Padre

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Le dolía todo el cuerpo. ¿La muerte era algo tan doloroso? ¿Y qué era ese sonido? Sonaba como... ¿Un monitor cardíaco? Abrió lentamente sus ojos ante este pensamiento, cerrándolos una vez más debido a la molestia que le provocó el resplandor de la habitación.

—¿Ya despertaste Squalo? —Le preguntó una voz que conocía demasiado bien.

—¿Dino? —Giró con esfuerzo su rostro para observarlo, estaba sentado en una silla junto a su cama y se notaba por sus ojeras que se había quedado en vela cuidándolo.

—Cuando luchaste, me imaginé que Yamamoto estaría en problemas, así que mandé a mis subordinados escondidos para salvarlo... Nunca me imaginé que terminarías así... —Le resultaba doloroso ver al albino en esas condiciones.

—¿Por qué me salvaste? Era mejor para tí y ese chico dejarme morir.

—Me temo que no puedo dejarte morir Squalo, por mí... Y por Bel. —Al decir lo último volteó hacia otro punto de la habitación, el albino siguió su mirada y observó como su hijo estaba dormido en un sillón frente a su cama—. Tuvimos que sedarlo para que descansara.

—Siempre has sido un blando, por eso terminaste atado a nosotros. —Comentó con amargura al recordar que casi lo había obligado a contraer nupcias con él.

—No puedo negar mi naturaleza, sobretodo cuando me ha dado lo más preciado para mi. —Su voz no mostraba dudas—. Además, Tsuna hubiese echo lo mismo sin dudarlo. Sea enemigo o amigo, él no abandona a nadie, por eso pienso que es el mejor candidato para ser el Décimo Vongola y lo apoyé aún si iba en contra de ustedes. Pero sigo sin entenderte Squalo... ¿Qué tiene Xanxus que te hace seguirlo, cuando todo lo que te a importado somos tu familia y tu espada? Dímelo.

En los 9 años que llevaban de matrimonio siempre se lo había preguntado, pero después del incidente de la cuna Squalo dejó de hablar del por qué seguía a Xanxus.

—...Al inicio yo era solo un mocoso que se vio impresionado por alguien más poderoso. —Comenzó, sorprendiendo a Dino—. Pero ahora es diferente, soy leal a Xanxus, eso es cierto. Pero la razón por la que niego a ese niñato, es porque no puedo aceptar a quién eligió el Noveno.

—¿Por qué?

—No puedo darte los detalles, pero él... Es alguien a quién no puedo tolerar... —Sus ojos empezaban a cerrarse por el cansancio.

—Duérmete ya Squalo, necesitamos que te mejores. —Le dijo acariciando sus cabellos.

—No quemes... La cocina mientras... No estoy... —Murmuró, quedándose dormido al sentir el tacto familiar de su esposo.

—No lo haré... Pediré comida a domicilio hasta que vuelvas.

Tiempo después fue momento de despertar a Bel, la batalla de la niebla sería en un par de horas y debía reunirse con su equipo.

—Bel, es hora de despertar hijo. —Él menor se notaba aturdido al abrir los ojos, pero al recordar donde estaba se incorporó exaltado.

—¿¡Ya despertó!?

—Calma Bel, despertó mientras dormías pero se volvió a dormir por el agotamiento. —Bel se sorprendió por esto—. Él va a estar bien, ya pasó lo peor. Incluso me dijo que no quemara la cocina mientras él no estaba. —Comentó haciendo un puchero ofendido.

—Shishishishishi, pues más te vale hacerle caso, no quiero tener que ayudar con la limpieza de otra cocina incinerada por ti. —Se burló para evitar que su alivio fuera evidente.

—¡Solo pasó cinco veces!

—Las cinco veces que lograste entrar a la cocina sin que nos diéramos cuenta. —Dino no tenía argumentos contra ese detalle.

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