Eight

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Jooheon se había ido hace unos minutos de la casa, para ir a comprar algunas cosas que nos faltaban en la despensa. Cuando sentí que se cerraba el portón principal en la entrada, me levanté con cuidado del comedor y llevé los platos sucios a la cocina. Los dejé en el fregadero y tomé mi bastón, que se encontraba a un lado del refrigerador.

Bueno, era momento de recorrer la casa.

Comencé por ir a la entrada de la casa, justo dónde teníamos algunas fotografías de ambos en distintos lugares. Por algún motivo, la foto del día de nuestra boda me parecía algo curiosa, si lo veías a simple vista, no había ninguna anormalidad, pero cuando te fijabas mejor, puedes notar algunos detalles que te hacen pensar en que, si esa foto era real, o algún montaje.

Tal vez estoy loco, estoy siendo paranoico otra vez. Dios, Changkyun, cálmate.

Recorrí la sala de estar, prestando más atención a la decoración rústica de la habitación. Si Jooheon había dicho que yo mismo me encargué de todo esto, me merecía una ronda de aplausos a mi persona. Hasta podría decir que esta era mi parte favorita de la casa, ya podía imaginarme echado en el sofá, disfrutando de una buena copa de vino y el calor de la chimenea.

Lancé un suspiro, vaya que me gustaría recordar aquella segunda luna de miel que mi marido mencionó que tuvimos apenas volvimos de la primera.

Me di la media vuelta y caminé directo a la próxima habitación de la casa; la oficina de Jooheon.

Me mordí el labio, sintiéndome inquieto y dubitativo sobre si debería entrar o no. No quería lucir como un metiche, pero al final me decidí por entrar. Total, aún debía solucionar algunas dudas que me recorrían la mente desde que llegué a la casa. Y esperaba encontrarlas aquí.

La oficina estaba repleta de estanterías con bastantes libros de diferentes géneros, un escritorio yacía en el medio de la habitación junto con una laptop en el centro. Me senté en la silla que tenía frente al mueble, y encendí el equipo.

Lo primero que se mostró en la pantalla, era un ícono circular con la foto de mi esposo, y abajo se podía leer un "Lee Jooheon", más abajo estaba una barra en blanco que ponía "contraseña".

Carajo, ¿Cómo diablos voy a saber la contraseña?

Bufé con molestia y me puse a pensar, intenté con lo primero que se me ocurrió, puse su nombre en la barra, y al darle click en siguiente, me salió un mensaje en rojo con un "contraseña incorrecta, le quedan 2 intentos"

Claro, como él iba a colocar su propio nombre como contraseña, que tonto eres Lee Changkyun.

Decidí apagar la laptop antes de que termine bloqueando la cuenta de Jooheon, lo que menos quería era que se enterara de que intenté fisgonear en sus cosas. Dejé el equipo tal y como lo encontré, me levanté de la silla con ayuda de mi bastón y seguí curioseando el lugar, había bastantes papeles y bocetos regados en el escritorio, suponía que era algún tipo de proyecto reciente en el que él estuviera trabajando.

Observé que, en la parte derecha del escritorio, estaban unos cajones con cerradura, pensé que estarían abiertos, pero era todo lo contrario, se encontraban totalmente cerrados.

—Que extraño... —susurré.

Dejé de lado las cosas de mi esposo y me decidí por abandonar la oficina, ya no tenía más cosas por ver ahí dentro. Con ayuda de mi bastón, logré salir al patio trasero, respiré profundamente el aire fresco que me brindaba estar al aire libre. Enfoqué la vista en la parte donde estaban los arbustos y las pequeñas plantas, que yacían justo al fondo del jardín.

Recordé otra vez lo que Jooheon había estado haciendo esta madrugada, así que sin más preámbulos comencé a caminar con cuidado, directo a verificar ese lado del jardín. Como tenía aún el pie fracturado, no debía hacer demasiada presión con el pavimento, pero como ya había estado más de una media hora en pie, comenzaba a dolerme.

Secret Obsession || [Jookyun/ Wonkyun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora