

Y tendría que ver si mi cuerpo resiste a una sobrecarga así de grande de emociones. El espíritu se mantendría ahí, inquieto, pero no se iría y podría seguir siendo esa Anne y esta Anne que soy ahora.

Hay tantas contradicciones con este plan, tantas cosas buenas y cosas malas que saldrían de todo esto.

—¿En que piensas? —inquirió el chico por el cual estaba dispuesta a recuperar mis sentimientos.

—En que te amo —respondí.

¿Vale la pena arriesgar mi soporte físico, emocional y mental solo para tener esa misma intensidad de sentimientos?

—No sabes cuanto te amo yo, pelirroja. Más que a todo en el mundo —musitó, pasando su mano por cada una de mis pecas.

Sí, creo que sí.

De igual forma debería dejar de preocuparme por todo esto de las emociones y preocuparme por el extraño ser que está jugando con mi cabeza, pero siento que de alguna forma Gilbert no se merece esto.

Soy consciente de que es una persona que se merece lo mejor.

Jamás seré lo mejor mientras me mantenga en este estado de intento de humana sentimental.

Merece alguien que sienta de todo y no solo la mitad.

Maldita sea, sí que vale la pena.

ʟᴇʏᴇɴᴅᴀ [2] (ᴀɴɴᴇ x ɢɪʟʙᴇʀᴛ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora