Capítulo Seis

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-Min Ho, ¿estás seguro de que quieres hacer esto? -aquello y más era lo que Bang Chan bramaba del otro lado de la línea al momento de ser llamado por su dongsaeng preguntando si podía dejar algunas cajas en su departamento para luego desencadenar su plan y todo lo que tramaba por hacer- Piénsalo bien, ¿en serio quieres dejar todo lo que tienes aquí para irte al extranjero con un chico que apenas conoces?

-¿Por qué me hablas con ese tono? Ni que me hubiese casado a espaldas de mis padres y planeara fugarme -rezongó haciendo una mueca extraña.

Su departamento yacía patas arriba luego de que el dueño del hogar rebuscara entre cajones archivos y documentos legales sobre una sarta de trámites que le esperaban por realizar. Al parecer su plan de vender sus cosas había llegado más pronto de lo previsto, y en su cabeza ya empezaba a formular una lista de los muebles que iba a vender, las cosas que iba a tirar, los objetos de valor que iría a conservar y las propiedades que se trasladarían consigo.

-Estás siendo muy precipitado.

-Ajá... -respondió distraído.

Sus ojos se iluminaron con un brillo de alivio en cuanto encontró su pasaporte y su visa en lo más recóndito de las cajoneras de su escritorio.

-Min Ho, escúchame, simplemente no quiero qu...

-Lo sé -Tuvo que interrumpir-. Es sólo que... -Suspiró- Es la última opción que me queda, hyung. Créeme, tampoco sé qué es lo que haya allá afuera, pero no quiero terminar aquí. He estado haciendo esto por años, yo quiero... lo necesito...

Se abrió paso a un silencio prolongado en la llamada, por un momento creyó que Chan se molestó y terminaría de tajo la llamada, pero es imposible que ese hombre se moleste por algo en realidad.

-Bien... De acuerdo, tú ganas. Eres un adulto ahora y tomas tus propias decisiones, y yo estoy aquí para apoyarte -Casi sonrió por eso-. Si eres feliz con eso, ¿quién soy yo para impedirlo? -Dejó escapar una risa diminuta pero llena de calidez- Iré a ayudarte a empacar tus cosas.

-Gracias -dijo por último hasta que se cortó la llamada.

No. Realmente no estaba seguro de lo que estaba haciendo. ¿Dejaría su vida en Seúl y empezaría de nuevo? Seguía siendo una opción viable y estaba respaldado de una coartada. No estaba seguro, pero prefería irse con miedo que haberse quedado como un perdedor con el deseo de intentarlo.

•••

Luego de largas y tediosas semanas de aburridos y complicados trámites, Ji Sung finalmente se hallaba haciendo la parte más divertida de viajar hacia otro destino: empacar.

Cajas de zapatos, ropa de diario, trajes, vestidos, sombreros, accesorios, cosméticos. Era tanto lo que tenía que organizar en dos pilas de "se queda" y "se va conmigo" que estaba empezando a considerar la idea de pagar por equipaje extra por el simple hecho de que le dolía dejar a alguno de sus bebés olvidado. Al final, con la ayuda de su buen amigo Seung Min, logró tomar las mejores decisiones sobre la repartición de sus pertenencias -porque de otro modo le habrían faltado maletas para cargar-.

-Finalmente podrás irte a Estados Unidos como tanto habías anhelado, ¿no estás emocionado, hyung? -exclamaba Seung Min en un tono de voz calmo pero compartiendo el mismo grado de excitación que él.

-¡Ah! Es como un sueño hecho realidad, Seung Min-ah. Estoy tan feliz que podría vomitarme encima -decía el otro con el rostro contrayéndose en un falso llanto. Min rió sentado en su cama de piernas cruzadas mientras abrazaba su perrito de peluche, observando a su hyung terminar de apilar su ropa en una de sus maletas.

Pretty BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora