-"¡¿Ancel, qué ocurrió?!"
-"¡¿Entraste?! ¡Explícanos!"
Lo que ocurrió fue algo bastante simple: Nakamura lo despertó en la madrugada en lo que él se ponía el uniforme para ser el mismo hijo de perra de todos los días; algo que sin duda dejó sorprendido al Alemán, fue que al salir de su oficina, todos los Japoneses ignoraron su existencia; fue algo totalmente irreal, ver que lo ignoraban aun si caminaba cerca de su jefe. Claro, Ancel estaba atado para disimularlo... aun así, no le quitó lo sorprendente.
Luego, hizo fila y finalmente terminó de vuelta en las barracas. Todos los prisioneros notaron la desaparición de Ancel en la noche, y que llegara como si nada junto al Japonés era, sin lugar a duda, algo de qué sospechar e incluso temer.
-"¿Dónde está Harry?"-Preguntó Ancel, ignorando todas las preguntas anteriores, con un claro enojo-
-"Supongo que te enteraste".
Habló Harry sentado en su cama sin una pizca de consideración, Ancel no se quedaría con las ganas de ir a desquitarse. Cuando estuvo en frente del norte americano, pudo ser capaz de brindarle una bofetada que hizo que todo el mundo se callara en el horrible sitio por su ruido tan colosal.
-"...Sabías que no tenía otra opción"-Habló Harry masajeando su mejilla, sin entender el concepto de la palabra expresión-
-"¡Eres un desgraciado! ¡Un maldito loco!"
-"...¿Te tocó?"
Se sobresaltó nuestro joven Alemán al escuchar esa pregunta tan directa, no iba a contestar, y ya no continuaría con la escena. Hizo como si nada, mordiéndose la lengua hasta llegar a su cama. Todos en la barraca quedaron sin palabras. Scott estaba como el resto, y Abraham solo pudo pensar en una cosa: ¿A qué se refirió Harry cuando preguntó eso? "¿Te tocó?" ¿Habían tratado de abusar de Ancel? Nadie iba a ser capaz de preguntar, no se meterían en eso.
El Alemán tenía serios conflictos en su mente, ¿qué pasaría ahora que murió su más fuerte fuente de felicidad? ¿Qué sucedería ahora que Nakamura había revelado sus sentimientos hacia él? Ser homosexual era incluso peor que ser judío, ¿no? Cambió mucho su visión de las cosas cuando dejó la mayoría de las fobias atrás; por ser estúpida, e inútil, y una asesina. Pero, habían cosas que nunca iban a cambiar, ¿qué se supone que se hacía en ese tipo de casos? ¿Cuál era la opción más eficaz?
-"Oye... ¿estás bien, enano?"
Ya a altas horas de la noche, Abraham decidió que si no pasaba nada, él se encargaría de calmar las cosas. Se sentó en la misma cama en la que Ancel estaba acostado soportando el frío con tal de pegar el ojo. Como no hubo tareas que hacer, estuvo todo el día recostado repitiendo en su cabeza todo lo que sucedió, cada segundo, y cada maldita palabra.
-"...Oye, pensamos que no volverías respirando, y estás aquí... pero parece que no".
-"Solo me siento un poco enfermo..."
-"¿Enfermo por qué? ¿Por Nakamura?"
-". . . "
-"Todos sabíamos que te estabas matando... y hoy solo... apareciste sin ningun daño... al menos no visibles".
-"¿Qué insinúas?"
-"Lo que todos insinúan".
-"A-Ah... ¿quieres que te diga algo? ¡Hubiera preferido morir, en vez de soportar todo este desastre! ¡¿Quieres que te diga algo que nadie sabe aquí?! ¡QUE TAMBIÉN SOY HUMAN-"
Un sonido tan fuerte como el de una explosión pertubó la "tranquilidad" y la paz. Uno de esos soldados Japoneses junto con otros tres entraron de golpe buscando sacarlos a punta de gritos; tal vez, los deseos de Ancel se podrían cumplir.
-"アメリカ人!"
El exterior era un completo caos, habían prisioneros corriendo al igual que Japoneses; y más que nada, había fuego. El Alemán suponía que era ayudar o morir. ¿Era mejor morir por una bala que por el fuego, cierto?
-"¡A-Ah!"
Alguien lo había sacado de la fila, tomándolo por la parte del cuello del oberol. Con esfuerzo, se apartó; pero volvió a ser llevado por un agarre fuerte en su muñeca. Al tener el tiempo para mirar al responsable de su estrangulación, se quedó sin palabras, estaba claro que los Japoneses no se rendían jamás.
-"¡¿QUÉ HACES?!"-Preguntó exigente el Alemán buscando su alguna respuesta-
-"¡Estoy salvando tu vida!"-Habló con firmeza Akihiro en manera de respuesta-
-"¡¿SALVARME LA VIDA?! ¡¿ME ESTÁS JODIENDO?!"
Al notarlo, fue demasiado tarde; ya estaban en frente de las rejas por las que una vez Ancel tanto anheló salir, era la entrada de la prisión. Y pronto todo se vio claro: el infierno estaba ardiendo en llamas, mientras que la salida a una basura mejor estaba totalmente despejada.
-"¡Entra al vehículo!"
-"...No".
Pero después de todo, las almas que despojó de su presencia física no habían desaparecido, no podía ser el mismo demonio que fue cuando tuvo un arma. Y tenía gente que le interesaba a dentro que podía ayudar a salvar. Nakamura, por otra parte, no tomaría un "no" como respuesta; estuvo arriesgando su puesto todo ese tiempo por Ancel, estaba decidido, lo mantendría fuera de todo peligro. Lo tomó del brazo y jaló hasta que hizo que entrara junto a él.
-"¡SUÉLTAME! ¡NO IRÉ CON-"
Nakamura había sacado una arma, le apuntó directo a la sien, gritó para que el auto avanzara. ¿En serio haría aquello? Si sus palabras eran ciertas, Ancel podría saltar en cualquier momento y él no sería capaz de disparar.
-"¿Sabes lo estúpido que es esto, Japonés?"
-"Estoy desesperado, ¡¿de acuerdo?! ¡Igual te advierto que, si tratas de escapar, te recogeré de la tierra y te limpiaré!
El joven prefirió quedarse en silencio y mirar hacia abajo, tendría que volver a aceptar que las pérdidas no se podían evitar, y que era bueno ya que lo que hacían mucho más invulnerable. Era estúpido preocuparse por eso y no por lo que podría hacerle ese loco, no había más que hacer que esperar lo peor, ¿no?
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Más Allá de lo que el Alma Entiende.
Mystery / ThrillerEl deseo y los motivos nunca justificaron el dolor y las pérdidas, no puedes justificarte diciendo que: "Era lo que se tenía que hacer", Se destrozaron corazones y brazos, y de un tiro dejaste ir las almas por un orificio; Sin embargo, no todo se pe...