- 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖙𝖗𝖊𝖘

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—Meliodas, sigues siendo tan poderoso como ingenuo

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—Meliodas, sigues siendo tan poderoso como ingenuo... —El Hada se levanto con las pocas fuerzas que tenia— ¿Por que te uniste al bando de esos desagradables humanos?

— Si lo quisieras, podrías suceder al Rey Demonio, tienes el potencial, lo he visto —Hablo, Drole— He visto tu final del camino por no lograr ser alguien despiadado.

Ambos Mandamientos estaban exhaustos, pelearon constantemente contra el rubio pero solo consiguieron graves heridas, aunque fueran curados por el poder de Gloxinia, Meliodas se encargaba de cada uno sin problemas, dejándolos en su estado anterior, era el quien dominaba aquella pelea.

— ¿Tanto fue su sufrimiento que los transformo de esta manera? —Murmuro el demonio traicionero que no cambiaba de su expresión seria, tomo posición de ataque— Si es así, ¡Acabare con su sufrimiento!

Un destello del cielo descendió justo en ese mismo momento a donde se formaba el conflicto, cayo con tal intensidad que hasta los 7 pecados capitales y compañía, lograron sentir que emanaban una energía asesina, por que habían llegado los demás Diez Mandamientos, los temidos demonios de la élite, estaban reunidos enfrente de Meliodas.

Los hermanos que ahora eran enemigos se acercaron al uno al otro mirándose con enojo, aquellos que anteriormente eran unidos y felices, ahora eran rivales por una razón, por la mujer que tanto apreciaban.

•••

Una tensión estaba presente en Lyoness, todos miraban la pelea del Capitán, preocupados por ver con sus propios ojos como los Diez Mandamientos irían contra un solo pecado, si bien Meliodas era fuerte, no estaban seguros si era capaz de enfrentarse a ellos solo.

— ¡Por favor! ¡Transporta al Señor Meliodas donde nosotros! —La albina le ordeno al mago exaltada—

— Eso no es posible... Para traerlo debería ir allí, los Mandamientos no me dejarían escapar.

— Elizabeth... —Melissa tomo del brazo de la nombrada y la abrazo— Saldrá de ahí... Debemos confiar en el.

No estaba segura de lo que estaba diciendo pero no quería alterar a la Princesa, aun así tampoco mentía del todo, confiaba en el y sabia que iría hacia ellas. Se alarmaron al escuchar los quejidos de asombro por parte los demás, ambas abrieron sus ojos casi saliendo de su lugar al percatarse que al rubio le habían arrebatado un brazo y su intento de recuperar lo fue impedido por el azabache. Melissa frunció el ceño al notarlo, lo había visto hace unas horas atrás, no se había percatado que era un Mandamiento.

El Poder De Mi Promesa - The Seven Deadly Sins x (O.C) [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora