Capitulo 3

78 6 0
                                    

Supongo que los días que pase al lado de Elizabeth me hicieron darme cuenta de muchas cosas que no me daba cuenta o no recordaba cómo se sentían, una de las principales era tener un amigo, que para mí es lo más importante, además al menos estaba saliendo con una chica (eso ya es ganancia), pero solo había una cosa que nos incomodaba a ella y a mí un poco después de salir de la escuela: Diane y Meliodas caminando juntos.

Era absolutamente frustrante verlos, era algún tipo de dolor y tristeza; el simple hecho de mirar a Diane ser feliz con otro me producía la más terrible sensación, una sensación que jamás había sentido, pero no era ni amigo de Diane, casi no le hablaba (aunque dije que si lo iba a hacer) así que tampoco podía enojarme o ponerme triste. Pero dejando eso de lado, les contare lo que paso después de tardar un mes superando la imagen de Diane y Meliodas caminando juntos. Sucede que por cosas del destino fui a comprar comida para mi perro Oslo (come demasiado), todo iba bastante normal, pero de entre todas las personas que me podía encontrar en un supermercado, me encontré a Meliodas, (en realidad pensé que me iba a encontrar con Diane, pero supongo que no todo era como quisiera) lo odiaba con todo mi corazón pero no me podía desquitar mi enojo con él porque apenas me hablaba, pero siempre lo hacia feliz y sin ningún tipo de remordimiento, enojo o energía negativa.

-Hola King – dijo Meliodas - ¿Cómo has estado?

-Hola, he estado bastante bien – le dije ocultando mis ganas de matarlo y después revivirlo para volverlo a matar

-En estos días te he visto con Elizabeth- lo dijo de una manera muy seria (me asuste un poco)

-Sí, hemos estado hablando un poco, creo que nos volvimos amigos o algo así – le dije algo nervioso

-Ya veo – dijo aún más serio – y ¿te gusta?
Debo de decir que esa pregunta me puso los pelos de punta porque nunca había escuchado tanta seriedad en las palabras de Meliodas, pero contaban que cuando se ponía serio solo significaba una cosa: que te iba a ir muy mal, demasiado mal, o significaba que se iba a enojar, parecido a un dragón sin control de su ira ("El dragón de la ira", era su sobrenombre. Debo decir que siempre me dio risa su apodo). Pero volviendo a la situación en la que me encontraba, estaba sudando frio por la frialdad de las palabras de Meliodas, pero intente decirle mi respuesta sin que se diera cuenta de lo que pasaba en mi cabeza.

- No me gusta – le dije – Elizabeth y yo solo somos amigos – al final terminé sudando frío.

- Mmmmmm, ya veo, simplemente quería decirte que la cuides ya que no me gustaría verla ehhhhhh no me, mmmmmmm no quiero que este con alguien que no la quiera o la trate mal- sus palabras cambiaron de seriedad a preocupación y timidez, hasta me dio ternura. Después de un rato le dije:

- ¿Te gusta Elizabeth? – le dije para despejar una duda que se me ocurrió en ese momento.

-Creo que si – dijo casi susurrando- pero tengo a Diane, no la puedo dejar, tampoco la quiero engañar, la amo mucho pero no sé a quién elegir.

En ese momento me sentí feliz porque tal vez si se decidía por Elizabeth tendría algún chance con Diane, pero también me sentí mal porque se veía bastante triste y confundido así que solo le dije que lo que le hiciera caso a lo que su corazón dictase. Me despedí de él y lo último que me dijo fue:

-No se lo digas ni a Diane ni a Elizabeth, por favor.

-Tranquilo no se lo voy a decir- le dije confiadamente- te lo prometo

Se despido de mí y se fue alejando rápidamente de donde estaba yo, al final del día Arlequín me hablo por primera vez en una semana

-Hola King- me dijo con su voz molesta- creo que tuviste suerte con ese Meliodas- me lo dijo de manera burlona – creo que es hora de mover los hilos y empezar a "cambiar" la opinión de Diane - en ese momento su voz cambio de una dulce a una más ronca y grave – tenemos a Meliodas en nuestras manos, tan indefenso y tan vulnerable, solo falta que tú lo quieras.

En ese momento, Arlequín me dio más miedo que antes

-No vamos a hacer nada, solo vamos a esperar a que todo suceda como deba suceder y ya – le dije decisivamente- nosotros no interferiremos en nada, ojalá algún día te saque de mi cabeza y te pueda matar de una vez. Ya estoy harto de ti. – le respondí muy seriamente y con un poco de miedo

Solo respondió con una carcajada y no lo volvía a escuchar un buen tiempo. Qué día más raro.

Me gustas cuando somos dos (Diane x King)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora