6. Los sentimientos de Shanti.

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─ Y entonces tienes que moverlo así para que no se te queme... ¿Entiendes? ─ pero su hija no responde ─ ¿Shanti? ─ deja de prestar atención a la olla en donde está preparando el almuerzo, para ver qué es lo que tiene tan distraída a la muchacha.

La mujer suspira al darse cuenta de que su hija se ha perdido nuevamente en la imagen del otro lado de la ventana, donde el chico de la selva está partiendo madera, sin camisa y con el sudor cayendo de su frente, con su espalda y torso brillando por el mismo.

La madre de Shanti sabe que él ha sido el primer y único amor de su hija desde que son solamente unos niños. No le molesta, de hecho cree que es tierno, además, Mowgli es un hombre trabajador.

Pero aún no entiende por qué es que aún no son más que amigos.

─ ¿Le has dicho ya que te gusta? ─ cuestiona, y la mujer más joven pega un pequeño brinquito cuando la voz ajena la saca de sus pensamientos.

 ─ N-No... yo no podría decírselo ─ eso le daría mucha vergüenza ─ Además, mamá, aunque Mowgli ya creció, aún sigue siendo como un niño. Él ni siquiera me nota.

Porque sí, tal como lo hizo el cachorro humano, ella también se desarrolló.

Su cuerpo curvilíneo era idóneo, sus facciones se volvieron más sensuales que tiernas y sus atributos solo acentuaban su natural belleza.

Lo que ella no sabía, es que aunque Mowgli notaba lo hermosa que se había puesto, lo que a él le parecía tan divino en ella, era algo que había tenido desde el principio.

─ ¡Shanti! ─ cuando supo que ella ya no le miraba, se sintió abandonado, así que optó por dejar de jugar a que no notaba su mirada ─ Mírame, por favor ─ sonríe, y la chica se pone tímida, pero desvía su vista de vuelta a él.

Quería a esos hermosos ojos mirándole todo el tiempo.

Ojitos (El Libro de la Selva).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora