Mi mente divaga en las palabras que salieron de la boca de mi madre, lágrimas salen de mis ojos sin control y estoy en una fase de negación. ¿Por qué a él? Mi padre es un hombre bueno, honesto y se ha encargado de darnos una buena vida. Nunca le ha hecho daño a nadie, al contrario, le encanta ayudar al más necesitado.
La vida es injusta, hace que te encariñes con cosas que son efímeras, seres que en algún momento dado desaparecerán para siempre. No estoy lista para perderlo. Ahora soy consciente que he sido tan egoísta, quizás nunca debí irme de casa, puede que por eso ellos no querían que me marchara.
El dolor en el pecho se va profundizando al paso de las horas, pero la realidad es que no sé cuánto tiempo llevo aquí. Luego que mi madre me pusiera al tanto de lo que está pasando, vine a mi cuarto y no he podido levantarme de la cama.
No quiso darme ninguna explicación ni me dijo qué es lo que está padeciendo papá. Según ella, son cosas que no me harán bien. Sin embargo, quiero saber todo, creo que sería más fácil para poder ayudarlo.
—Amelia. —Escucho como camina hacia mí y se queda paralizada a cierta distancia de mi cama—. Vamos a almorzar, cariño, la comida está lista. —Mis ojos se posan en ella y niego haciéndole entender que no quiero.
La angustia con la que me observa me da escalofríos, me hace entender que esto es real y no una pesadilla. Lloro más fuerte, con rabia e impotencia. Sus brazos me acorralan, dice algunas cosas que no logro descifrar y me aferro a ella.
Se separa de mí, escanea mi rostro y puedo notar que llora también.
—Perdóname. —Su voz se entrecorta por el llanto—. Nunca quise hacerte daño. —Asiento y trato de calmarme, por el bien de las dos.
—No, mamá, perdóname tú a mí. Nunca debí abandonarlos, yo solo quería hacer mi vida. —Trato de justificarme porque siento que he hecho todo mal.
—No hay nada que disculpar, mi vida, los errores que cometemos se pueden enmendar. Deberías venir a vivir con nosotros de nuevo, Aníbal te puede llevar a la universidad si quieres seguir asistiendo a esa misma. —Asiento con pesar, no es lo que quiero, pero no puedo dejarlos solos en un momento así.
Me exalto al sentir una mano fría en mi cara, abro los ojos de repente y chillo al ver a Irina sentada en mi cama.
—¿Qué haces aquí? —Me siento frotándome los ojos, mi estómago gruñe por la falta de alimentos y la cabeza me duele.
Sus orbes marrones lucen opacos, me mira fijamente y su semblante está serio. No entiendo qué hace aquí, quizás se enteró de lo que está pasando mi padre y por eso vino.
—¿Dónde está Matías? —Recorre la habitación y luego vuelve a posar su mirada en mí.
Ahora comprendo todo, vino por él. Claro, estoy segura que ya lo extraña. ¿Cómo Matías puede saltar de una relación a otra tan rápido? Aún no sé con certeza qué fue lo que pasó entre ellos o qué está pasando ahora, pero al parecer sí hubo química inmediata.
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Has sido tú © [Disponible En Físico]
Romance☆Disponible en físico y ebook en Amazon☆ Amelia y Matías son amigos desde niños y han estado juntos en las etapas más significativas de su infancia. Una tragedia provoca que ella pierda recuerdos del pasado y parte importante de su vida. Todo cambi...