Capítulo Final

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El lugar está abarrotado de gente, el sol está más brillante que nunca y el calor se ha tornado insoportable. El vestido que elegí no me es favorable tampoco, me llevé de lo bien que se veía en la tienda y lo compré sin pensarlo.

La picazón que siento en el cuerpo hace que me rasque sin control, además, el sudor empeora todo. Me abanico con la lista del itinerario que tengo en las manos y mis ojos recorren el lugar para ver si ha llegado.

Estos años han sido de mucho aprendizaje, paciencia y luchar por lo que he querido. No ha sido fácil, reconozco que caí muchas veces y que tuve que empezar desde cero en algunos aspectos.

Cuando estuve lista -dos años después de la muerte de mis padres-, convertí la casa que me dejaron en mi propio negocio. En ese lugar no habían gimnasios cercas, así que Matías y yo decidimos emprender en uno. Como la propiedad es grande, hicimos nuestra casita al lado que es donde estamos viviendo.

Aún estamos aprendiendo y nuestro negocio ha ido creciendo de a poco. Además de que Matías ha podido ejercer lo que estudió: médico nutricionista. Él se encarga de ayudar a muchas personas a llevar una dieta saludable y lo ha intentado conmigo, pero eso es otro tema.

No estoy delgada, pero de a poco me he acostumbrado a hacer ejercicios y llevar una vida más saludable. Se nota que mi estilo de vida ha cambiado, aunque mis libritas de más siguen ahí y estoy bien con eso. Me descontrolo con facilidad y agradezco la paciencia que tiene mi novio para conmigo.

Camino entre las sillas y las personas, buscándolo, se supone que él iba a llegar después porque tenía una cita con un cliente y no lo podía posponer. Me siento en una de golpe, el calor me ha mareado y estoy aturdida.

-¿Está bien, señorita? -Asiento al señor que me mira preocupado. Trato de levantarme, todo me da vueltas y poco a poco voy perdiendo el conocimiento.

-Amelia, ya es hora

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-Amelia, ya es hora. -Matías me observa con preocupación, sus ojos lucen angustiados y me recrimino por hacerlo sentir así.

Me abalanzo entre sus brazos, me aprieta contra él y besa mi cabeza con dulzura.

-Ya estás aquí -afirmo y él asiente complacido.

Me permito recorrerlo con la mirada, está vestido con un traje a la medida que le queda espectacular, sus rizos indomables al aire y noto las gotitas de sudor en su frente. Matías es un hombre apuesto y con tan buen porte que sobresale con lo que sea que lleve. Lo beso varias veces para luego caminar lejos de él hacia donde se está dando la celebración.

Me acerco a mis demás compañeros a esperar que el rector termine su discurso, mis manos tiemblan al ver desde este ángulo tanta gente. Espero no caerme o hacer el ridículo.

Van llamando uno a uno, hasta que mencionan mi nombre. Todo pasa en cámara lenta, camino hacia la tarima improvisada y mis ojos se posan sobre Matías que está de pie, aplaudiendo junto al chico rubio. Sonrío al ver a Ruddy, tenía mucho tiempo que no sabía de él y está aquí apoyándome.

Has sido tú © [Disponible En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora