14. Promesa de Reunión

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OS RECOMIENDO MUCHÍSIMO LEER ESTE CAPÍTULO CON LA MÚSICA PUESTA. 

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Tras haber caminado junto a Celia, llegamos a la biblioteca, soltando un largo suspiro de tranquilidad al vernos solos, pudiendo llevar nuestro plan a la perfección. 

Celia - ¿Dónde querías poner las cámaras?

... Coloquemos la cámara con el sensor de movimiento que está conectada con la alarma que tengo en mis manos sobre la estantería movediza. Si colocamos el sensor sobre aquella estantería, cuando se abra... El receptor nos lo hará saber, y capturará el momento exacto en el que la Mente Maestra se acerque. 

Celia - ¿Y dónde ponemos los otros dos receptores?

Bueno, hay dos entradas en la biblioteca. La entrada principal, y la entrada trasera que da al pasillo. Coloquemos uno en cada una. De esa manera, tendremos fotografías de cualquiera que entre a la biblioteca. 

Celia - ¿Y qué pasa con esto?

Celia alzó la vista, señalando el conducto de ventilación situado en lo alto. Rodé mis ojos, pues no tenía nada realmente pensado. 

Celia - ¿No deberíamos asegurarnos de que nadie es capaz de entrar por ahí? 

Supongo que está bien, ocúpate tú. Como estaremos espiando desde la clase, supongo que será buena idea. Pero deberíamos investigar un poco más, por si acaso. Necesitamos algo para subir, no podemos llegar a mano, no alcanzamos esa altura. 

Miramos a nuestro alrededor, y en cuestión de segundos, Celia comenzó a acercarse a una escalera. Rápidamente, la sujeté del antebrazo, para que tuviera cuidado. Ambos trasladamos la escalera para colocarla justo debajo del conducto de ventilación, y dejé que subiera, para luego yo dirigirme a las demás entradas y estanterías, pensando en puntos estratégicos para colocar las cámaras. 

Celia - Woah

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Celia - Woah... Ahora que estoy aquí, tengo un poco de miedo... Está muy alto. 

¿Quieres que nos cambiemos?

Celia - No, no, estoy bien, no te preocupes. Por cierto, puedes ver mi... ¿Ya sabes?

¿Q-Qué? Uh... Yo... ¡Lo siento, yo no quería...!

No pude evitar mirar hacia arriba, viendo muy por encima la ropa interior de la chica. Me sonrojé, y me alejé de ella, para seguir buscando sitios para las cámaras. 

Celia comenzó a examinar el conducto de ventilación, percatándose de que había un panel que lo tapaba. Alzó uno de sus brazos, para comprobar la facilidad de éste para quitarse... Resultando que retirar aquel panel no era nada difícil. 

La esperanza a menudo, llega en desesperación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora