10. Alex...

1.6K 171 6
                                    

Maratón 1/2

Ashley:

Mi madre se abalanzó sobre mí halando mi cabello y sentí la palmada que dejó caer en mi mejilla con fuerza.

Enseguida entraron varios enfermeros a sostenerla mientras Megan le inyectaba un sedante y la llevaban a su cama.

Yo sostenía mi ardiente mejilla mientras mi madre me veía con cara de odio y respiraba agitadamente.

—Tú lo mataste, tu propio padre, ¿como pudiste? ¡Eres una maldita perra! —exclamó mientras me veía con todo el odio del mundo.

Las palabras de mi madre me dolían mucho, sí, mi propio padre. Aquel que había intentado abusar de mí a mis 16 años. Que había roto mis costillas el día de mi cumpleaños número 15 sólo porque quise bailar con mis amigos el vals. Decía que era una puta por bailar con todos esos chicos. Ese padre, que a los 14, me encerró durante tres días en mi habitación sin comer ni beber absolutamente nada por no llegar temprano a cenar.

Ese era mi padre.

Caminé por el infinito pasillo para salir de ese maldito lugar. Necesitaba respirar aire fresco. Me sentía ahogada.

Estaba jodida.

Yo no era la misma desde esa tragedia.

Era más atenta a lo que sucedía a mi alrededor, meticulosa hasta decir basta y a veces analizaba muy bien todo lo que haría y lo que me decían. Planeaba hasta el cansancio para que todo saliera como quería. Nada de errores ni sorpresas.

Ya estaba cansada de analizar a cada persona como un objeto para saber si estaba de mi lado. Pero no podía dejar de hacerlo, porque solo así cuidaba mis espaldas. Además, ya se había vuelto una costumbre no confiar en cualquier persona.

Me subí al autobús que me llevaría de vuelta a casa mientras mi corazón dolía como el infierno. Me sentía sola, abandonada y necesitada de la unica persona que conocía mi historia.

Cuando el autobús anunció su parada en East Finchley, me bajé y anduve 2 cuadras más para llegar a la casa de Alex, se que está en casa. Debe estarse preparando para ir al Just Dance.

¡Maldición, tiene que estar aqui!

Llegué a esa casa estilo victoriano que tanto me encantaba. Rodee su auto y  toqué su puerta con el alma hecha pedazos y los ojos ya húmedos para lanzarme a sus brazos a llorar, justo como aquella vez que nos conocimos.

Abrió y al ver mi estado corrió a abrazarme. Mi cara debía de estar roja del llanto y mis ojos rojos y llorosos.

—Está irreconocible Alex, me llamó de todas las formas posibles, me atacó, me odia y ya no sé que hacer —lloré sobre su pecho. Mi dolor era inmenso, mi madre me odiaba por lo que hice.

Alex me cargó como a una niña pequeña mientras cerraba la puerta y se sentaba en su sofá  conmigo en su regazo. Acariciaba mi cabello intentando calmarme pero mi llanto se hacia más fuerte aún.

—Shh… no llores preciosa, todo está bien, estás conmigo ahora —me decía al oído. Mi pecho estaba agitado mientras escuchaba sus dulces palabras. Luego de unos minutos dejé de llorar y sólo quedaba el ardor de mi mejilla y esa presión en mi pecho. Esa que me recordaba mi horrible día.

Alex me abrazaba contra su pecho mientras yo estaba acurrucada en él. Su perfume varonil inundó mis fosas nasales e inhalé profundamente para empapar mis sentidos sólo de él. Me percaté que tenía puesto un traje azul marino, con los primeros botones de la camisa sueltos y sin corbata. Estaba muy atractivo.

Mi primera experiencia sexual había sido a mis 17 años, con Alex, aquí en su casa. Él conocía íntimamente mi cuerpo, mi historia y todo sobre mí.

Sabía toda la mierda que me había tocado vivir. Sabía lo jodida que estaba.

—Me siento más sola que nunca Alex —dije en voz baja. Incluso pensé que no me había oído pero respondió:

—No estás sola Ash, nunca lo estarás mientras yo viva, te lo prometo, además, eres una mujer joven y tienes que olvidar y seguir adelante. Eres una mujer maravillosa. Cuentas conmigo para lo que sea  —mi corazón saltó de alegría con sus palabras. Era lo que tanto necesitaba escuchar.

Que de verdad le importaba a alguien.

—¿Irás al Just Dance? —pregunté aún con mi cabeza enterrada en su cuello. No quería quedarme sola, quería que él se quedara conmigo.

Sentí su pecho cuando dió un suspiro profundo.

—No, hoy no iré.

Me sentí mas tranquila. Aún no dejaba de darle vueltas a lo que mi madre me había dicho. No podía ser cierto.

Olvidé eso, no quería seguir llorando.

Estaba siendo egoísta al pedirle a Alex que se quedará conmigo.

—Alex, pero debes ir, yo...

—Nada de eso, —me interrumpió —me quedaré contigo.

Luego de unos minutos más recostada sobre él me dijo:

—Mi hija está arriba, en su habitación. Iremos a la mía para que estés más cómoda y te des un baño —se levantó aún conmigo en sus brazos y yo me dejé llevar.

—¿Estás diciendo que me hace falta un baño? —bromee.

Soltó una carcajada.

Me sentía segura con Alex, protegida. El me quería como algo más que una amiga pero yo no puedo ser la mujer que el quiere que sea.

Su casa estaba decorada con un estilo antiguo, con un sofá de piel que dominaba gran parte del recibidor. Las paredes y sus columnas eran de un color beige oscuro de la mitad para arriba y lo demás era de color marrón. Entramos en su habitación y me dejó en la cama suavemente. Esa que muchas noches compartí con Alex.

Era una cama enorme, matrimonial. Era muy cómoda, según recuerdo y tenía muchas almohadas y cojines. Estaba en el centro de la habitación, que estaba pintada de color azul oscuro.

Alex me sonrió.

—Puedes tardar todo lo que quieras y tomar una de mis camisas si lo deseas — acarició mi cabeza y dejó un beso en mi frente. —Estaré abajo, pediré pizza.

—Que sea con queso extra por favor —le guiñé un ojo.

Sonrió en mi dirección.

—Y por supuesto, tamaño familiar —agregó.

Salió dandome privacidad. Me saqué la ropa y la dejé doblada sobre una mesita cerca. Me quité las sandalias y caminé hacia el baño.

Dejé que mi cuerpo se relajara dentro de la bañera. Agregué esencia de menta que usaba Alex y lavé mi cabello. Mi cuerpo comenzaba a sentirse adormilado y cansado por los sucesos de hoy.  Luego de media hora de relajación salí de la bañera y como había olvidado la toalla en el cajón de Alex, salí desnuda a su cuarto. Cuando me acerqué al cajón, él entro en la habitación.

—Alex...

•••

¡Hola Holaaa!♥

Pobre Ashley, le ha tocado vivir una vida de mierda.

Y Alex... ¡oh Dios!, yo creo que van a revivir sus pasiones.

Si les gustó no olviden dejar su estrellita★ y sus comentarios y yo con muchísimo gusto, les responderé.

Chau!♥

La Princesa Del Just Dance.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora