he has me by my heart

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Últimamente me sentía inútil entre los demás, Armando, Yun y los demás trabajaban en el taller y aparte de eso hacían los negocios con los otros bandos, y yo estaba perdiendo el tiempo en el CNP sin conseguir información alguna.
La única "información" que he podido aportar estos últimos días es que luego de tanta insistencia, Horacio y Gustabo al fin entraron al cuerpo, tenía mi atención fija en aquellos dos porque desde lejos se notaba que lo son como los demás, Conway les consciente bastante.

Pero por otro lado, siento que estoy consiguiendo poco a poco la confianza de Conway, claramente no es algo que pueda ganar de manera rápida, pero estoy en ello. Cada que me lo encuentro platicamos un poco, y me pide que le acompañe a patrullar o a algún código 3, supongo que es su manera de agradecerme después de salvarle la vida el otro día.
—¿Estás disponible?— Volkov me sacó de mis pensamientos.
—Claro que sí, ¿pasa algo?— dije poniéndole atención.
—Hay un robo en curso en la licorería, te iba a pedir que acompañara a Horacio y Gustabo, es su primer Código 3.—
—Claro que sí, ¿me llevas tú, o saco mi patrulla?—
—Qué va, vámonos, mi coche está fuera. — me dijo y yo salí de comisaría tras él.

Cuando llegamos en el lugar ya estaban Greco con los otros dos.
—¿Ya han hecho perímetro?— pregunté.
—No, aún no. Si te pusieras llevar a alguno de los dos para que aprendan estaría mejor.— me dijo Greco.
Miré a ambos, Horacio levantó la mano ofreciéndose a ir conmigo, mientras que Gustabo ni siquiera me miró.
—Horacio, tío. Yo no, me niego a que una alumna nos tenga que enseñar a hacer esto, lo haré por mi cuenta.— dijo Gustabo.
—Ven, Horacio.— pasé totalmente de Gustabo, era muy pesado.
Investigamos los edificios de alrededor y logramos ver al tirador.
—Di por radio que logramos ver al tirador, venga.— le dije a Horacio.
—Aquí Horacio, la agente y yo hemos visto al tirador arriba del edificio amarillo, id con cuidado.— dijo Horacio por radio algo emocionado. Parecía un niño pequeño.

Pasó el rato y las negociaciones se rompieron, casi al instante Gustabo cayó víctima del tirador.
—Tío no me jodas, que he dicho por radio que había un tirador. — dijo Horacio al ver a su compañero caer.
Al final del tiroteo Horacio nos sorprendió cargándose a dos atracadores él solo.
Esperamos a los EMS llegar a la zona, quienes reanimaron rápidamente a los agentes caídos y a los atracadores.
—Soy un puto héroe.— le dijo Horacio a Gustabo cuando este se despertó.
—Venga ya, que solo te has cargado a dos.— Gustabo en vez de elogiar a su compañero parecía desanimarle.
—Así es, buen trabajo Horacio. — le dije al ver que se estaba desanimando por las palabras de Gustabo.
—Gracias, agente.— me dijo Horacio.
—¿Agente? Si es solo una alumna, como tú  y yo, Horacio.— miré a Gustabo con molestia y me alejé del lugar.
—Bien, llevadlos a comisaría y procesadles.— les ordenó Greco a ambos.
—A usted con gusto le obedezco, comisario.— dijo Gustabo metiendo a los detenidos al coche, para luego marcharse del lugar.

—Pero que pesado, tío.— le dije a Greco cuando estos se fueron.
—Ya... aunque a mi parecer el rango de alumna ya te queda corto.— me dijo y yo lo mire confundida.— Volkov, vayamos a comisaría.— dijo mirando a Volkov quien solo asintió con la cabeza.— Suba, agente Clark.— me dijo Greco. Unos segundos después Volkov también entró y nos dirigimos a comisaría.

Al entrar estaban Gustabo y Horacio hablando con Conway.
—Buen trabajo, señores.— dijo Conway al vernos entrar.
—La verdad es que el mérito es de Horacio. — le dije a Conway, automáticamente vi como a Horacio se le iluminaban los ojos, un gesto bastante tierno.
—Ya, al final el éxito es de todos.— dijo Gustabo una vez más.
–¿Por qué no dejas que Horacio disfrute su primer atraco exitoso? Hombre, pensé que eran hermanos.— le dije a Gustabo.
—Lo siento, no hablo idioma de personas que tiene el mismo rango que yo, solo hablo con superiores.— dijo Gustabo y miró a Horacio. — Obviamente tú eres la excepción, Horacio. —
—Vale... con que ese es el problema, Gustabo...— dijo Conway.
—Así es. —dijo Gustabo cruzando los brazos mirándome fijamente.
—Perfecto, entonces desde ahora la Alumna Clark pasa a ser oficial.— dijo Conway.
¿Qué? ¿Acaso me acaban de ascender?
—¿Qué dice, súper intendente?— le dije.
—Te acabo de dar un ascenso, coño. — me dijo, me sentía bastante emocionada pero decidí contenerlo.
Conway salió de aquel lugar en dirección a su despacho, con un Gustabo bastante enojado tras él.
—Felicidades, te lo mereces. — me dijo Volkov.
—Sí, te lo mereces.— ahora fue Horacio quien me felicitó.— ¿te puedo dar un abrazo?— me preguntó.
—¿A que viene es...— antes de que terminara de hablar Horacio ya me estaba abrazando.— Vaaaale, vale. Basta, ya.— le dije y él se alejó.— Gracias, hombre. Tú también hiciste un gran trabajo hoy.—
—Lo sé, lo sé. Soy un héroe.— dijo y se alejó en dirección a los vestidores.

Pasó el rato y llegó mi hora de marcharme de comisaría, así que salí a esperar a que Armando pasara por mí.
Miraba mi celular para pasar el tiempo, hasta que escuché pasos detrás de mí.
—¿Ya te vas?— me preguntó. Se le veía bastante cansado, pero más de una vez escuché que él prefería trabajar y limpiar la ciudad de toda la mierda.
—Ya... estoy esperando.— le dije mirándolo.
—No escuché que me dieras las gracias.— me dijo, supuse que se refería al ascenso.
—No, yo... lo siento. Me puse muy nerviosa. Pero muchas gracias, le aseguro que no se va a arrepentir.— le dije.
Nos quedamos en silencio un momento, intenté mirarlo a los ojos pero debido a la oscuridad y a sus gafas de sol me fue prácticamente imposible.
—Mmmm... ¿interrumpo algo?— preguntó Volkov.
—No, no. Claro que no.— ambos desviamos nuestras miradas el uno del otro.
—¿Y yo?— era Armando, parado detrás de mí.—¿Yo interrumpo algo?— preguntó también.
—El jefe de los mecánicos... ¿qué hace aquí?— dijo Volkov.
—Vengo por ella.— dijo señalandome.— Venga, allá está el coche. Vámonos. —me dijo Armando.
—Buenas noches Charli.— me dijo Volkov y Conway se despidió de mi con su mano.
No me pude despedir de ellos porque Armando tomó mi brazo y me llevó casi a la fuerza al coche, noté como si Conway hubiera querido reclamarle pero Volkov le tranquilizó.
—¿Y esas miraditas?— me preguntó Armando dentro del coche.
—¿De qué hablas?— le pregunté intentando evadir el tema.
—Verás...— dijo deteniéndose en un callejón.— No soy estupido, y lo sabes.— dijo tomándome del cuello con fuerza.
—No se de qué hablas...— intenté soltarme pero él era más fuerte.
Detrás de nosotros un coche patrulla con las sirenas pasó muy lento, estaba segura de que era Conway con Volkov, Armando me soltó rápidamente.
—Joder...—dijo poniendo el coche nuevamente en marcha. El camino a la sede fue solo silencio, silencio incómodo.

Conway x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora