capítulo 20

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El tiempo parecía detenerse para Liv, veía a su alrededor, como sus hombres y mujeres luchaban contra los cristianos, eran por desgracia demasiados, y los habían cogido de improvisto. Tirada en el suelo, intentó levantarse, justo cuando la cogían del tobillo y tiraban hacia atrás, dándole la vuelta y quedando cara a cara con uno de esos monjes que elevaba su espada hacia arriba, justo cuando Rag aparecía y se lanzaba a su rostro para darle tiempo a ella en reaccionar.
Se levantó de golpe y a punta de espada, clavaba a uno, a otro, viendo el descontrol de todos y cada uno de los tres clanes que habían allí, ¿ Por qué estaba descontrolado su propio clan? Miró de reojo a la bruja, era ella, había hecho algo para desorientarlos, lo que no sabía esa maldita Seidkona, es que ella a diferencia del resto, tenía a Sir, y por ello, sus trucos, con rabia y al mismo tiempo serenidad, cerraba sus ojos acogiendo aire entre sus pulmones y lo soltaba despacio para solo escuchar el sonido de los latidos de su corazón. Cuando se vio preparada, los abrió de golpe.

— ¡ Unión!

Gritó, haciendo que Aila agrandara los ojos, ¿ Cómo era posible? ¿ Cómo consiguió tan rápidamente despertar del conjuro que acababa de echar? Apretó su mandíbula mientras todos los guerreros al oírla, pegaron un grito y se detuvieron volviendo a la realidad, haciendo que los cristianos, parpadearan algo confusos al verlos unirse como manada, en posición de ataque.

Todo estaba en silencio, los hombres de Stan y Steinar, también estaban confusos, pero al haber presenciado momentos antes algo parecido, estaban espectantes mientras que los monjes con espadas en mano, miraban de un lado a otro, de hombre a hombre, esperando, impacientes y sin saber que ocurría en realidad.
Pareció que el tiempo se detenía de nuevo, como si todos ellos, estuvieran esperando una señal.
Liv miraba a los cristianos que tenía en frente, ladeó la cabeza y entonces, la lucha volvía de nuevo, solo que en esta ocasión, los hombres de Liv, lo hacían conscientes de lo que sucedía y ahora con esa fuerza que los caracterizaba.

Liv, iba clavando su espada, cuchillo y cogiendo su arco tirando flechas a diestro y siniestro sin apenas parpadear, observada por su propio tío, el hijo de Ivar, que la contemplaba desde la distancia, fijándose en cada movimiento, incluso, al ver que realmente eran parecidos, incluidos sus dos primos, pero ella, ella era distinta. Parecía como si realmente luchara por una causa, como si la fuerza de esa menuda joven, fuera sobrenatural. Por un lado, sintió algo de orgullo al verla, por otro, en lo único que pensaba era en derrotarla y atraerla hacia el cristianismo. Cuando por fin entendió su modo de lucha, bajó la baja colina e iba directo a ella.

Liv que seguía luchando con cada cura que venía a por ella y les iba arrebatando la vida mientras la sangre de esos cristianos caía encima de ella, notó esa llamada de intuición justo cuando cortaba con su espada el cuello de uno. Se giró y con espada a lo alto, chocó contra la de él. Por un par de segundos, se miraron a los ojos. Se percató de quién era, por fin lo tenía en frente, su tío, su tío cristiano, el traidor.
Después de ese par de segundos pareciendo hablar entre sus mentes, empezaron a luchar a golpes de espada mientras que el resto seguían con sus propias luchas. Algunos caían al suelo muertos, otros mal heridos, otros matando y otros siendo salvados por otros, eso, en los tres clanes y en la secta cristiana que cada vez parecían ser más.
Liv esquivaba un golpe, justo cuando ambas espadas se cruzaban de tal forma, que los acercó frente a frente.

— pensaba que eras un rumor

Liv apretó la mandíbula — siento decepcionarte, tío — dijo la última palabra con desprecio y sarcasmo

El cura ladeaba su cabeza al enterarse ahora que ella también sabía de esa historia de que eran parientes — ríndete, y vivirás

Sonrió — ¿ Cuándo se rindieron nuestros antepasados?

LA ERA VIKINGA ( segunda temporada ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora