Capítulo 42

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Irina entra a la habitación e inmediatamente sus ojos marrones se posan sobre mí. La sonrisa psicópata que esbozan sus labios me hace temblar, sus pasos hacia mí son lentos y hasta dramáticos.

-¿Cómo lo estás pasando, primita? Espero que hayas dormido bien. -Me hala el pelo con saña y chillo de dolor.

-¿Qué es lo que quieres? Cualquier cosa que haya pasado, no fue ni será mi culpa -hablo entre lágrimas de desesperación.

-Estás tan equivocada. -Deja mi cabello y me alejo de ella mirando para todos lados buscando a Mirian-. Siempre estabas tan feliz, tenías todo lo que querías. Tus padres te protegían y amaban, mientras que a los míos les importaba un comino mi bienestar.

Habla con tanto rencor que hasta siento lástima. La han herido muchas veces, supongo es por eso que su corazón se ha convertido en uno de piedra.

-Siento todo lo que pasaste, pero no soy responsable de eso.

-¡Sí! -grita haciendo que me exalte-. Los chicos que he amado me han dejado por ti. Primero fue Matías, Andy y luego Ruddy. -Agacho la cabeza con pesar.

-Nunca fue mi intención... -Hago silencio sin saber de qué manera disculparme.

-Superé a Matías rápido, él se había ido y eso me alegró porque ni tú ni yo lo íbamos a tener. -Sonríe satisfecha al decir esto-. Entonces conocí a Andy, Salimos un par de veces y había buena química. Claro, hasta que te lo presenté un día. No logro comprender qué te veían, solo sé que él también se enamoró de ti y hasta fueron novios.

Las cosas que me está diciendo me hacen sentir mal, ¿por qué hice esas cosas? Nunca debí estar con él si antes tenía algo con ella. Soy una persona horrible.

-No recuerdo bien eso -hablo con sinceridad, no entiendo qué fue lo que en realidad pasó ni cómo.

-Ese es otro del que tengo planeada mi venganza, además de que sabe cosas de mí y eso puede perjudicarme -dice esto para sí misma-. Luego conocí a Ruddy, me encanta ese chico, daría lo que fuera por él. Pero te prefiere a ti, me dijo que te ama y que eso no lo iba a cambiar. ¿Por qué nadie me quiere como lo hacen contigo?

-Ellos no son para ti, estoy segura que si tomas el camino correcto encontrarás a la persona que te amará como tanto anhelas. -Trato de razonar con ella, aunque siento que es inútil.

-Incluso mis padres te preferían, siempre te ponían de ejemplo. -Ignora lo que acabo de decirle completamente. Sus ojos lucen angustiados, es como si todo lo que está contando lo tenía guardado por mucho tiempo-. Mi vida no ha sido fácil, Amelia.

-Lo sé y lamento todo lo que pasaste -hablo con sinceridad.

-No te creo, eres igual que todos. Era el hazmerreír en la escuela, la pobretona de la familia a la que le donaban tus cosas por lástima. -Mi pecho se encoge al ver como de sus ojos salen lágrimas, pero ella las seca rápidamente con las manos.

-Puedo comprender que odies a tus padres, pero ¿por qué acabaste con la vida de los míos? -pregunto con rabia y dolor-. Según sé, ellos te ayudaban en lo que podían. -Su carcajada me interrumpe y hago silencio.

-¿Ayudarme? -habla con ironía-. Traté de que hicieran algo por mí y se quedaron callados.

-No te entiendo. -Ella rueda los ojos, se levanta de la cama y camina de un lado a otro.

-Cuando Tony me hizo daño la primera vez, yo le conté a mi mamá. Ella dice que no lo sabía, pero sí lo hacía, solo que no le importaba. Un día de paseo en tu casa, se lo comenté a mis tíos con la esperanza de que intervinieran, pero tampoco hicieron nada. -Mi boca se abre en sorpresa ante sus palabras. No puede ser.

-Estás mintiendo, mis padres no serían capaces de algo así.

-Claro que sí, Amelia. Se convirtieron en cómplices del abusador y hasta lo resguardaron. ¿Por qué crees que me "ayudaban" con cosas materiales? Solo sentían que debían compensar de alguna manera su silencio. Por eso los maté y si pudiera hacerlo de nuevo, lo haría.

Mis sollozos aumentan, el dolor en el pecho se agudiza y el nudo en la garganta me asfixia. Toda mi vida ha sido una vil mentira, las personas que tanto admiraba eran crueles y unos insensatos.

-Lo lamento tanto. -Las lágrimas me nublan la visión y siento como ella se acerca y me abraza.

-Todo está bien ahora, estoy teniendo mi venganza como había planeado. -Me alejo, limpiando mis ojos-. El día que mi supuesto padre intentó abusar de ti, llegó a casa herido. Se estaba arrastrando como el gusano que era y gimiendo de dolor. Así que vi eso como mi oportunidad, aproveché que estaba débil y terminé lo que el imbécil de Aníbal no pudo. -Niego presa del pánico al entender que Irina tiene más problemas de los que creía.

Debo dejar de llorar y lamentarme si quiero salir de aquí con vida. No hay nada que pueda hacer o decir para que ella cambie de opinión, así que debo actuar de manera inteligente.

-Necesito ir al baño. -Me escanea profundamente y luego suspira resignada.

-Puedes ir, Amelia. -Trato de pararme pero el dolor en las piernas no me lo permiten-. Te ves terrible. -Se acerca a la puerta y la abre-. Debo terminar con algo, vuelvo en un rato -habla de manera amable, como si fuera otra persona.

Se retira y hago el esfuerzo de levantarme, el mareo me hace tambalear y me recargo de la pared con la respiración agitada.

Reviso despacio cada rincón de la habitación, es un lugar sucio y me percato que los pocos muebles que hay son antiguos. Me acerco a la puerta que parece ser el baño, entro y mi alma decae al notar que no tiene ningún tipo de ventanas.

El lugar está igual, me asquea el olor nauseabundo que percibo y salgo de ahí rápidamente. Me acerco a la puerta, trato de abrir, pero es inútil. Está bajo llave.

Escucho gritos, murmullos y pasos rápidos que se acercan hacia acá. No me da tiempo a reaccionar porque la puerta se abre de manera brusca y entran por ella Irina con otra persona.

-Traje compañía, primita. -Mis ojos se posan sobre el tipo que me mira de manera lasciva. Lo conozco, es Joseph, el chico que andaba con Ruddy y que se había llevado a Violeta.

Me alejo presa del pánico al ver como sus ojos recorren cada parte de mi cuerpo y frota sus manos en satisfacción.

-No -susurro sollozando al comprender lo que quiere hacer.

-Tranquila, Amelia, Joseph y tú se divertirán por un rato para luego terminar con mi cometido -dicho esto sale de la habitación, dejándome a solas con él.




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