Cuando Audrey entró a su cuarto se encontró encima de su cama unas flores y una caja de bombones, sonríe tomando las flores, las huele, tenían un delicioso aroma. Después de unos segundos pensando quién pudo haber sido el que le hizo este obsequio tan bello, deja en la cama nuevamente las flores y sale de su habitación para ir con la persona que ella pensó. Caminó por los pasillos encontrándose a Ben:
—¿A dónde vas?— preguntó el chico con curiosidad, Audrey se veía bastante feliz.
—Iré a ver a Mal—
—No irás a ninguna parte. Tu eres mía— le dijo Ben con tono autoritario.
—Pero tú no me amas… Quiero terminar contigo— respondió un tanto seca, iba a irse pero Ben la tomó del brazo con agresividad.
—No me dejarás, ahora vámonos— mientras decía esto la jalaba para llevársela.
—Suéltame, ¡Me estas lastimando!— Audrey intentaba soltarse del agarre de Ben, pero éste era muy fuerte. La bestia la llevaba de vuelta al cuarto.
Mal estaba pasando por ahí en ese momento, al oír a Audrey gritar se asustó así que decidió ir a ver qué ocurría. Al ver la escena se acercó enojada.
—¡Sueltala!— le exigió a Ben.
—Tu no me dirás qué hacer— le responde Ben con un aire de superioridad. Mal lo golpeó en la nariz provocando que sangrara, lo empujó para alejarlo de Audrey, ella también se alejó rápidamente en cuanto se liberó de su agarre poniéndose detrás de Mal.
—¿Estás bien?— le preguntó Mal, Audrey asintió.
—¡Eh! ¡Eso dolió!— le gritó Ben.
Mal solo lo miro y con voz amenazante le dijo:
—Vete—
Ben intimidado se fue de la habitación, volteó a ver a Audrey y ésta le sonrió
—Te amo— le dijo la chica de cabello morado.
—Yo también te amo— respondió Audrey, abrazó a Mal como agradecimiento por hacer que Ben la dejara y Mal le dió un beso en los labios, el cual Audrey correspondió.