21. Azules, tus ojos son azules.

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Maximiliano:

Ella estaba muy callada.

¡Demonios!

Me molestaba no saber lo que estaba pensando, ¿estaría ya dormida?

¡Por supuesto lo estaba!, ella aún no sabía que su amante misterioso era la misma persona que su segundo jefe, yo. Pero estaba claro en lo que quería, y estaba muy seguro de querer conservarla a ella en mi vida. Por completo. Era algo más que querer, era que la necesitaba conmigo.

Ella no quería conocer mi identidad, pero yo estaría esperando, dispuesto a ofrecerle la aventura que ella quería con un desconocido del cual no sabía absolutamente nada, pero con quien se sentía completamente a salvo. Esperaría por ella, hasta que estuviese preparada. Era un riesgo que estaba dispuesto a correr si tenía la oportunidad de estar con ella.

Y por supuesto, si Alex estaba seguro de tener esta relación de tres, yo estaría dispuesto. En los años de universidad compartíamos todo, cama, cuarto, ropa. No me molestaría compartir a Ashley con él con tal de que el amor entre los tres sea mutuo.

Yo soy el equivalente que ella necesita, Alex la quiere en su vida y ella, Ashley merece ser feliz.

Ashley ya está dormida y aunque habíamos apagado la luz y la habitación estaba iluminada sólo por la luz de la luna, aún tengo temor de que Ashley me vea, me reconozca y me rechacé.

Del otro lado de la cama estaba Alex. Lo miré.

—¿Crees que ella sepa quien soy? —la pregunta quedó flotando en el aire por unos minutos, hasta que por fin Alex negó con la cabeza y me miró.

—No lo creo, pero conociéndola como la conozco, debería de haber esperado esto. Ella no quiere una relación conmigo, porque será algo estable, en cambio, tú le ofreces una aventura, sin rostro, sin nombre. Es algo que ella puede terminar si así lo quiere, es ella quien tiene el poder, es por eso que se siente segura —respiró profundamente.

Hubo un silencio largo y después una risa ahogada de mi parte.

—Soy un bastardo, y por eso no dejaré que ella termine lo nuestro antes siquiera de haber empezado. No lo permitiré —la miré, y el hombre posesivo dentro de mí gritaba “mía.”

Él volvió la mirada a los grandes ventanales y luego me observó de nuevo.

—Mañana irá el ginecólogo a evaluar a las chicas, hay algunas que ya tienen vencida la protección anticonceptiva y lo mandé a llamar.

Mi mente en ese momento no quería procesar informacion del trabajo, simplemente me gustaría quedarme al lado de Ashley para siempre en esta cama, mi cama. Pero trabajo era trabajo y tenía que atenderle.

—¿Ah sí? Apoyo tu idea, mañana estaré allí, por cierto... ¿sabes si Ashley usa píldoras, aparato... —sólo quería saber si ella se cuidaba, porque yo odio los condones.

—Ashley usa la inyección anticonceptiva, ella dice que odia las pastillas y el aparato le parece no muy confiable, y hasta ahora no ha tenido problemas —me interrumpió Alex.

Era bueno saber que se cuidaba, porque las veces que he estado con ella no he usado protección, odio el látex, y lo menos que quiero es ir dejando hijos por el mundo a diestra y siniestra.

—Aunque el Just Dance tiene la regla de que todos los clientes deben usar condón, para evitar la transmisión de enfermedades —continuó Alex, lo cual me sorprendió, porque según sé, antes de ser un miembro del Just Dance, se le realizan una serie de pruebas a la persona. Y sólo los miembros tienen permitido jugar con las chicas.

—¿De verdad?, pero...

—Si, aunque se les hagan pruebas, nunca se está el 100% seguros de que están completamente sanos —Alex hablaba con orgullo, y no era para menos. Si la protección que él le brindaba a las chicas era máxima.

Y tambien me sentía orgulloso de él, por todo lo que había logrado.

Nos quedamos en silencio por un rato, hasta que él volvió a hablar.

—La vida ha sido dura conmigo Max, —me dijo por lo bajo —pero ha sido aún más dura con Ash.

Quería saber más sobre ella, pero no quería preguntar. Sin poderlo evitar, la pregunta brotó de mis labios.

—¿Por qué lo dices —me maldije mentalmente.

—Ella ha pasado por mucho, y aún sufre. Pero es una mujer muy fuerte y muy valiente. De verdad la admiro —hablaba con admiración, se notaba el amor que le tenía a Ash.

—Me he dado cuenta —me miró y pude reconocer una sonrisa de su parte en la oscuridad.

—Su padre era una mierda, ¿recuerdas al magnate multimillonario Eduardo De’Angelo, el que murió? —era un hombre muy conocido en el mundo de los negocios negros. Y por supuesto que lo conocía.

Asentí.

—¿Que pasa con él? —pregunté.

—Él era su padre —fue una sorpresa, ese hombre era un desgraciado. Y que yo recuerde tenía solo hijos varones, quizás Alex reconoció la duda en mi mirada, por que se adelantó a aclararme —ella es su hija bastarda, fruto de su amor con una mujer probre.

Torcí mis labios, no podía creerlo.

—¡Ese animal se me salvó a mí por los pelos!, me debía tanto dinero que me harté. Pero se me adelantaron. Tenía tantas ganas de molerlo a golpes. —mis palabras estaban llenas de amargura.

—Si, a mí tambien me debía. Ese malnacido le hizo la vida añicos a Ashley. ¡Sólo espero que por su bien, deje de molestarla! —había una amenaza escondida en su voz.

Sus palabras me llevaron a pensar en lo que Ash había vivido hoy, y entendí que había sido él, Eduardo. Estaba tras los pasos de Ash, pero con lo mío nadie se mete.

Lo investigaré y me haré cargo de él.

A mi lado, Ashley respiraba profundamente. Y se movió, poniendo su cuerpo boca abajo, dejando su hermoso culo al aire, el cual podía verse gracias a que la camisa había subido.

Sentí como mi cuerpo comenzaba a excitarse con esa visión.

Respiré profundamente y subí la mirada, encontrandome con la de Alex, quien por lo visto tenía la misma vista que yo, y los mismos deseos.

Sentía muy dentro de mí, el deseo primitivo de hacerla mía, de poseerla, no sólo su cuerpo. Si no, de ser el dueño de sus pensamientos, sus emociones y su corazón.

Dejé que mi mano bajara libre por las curvas de su cuerpo, acariciando aquello que quedaba al descubierto. Alex comenzó a repartir besos por el cuello de Ash, dulcemente.
Mientras mis manos se apoderaban de sus caderas.

Esta noche, Ashley sería nuestra.

Observé como ella comenzaba a despertarse, frotando sus ojos, no me preocupaba que se quitara la venda. Estaba oscuro, observaría partes de mi cuerpo con la tenue luz que había.

Ella se volteó y me miró directamente a los ojos.

—Azules, —fue la palabra que salió de sus apetecibles labios — tus ojos son azules.

•••

¡¡¡Hola Holaaa!!! Chic@s, volví pronto con este nuevo cap.

Por ahí habían algunas que pedían cap narrado por estos dos, ¡ahí lo tienen! Espero que les haya gustado, y si ha sido así no olviden dejar su voto★ y su comentario, saben que me encanta leerlos y contestarles.

¡¡¡Chic@s estamos en los 13K de lecturaaaas!!! Gracias por el increíble apoyo que le han dado a LPDJD (La princesa del Just dance)

¡¡¡Sigamos creciendooooo!!!

Chau!

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⏰ Última actualización: Aug 28, 2020 ⏰

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