La joven quería comprender qué es lo que sucedía con Mowgli, pero él no le hablaba ni por accidente y la evitaba a toda costa. Incluso mirar en su dirección parecía haberse vuelto un pecado para el chico, ¡él nunca había evitado su mirada!
Esto era algo grave, ni siquiera sabía qué error había cometido.
— Ranjan, por favor. ¡Ha pasado una semana! Ya he intentado hablar con él y no me hace caso, ¿puedes decirme qué le pasa?
— En temas de conflictos de pareja yo no me meto, Shanti — rodó los ojos el menor, que devoraba un trozo de sandía.
— Bueno, ¿y qué sugieres? Estoy a nada de rendirme con él, no entiendo qué le sucede y para ser honesta, estoy cansada — ella había intentado ser paciente y esperar a que el enojo del joven por quién sabe qué motivo pasara, pero dicha paciencia había llegado a su límite esa mañana, cuando Mowgli había alabado la cabellera de la hija del mercader que llegaba de vez en cuando a la aldea.
— ¿En verdad estás cansada? — sonrió malévolamente el pelinegro, tirando la cáscara de la sandía a la raíz de una planta cercana.
— Mucho — asintió la muchacha.
El niño jugó con los dedos de sus manos, con una expresión que Shanti no terminaba de comprender. Finalmente, cruzó sus muñecas tras la espalda y sonrió ampliamente.
— Te ayudaré — Shanti no supo si dar las gracias o huir, sin embargo, estaba desesperada, así que asintió a pesar de sentir que estaba, de algún modo, haciendo un trato con el mal encarnado.
Esto último lo confirmó cuando Ranjan se dio la vuelta y caminó hacia la jungla.
— Ve a la cuenca del río una hora antes del atardecer. Asegúrate de llevar ropa extra, tal vez te mojes un poco.
Por el amor a la vida, ¿en qué se había metido?
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Ojitos (El Libro de la Selva).
FanfictionMowgli ha crecido, ya no es más un niño, y así como su físico cambió, empiezan a hacerlo sus intereses. Cuando ya no todo es juego y diversión, el cachorro humano tendrá que lidiar con el visible miedo que los animales de la selva empiezan a sentir...