CAPITULO XII

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El viernes fue un día completamente agotador, las clases estuvieron bien, pero el restaurante estaba más lleno que de costumbre, aunque recibí una buena noticia, Tonio tenía planeado descansar el domingo y el lunes por lo que hablé con Yukako y ahora me quedaré dos días en su casa.

Ya es sábado y agradezco que por fin terminara mi turno en el restaurante, si ayer creía que el restaurante no podía estar más lleno, hoy ya no me atrevo a decir nada más, me alegra mucho que el negocio de Tonio esté prosperando, aunque comienzo a pensar que pronto tendrá que ampliar el lugar para poder acomodar a todas las personas que recibe los fines de semana.

Estaba revisando que todo lo que necesitara estuviera en mi mochila, al ver el reloj me doy cuenta de que aún falta media hora para las siete, por lo que puedo alcanzar perfectamente algún autobús, Yukako ya se había marchado a su casa en las afueras de Morioh desde el viernes, por lo que le pedí su dirección para que no tuviera que pasar por mí.

Tomo mi mochila y me apresuro a salir de la casa camino a la parada, nunca antes había tomado el autobús en esta ciudad lo cual me pone un poco nerviosa, en verdad espero no perderme. Camino por las calle rápidamente revisando la hora de vez en cuando en mi celular, debo llegar a la parada antes de las siete y cuarto que es cuando pasa el último transporte.

Después de algunos minutos me doy cuenta de que estoy un poco perdida, en ese momento veo a un chico salir de una tienda frente a mí, lo mejor será preguntarle para estar segura del camino correcto.

—Buenas tardes, disculpe, ¿podría indicarme donde queda la parada autobús? —le pregunté.

Cuando el joven volteó pude ver que sus ojos y cabello eran de un verde encendido y llevaba una banda en la cabeza, con su mano me señaló donde se encontraba la parada e inmediatamente se dio media vuelta para seguir caminando. No estoy segura del porqué pero me pareció un chico un poco extraño, aunque agradezco que me indicara el camino, rápidamente crucé la calle para correr hacia la esquina que el chico me había señalado, pero algo me detuvo.

—Qué raro —susurré —. ¿Este callejón siempre estuvo aquí? —pero antes de que pudiera pensar en algo más, ya me encontraba adentrándome en aquel extraño lugar, como si algo me estuviera llamando desde la oscuridad.

Al recorrer el callejón comencé a observar las casas, eran muy grandes, se veían algo viejas y descuidadas, como si estuvieran abandonadas, lo cual me pareció bastante peculiar, el único sonido que se escuchaba eran mis pisadas.

Giré por una esquina para poder salir, pero pareciera como si estuviera dando vueltas en círculo, llegué al mismo lugar, debí haber tomado el camino equivocado, pero... eso no tiene sentido.

Ya debería haber vuelto a la calle principal, es un simple callejón y no tendría por qué regresar al mismo punto cada que intento salir. Me detuve un momento para tomar aire, comenzaba a sentirme un poco agobiada, algo me decía que no podría salir nunca, sacudí mi cabeza al ser consciente de mis pensamientos, ¿qué demonios me ocurre? Por supuesto que saldré de aquí.

Al levantar la vista me percato de que enfrente de mi hay un pasillo largo que parece no tener fin, pero algo dentro de mí me indicó que esa podría ser la salida.

— _______, ven aquí —escuche una voz muy parecida a la de Bucciarati.

—Buccia... —intenté voltear pero alguien me abrazó por la espalda y sostuvo mi rostro para que no pudiera ver atrás.

—No voltees, si quieres salir de aquí sigue caminando derecho, escuches lo que escuches no hagas caso, solo sigue adelante —me dijo el desconocido al oído.

— ¡Suéltame! —intenté zafarme pero sus brazos eran fuertes y me sostenía con firmeza, a pesar de la situación, estoy segura de que no quiere hacerme daño, no puedo explicar lo que estoy sintiendo, solo lo sé, quiere ayudarme de verdad.

—No te pienso hacer nada, solo no voltees, esa es la trampa de este callejón —mencionó.

—De acuerdo, no voltearé —en ese momento sus brazos se relajaron y comenzó a soltarme  lentamente, caminamos hacia delante, y tal como me dijo, al llegar al final del pasillo logramos salir de nuevo a la calle.

—Gracias —le susurré y me di la vuelta para ir a la parada del autobús.

—Ya es tarde, no habrá más autobuses hasta mañana —voltee para quedar frente a él y me di cuenta de que era el chico al que le había preguntado por la parada hace unos minutos.

— ¿De qué hablas? Si solo pasaron unos minutos desde que te pregunté por... —me mostró la hora en su teléfono, y no pude seguir hablando, ya eran las siete y media.

—Cuando estás en ese callejón pierdes la noción del tiempo, sígueme, te llevaré —dijo mientras me tomaba del brazo para que fuera con él.

Al principio me resistí, sin embargo tenía que llegar a casa de Yukako cuanto antes y este chico no me parecía mala persona, me daría cuenta si quisiera hacerme daño, de cualquier forma estaré alerta, si intenta cualquier cosa le patearé el trasero.

Le entregué la dirección del lugar al que iba, y me subí detrás de el en su motocicleta. Es muy linda y lujosa, de un color escarlata precioso; me sostuve firmemente de su cintura y arrancó.

De pronto recordé a Fugo, siempre viajaba con él en su coche, cuando los demás estaban ocupados, nos escapábamos para recorrer las calles menos transitadas de Italia en su automóvil, a él le relajaba manejar y a mí me encantaba ver pasar las casas y los arboles por la ventana.

Nunca antes me había subido a una motocicleta pese a que desde pequeña me llamaran mucho la atención.

El chico de cabello verde manejaba con gran agilidad a pesar de la velocidad a la que íbamos, como si la moto formara parte de él; puedo sentir como el viento choca contra mi rostro y tanto mis mejillas como mis manos están heladas. El sonido del motor no me deja escuchar los latidos de mi corazón, mientras avanzamos giro mi cabeza para ver como las casas pasan rápidamente dejando ahora solo grandes y verdes prados rodeando la carretera, después de unos minutos los prados se convirtieron en grandes acantilados, los cuales me indican que estamos cerca de mi destino, y por primera vez en el trayecto pude escuchar algo que no fuera el motor, las olas del mar.

¿Cuántos minutos habían transcurrido? No tenía la menor idea, me sentía aún más perdida en el tiempo que cuando estuve en ese callejón, y aunque hubieran pasado horas en realidad no me importaría, podría estar todo el día viajando en motocicleta, necesito aprender a conducir y si es que algún día regreso a Italia definitivamente me compraré una.

Pronto llegamos a donde se encontraba Yukako, ella salió a recibirme cuando escuchó que nos estacionamos afuera de su casa, pude notar en su rostro la sorpresa al ver al chico que me trajo, aunque no le di mucha importancia. Baje del vehículo y lo miré a los ojos.

—Gracias, linda moto por cierto —le dije con una sonrisa.

Llevó dos de sus dedos hacia su sien como señal de despedida y me sonrió ligeramente.

—Necesito una de esas —dije con un suspiro en cuando el misterioso sujeto se fue.

—No sabía que conocías a Rohan —la voz de Yukako me sacó del trance en el que me encontraba.

— ¿Así que se llama Rohan? Lo conocí hace unas horas en realidad —le contesté.

En cuanto vi la cara de mi amiga supe que no me dejaría en paz hasta que le contara que fue lo que sucedió. 

Unbreakable Bond (JosukexReader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora