PRÓLOGO

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-"No seas un cobarde, Ancel".

En frente del joven tímido, de una estatura promedio para los Alemanes de aquella época, había una hermosa chica a la cual había querido invitar a salir desde hacía ya varias semanas. Por su nerviosismo y las presiones que le ejercía su hermano mayor Derek, la chica lo tomó como una simple y ridícula broma, y se marchó junto a sus amigas, quienes la esperaban con la única intención de atrapar en sus sucias manos a un miembro del ejército.


El pobre Ancel había quedado con un nudo en la garganta. Él no era bueno con las chicas, ni siquiera era viril, y todas las mujeres preferían a los hombres rudos y de gran estatura, que fueran capaces de darles hijos. Finalmente, se había rendido respecto a conseguir una novia que lo amara; quizás, el amor no era para el joven de pecas y ojos azules que siempre fue víctima de bromas.

-"¡Vamos, hermano, no te desanimes! Puedes conseguir algo mejor que esas zorras".

Habló con firmeza e intento de consuelo el mayor de los dos hermanos; era fácil para él decir aquello, en el arte de acortejar era bastante bueno. Su madre siempre le pidió conseguir una esposa en vez de estar revolcándose con cada ramera que se encontrara en la calle, no era un tipo que siguiera las reglas exactamente...

Llegaron a su casa, recibiendo, en primer lugar, un regaño por parte de su madre; y en segundo lugar, un golpe con una paleta. Era típico para ellos recibir ese tipo de "afectos" cada que salían sin decir a dónde iban. Su familia no era muy rica en lo que se refería a lo material, eran la típica clase trabajadora que veían el vaso medio lleno; en otras palabras, no les importaba nada.

-"Lo lamentamos, Mr.Margarette, solo fuimos a buscar empleo".-Mencionó Derek, de una manera burlona y algo irritante, siendo muy característico de él-


"¡Nada de lamentos!"-exclamó furiosa la madre de esos dos destrozos hermanos-"¡Ustedes irán directo a los campos de entrenamiento! Como el Führer lo decreta".

Aquellos hermanos se les erizó la piel por las secas palabras de su madre, y solo uno de ellos recibió bien la idea. Ancel era un joven que veía su país y las acciones de su líder como algo de admirar, y estaba dispuesto a lo que sea por mantener lo que se conocía como el Tercer Reich. Derek no veía todo color de rosa...aunque no lo parecía, era un Alemán de buenos valores, que era conciente de las monstruosidades que ignoraba su pueblo; él nunca fue influenciado por las palabras de un payaso intolerante...pronto, esa decisión marcaría la vida de los dos chicos.

Más Allá de lo que el Alma Entiende.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora